NOS COMEMOS AL SOL


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Escrito por
@RUYVALENTE

06/02/2017#N62193

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Mientras leas esto tu cerebro consumirá alrededor de una décima de caloría por minuto. Si lo que lees te hace pensar más profundamente, tu cerebro podrá gastar hasta una caloría y media por minuto. Aunque no sirve para bajar de peso, para un tejido en reposo, estas cifras son enormes. ¿Qué quema el cerebro para alimentarse?: glucosa, es decir, azúcar. La glucosa utilizada para alimentar a tu ávido cerebro fue fabricada por tu cuerpo partiendo de los alimentos ingeridos. Al comerte un bife ancho, por ejemplo, tu aparato digestivo procesa el tejido animal y acapara energía química dentro tuyo, la que gastarás al caminar, trabajar, hacer el amor o usar el cerebro. La energía química almacenada en los tejidos del animal herbívoro fue originariamene procesada en los cloroplastos de las plantas. Estas fijaron la energía radiante del sol en sus tejidos, convirtiéndola en energía química, gracias a la clorofila, en un proceso que aún no pudo ser reproducido artificialmente en el laboratorio. En suma, cuando comemos carne, huevo, vergetales, etc, nos estamos comiendo al sol. El sol pierde cuatro millones de toneladas de su masa por segundo en forma de partículas y energía irradiada al espacio. De esta descomunal sangría, la Tierra sólo recibe menos del uno por ciento. Esa porción energética es suficiente para mantener el motor de la vida en el planeta funcionando ininterrumpidamente. Sin embargo, los soles también envejecen y mueren. El nuestro está en su medianía de edad. En unos cinco mil millones de años, será una enana blanca y no podrá nutrir ningún planeta cercano, en parte porque su horno nuclear estará dando los últimos estertores y, en parte, porque antes de ser enana blanca, habrá sido gigante roja y se habrá tragado a los planetas cercanos. El nacimiento de una estrella de primera generación es muy simple, se origina en una nebulosa de hidrógeno por la acción de dos fuerzas antagónicas: la gravedad y la fuerza nuclear. La primera es la responsable de que las partículas que componen la nebulosa se junten hasta formar una masa considerable. Como esta fuerza atrae toda materia, la nebulosa se vuelve más y más compacta, aumentando la presión y la temperatura. Los átomos de hidrógeno se acercan estrechamente y se funden para formar Helio, el elemento siguiente de la tabla periódica. Cuando sucede esto, aproximadamente, el 7 por mil de la masa se convierte en energía, que contrarresta la fuerza gravitatoria, evitando el colapso de la estrella. En términos criollos: mientras la gravedad “tira” hacia adentro, la fusión nuclear “patea” hacia afuera y se logra el equIlibrio. Las estrellas son hornos de fusión nuclear en donde se cocinan los elementos que nos constituyen, incluidos los tejidos vivos de los que nos alimentamos.

En el Universo todo es sacrificable y sacrificante: el Universo es el sacerdote y la víctima, pero también es el altar y el cuchillo. Es que todo lo que vemos procede de un mismo Ente. La figura de un Cristo, Dios y víctima inocente a la vez, cobra mucho sentido a la luz de la astrofísica. Al comer, asimilamos los tejidos de ese Ente, nos comemos al Creador; una Eucaristía universal en la que entran todos, desde el lama tibetano hasta el musulmán jihadista. ¡Mozo! La ensalada de sol cortada en juliana, por favor...

 

Comentarios

@LUMINUS

07/02/2017

PROFUNDA DISERTACION Y TAMBIÉN ORIGINAL,BRAVO !!!!!!@RUYVALENTE