La ciencia del amor explica pq las parejas rompen tras .....
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@DANTEX
El amor es una experiencia universal. Desde un punto de vista evolutivo, permite seleccionar una pareja por la que nos sentimos atraídos sexualmente. El contar con este apoyo facilita, en último término, nuestra supervivencia.
Sin embargo, existe un componente cultural en la manera en que experimentamos y expresamos el amor. Esto ha hecho posible que en muchas sociedades la preeminencia del componente sexual se haya desplazado hacia conceptos caracterizados por una representación idealizada del amor en la que han predominado aspectos como el enamoramiento casto, la fidelidad o el cuidado de los hijos. La influencia cultural es también evidente en la aparición de estereotipos como el amante latino apasionado o el gélido amante nórdico.
El triángulo del amor: pasión, intimidad y compromiso
Desde la psicología, el amor puede ser definido como el establecimiento de un vínculo con otra persona que genera bienestar. La denominada “teoría triangular” asume la existencia de tres componentes en el amor. El primero sería la pasión o atracción física. El segundo es la intimidad generada por la cercanía afectiva. Por último, el compromiso, que no es otra cosa que darse cuenta de que amamos a alguien y queremos mantener la llama del amor encendida.
Esta teoría ha permitido identificar la existencia de varias etapas en el devenir de toda relación amorosa. Durante los primeros seis meses pasamos por una fase de enamoramiento mutuo en la que la atracción física juega un papel fundamental. Además, a la hora de elegir pareja nos sentimos especialmente atraídos por personas que complementan nuestras necesidades o carencias.
Al mismo tiempo, valoramos la semejanza en aspectos tales como el atractivo físico, el estatus socioeconómico, la inteligencia o la personalidad. Incluso hay quienes plantean que realizamos una especie de cálculo interesado sobre lo que vamos a invertir y a recibir en una relación.
Las investigaciones sobre el amor han mostrado que cuando nos enamoramos nos sentimos proclives a revelar aspectos íntimos de nosotros mismos y a proporcionar apoyo emocional. También mostramos interés por las opiniones y actividades preferidas de la otra persona y somos más tolerantes con sus defectos. Simultáneamente, se produce una especie de contagio emocional por el que experimentamos emociones similares y tendemos a imitar sus expresiones faciales.
Mención aparte merece la importancia de la mirada para el enamoramiento. Porque, ¿quién no se ha sentido embelesado al ver a Ingrid Bergman y Humphrey Bogart cruzar miradas en la famosa escena de la película Casablanca? Pues bien, parece que basta con que alguien desconocido nos mire fijamente a los ojos para que le encontremos más atractivo, especialmente cuando es un hombre quien se siente observado.
Tres años y medio de pasión
Una vez establecidos los cimientos de una relación, pasamos por una fase de alrededor de tres años y medio de duración en la que predomina el componente pasional. Al mismo tiempo, se incrementa nuestro deseo de intimidad y compromiso.
Durante las etapas de enamoramiento y consolidación de la pareja ocurren una serie de cambios a nivel cerebral. Los más importantes tienen que ver con la activación de varias regiones cerebrales del denominado circuito de recompensas,como el núcleo estriado o el núcleo accumbens. Además, gracias a la ayuda de uno de los pocos roedores monógamos, el topillo de la pradera, sabemos que se incrementa la liberación de las denominadas hormonas del amor, la oxitocina y la vasopresina.
A partir de los cuatro años de relación, desciende la importancia de la sexualidad. Por el contrario, la necesidad de prolongar la relación a largo plazo y la complicidad mutua alcanzan sus niveles máximos.
En esta etapa también puede ocurrir que se produzca una ruptura sentimental. Y hoy sabemos que el dolor asociado a este terrible acontecimiento incrementa la actividad en una región cerebral, la ínsula, que también se enciende cuando nos damos un golpe o nos quemamos una mano.
Así que quizá sea conveniente sustituir la expresión “me ha roto el corazón” por la mucho más exacta y menos romántica “me ha roto la ínsula”
(nuevoherald.com.
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