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Escrito por
@CARLOSELLATINO

18/08/2007#N16997

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Parábamos en un bar de la avenida mosconi esquina san martín. Los feriados al anochecer, tomábamos café mientras nos reíamos viendo pasar las mujeres. Admirando sus pechos, sus colas. Discerníamos, si las que tenían más de un lado, del otro carecían. Debido al calor, la gran hoja de la ventana tipo guillotina con marco de madera, estaba levantada. No dejábamos de decir piropos, de los mas increibles, despertando en algunas carcajadas y en otras improperios. Éramos tres, dudo si los otros conocían el monte de venus, aunque por sus historias cualquiera que las escuchara hubiesen creído que eran los escaladores mas avezados del mundo. En mi caso, mi imaginación solo llegaba a reconocer en una foto a marylin monroe con su pollera levantada.
A medianoche, cuando el café no daba para mas y la cara del gallego tampoco, nos cruzamos a la vereda de enfrente donde había una farmacia. En eso estábamos cuando apareció una mujer con el doble de nuestra edad, era ella. Tenía una bota de yeso casi hasta la rodilla en una de sus bien formadas piernas. Si ahora me lo preguntan no se en cual de ellas ya que mi mirada se perdía en la suya. Hugo, el más atrevido y agrandado como buen petiso, le pregunta (poniendo cara de hombre que ha recorrido el mundo) que debía elegir a uno de nosotros para quedarse con ella. Sonriendo, paso a nuestro lado, compró algo en la farmacia. Y de vuelta nos dice: me quedo con este que tiene cara de bueno. Y así fue como me llevó a su casa.

 

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