Los hombres tambien Histeriquean?


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@DANTEX

19/01/2017#N62021

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Reportaje a la doctora Graciela Peyrú. Médica psiquiatra. Presidenta de la Fundación para la Salud Mental.

La histeria no tiene sexo ni edad. Si bien se trata de una actitud que siempre se les atribuyó a las mujeres, los hombres no quedan afuera. La doctora Graciela Peyrú  nos cuenta cómo detectar un hombre con estilo histérico y ayuda a entender por qué a las mujeres les gustan tanto. Además, da las claves para saber cómo actuar con ellos, y tener en claro cuándo es mejor huir de la relación.

Doctora, ¿Los hombres también histeriquean?

La pregunta es muy buena porque es un tema muy negado dentro de la sociedad. En general se tilda de histéricas a las mujeres, pero los hombres también histeriquean (y desde siempre), aunque desde nuestra educación siempre se los haya ubicado en el lugar de la racionalidad, la fuerza y la lógica. El tema es que tenemos como “una ceguera” para ver la histeria en los hombres. En realidad, en estos casos hablamos de hombres mujeriegos, de hombres que seducen a muchas mujeres.

¿Qué sería histeriquear?

Sería estar centrado en la etapa de la seducción, ser un especialista en seducir; y esto es tanto en hombres como en mujeres. Se trata de una tarea que requiere de una serie de cualidades: se necesita armonizar la voz, el cuerpo, los movimientos, y hasta crear frases que atraigan al otro y lo hagan sentir importante. La idea es generar un mundo fantástico y romántico y que el otro caiga en la red.

¿Frases de qué tipo?

Frases como: “Lo que dijiste es lo mejor que he escuchado en mucho tiempo”. “Qué mujer más hermosa”. “Tu belleza me conmueve, me transporta”. Y lo dicen en un tono y en una actitud corporal convincente y muy cercana. Entonces toda esta combinación de elementos, se pone al servicio de despertar el deseo en el otro/otra. Y esto en esencia es parte del estilo expresivo histérico.

¿Cualquier hombre puede ser un histérico?

No. Para ser un hombre de estilo histérico hay que estar dotado de ciertas capacidades y cualidades, además de algo de belleza. Estas cualidades se acentúan al servicio de conseguir ser el centro de la escena, obtener la atención y el deseo del otro.  Las conductas necesarias para resultar atractivo las retrata a la perfección la obra Cyrano de Bergerac (del dramaturgo Rostrand), muy popular y llevada al cine y al teatro. En la película, Gerard Depardieu hace el papel de Cyrano, poeta que ama a su prima Roxana. Pero ella está fascinada con la belleza de Christian de Neuvillette, quien también la ama.

¿Y qué pasa?

La fealdad y susceptibilidad de Cyrano, debidas a su deforme y gran nariz, lo inhiben y lo llevan a no intentar seducir a su amada por si mismo. Entonces le propone a Christian ayudarlo a conquistar (escribiéndole él sus cartas de amor). Con la combinación de la belleza de Christian y la romántica prosa de Cyrano, Roxana se enamora. ¿De quién? De una combinación de las cualidades de ambos.

¿Quién puede entonces ser un histérico?

Un hombre puede ser histérico cuando dotado de cualidades físicas puede, además, encarnar el ideal de romanticismo de una mujer. Se necesita un mínimo de belleza, y sobre todo dominar algo del arte de la seducción. Ha habido y hay “feos” notablemente atractivos.

¿Se pueden jugar las cualidades por separado como en Cyrano?

Este doble juego se da notablemente en las redes sociales y en la web.  Es allí donde la gente se desdobla, decora su belleza y agrega cualidades copiando textos y jugando con estos agregados al nuevo juego de la seducción electrónica. Busca citas en Google, su mejor foto, cambia un poquito o mucho su edad, y todo esto que ya conocemos.

¿En las redes sociales también se dan las seducciones histéricas?

En Facebook, la más popular de las redes, cada uno puede crear perfiles con imágenes selectas de sí mismos muy favorables, o nombrar sólo lo que cree que le conviene. Es un juego peligroso: hombres que lucen atractivos, interesantes o exitosos, pueden en realidad no serlo tanto. Como en la obra de Cyrano, si la relación sigue al final se verá quién es quién. Quizá el chat, con su inmediatez de respuesta nos obliga a ser un poco más auténticos. Pero hay quienes con mucha histeria se dibujan un personaje, lo estudian bien, y lo representan aún allí.

¿A nuevas tecnologías, nuevas histerias?

En realidad la electrónica no cambió tanto estas cuestiones. Lo que aumentó, yo creo, es la posibilidad de -en el primer tiempo electrónico del romance-, seleccionar aún más qué mostramos  y qué ocultamos de nosotros mismos.

¿Por qué a muchas mujeres les gustan tanto los histéricos?

Porque son expertos en gustar, porque tienen un gran poder de seducción. ¡Son para gustar! La capacidad de ser atractivo y de seducir a alguien del otro sexo (o del mismo) no es exclusiva de las mujeres. Se les atribuye a las mujeres ser histéricas porque la cultura las estimula a ser sensibles, armoniosas y dulces. Las mujeres tienen muchos más recursos cosméticos, de ropa y productos de belleza. Si se “arreglan mucho”, se dice que son histéricas. Pero los varones histéricos también se arreglan a su manera, tienen a su disposición cremas, afeitadoras y más productos para seducir. O los desodorantes, por ejemplo, a través de los que se garantiza seducción y ser el foco de la atención femenina.

¿Cuál es el perfil de un hombre histérico?

Lo que marca al estilo histérico, es que es más importante para él ser deseado por ella que desear él. Y esto es lo que a las mujeres les molesta: que él no está seducido, y que su placer es que la otra persona, lo desee. A las mujeres, les molesta mucho esto de que el hombre histeriquee, llame una vez y después no la siga; el hombre histérico seduce varias veces y después interrumpe estos actos. Esto es lo que se llama “histeriqueada”. Y el que es víctima de esta forma de seducción se siente muy abandonado. Se siente doblemente mal: elegido y abandonado.

¿Por qué siempre el tema del histeriqueo estuvo asociado a las mujeres y se acepta más en ellas que en el hombre?

Porque la cultura favorece que los hombres sean no expresivos y no emocionales. Los hombres aprenden desde chicos que no se puede ser tierno y fuerte a la vez. La concepción social de lo masculino que está vigente hoy en día, muchas veces influye en ellos de tal manera que muchos hombres no pueden expresar con libertad sus sentimientos; creen que tienen que parecer más fuertes o seguros de lo que son. Y la histeria tiene mucho que ver con las emociones. Se reprimen por miedo a que los crean débiles o poco masculinos.

¿Con qué tiene que ver eso?

Con que los valores con los que llegamos hasta acá, fueron los valores de los varones dominantes: no expresión, represión, racionalidad, fuerza, dominio sobre sí mismo. Y de modo complementario, las mujeres son la emoción, la ternura, la expresividad, la decoración. El mismo discurso lo aprenden las hijas mujeres. Ellas también esperan de los hombres la fuerza explícita y la represión de la ternura. Cuando una mujer así entrenada rechaza de modo tangible o imperceptible las expresiones afectivas de un hombre, le confirma el discurso aprendido en la infancia: “la sensibilidad, la ternura, las expresiones afectivas, no son cosas de hombres”. Para aparentar fuerza y potencia nuestra cultura tiene dos disfraces muy conocidos: la sexualidad y el dinero. El hombre aprende a inflar su interés sexual y su poder económico, como sinónimo de fuerza y valorización.

¿El histérico es el más codiciado por las mujeres?

Sí, porque te hacen ver el cielo más azul y las rosas más rojas. Encantadores, con pinta y muy rápidos. Hay muchos puntos de alarma que se encienden, pero una a veces no tiene ganas de verlos.

¿Hay edad para la histeria masculina?

Si se nace con “talentos” histéricos y se los cultiva, la histeria y su seducción pueden durar toda la vida. Sino mirá a Madonna, Lady Gaga, George Clooney…

¿Ser histérico significa ser menos valioso?

De ninguna manera. En principio es un estilo de percibir, de conocer, de comunicar. Un estilo con capacidad histriónica, que armoniza, que atrae y seduce. Puede estar acompañado por gran inteligencia, capacidad para realizar emprendimientos, proyectos políticos, actividades comunitarias. Ser histérico es compatible con ser un gran padre, una gran madre, un buen amigo. Todo depende de para qué uses tu sensibilidad y tus talentos. Seguro representa la ambición de estar un rato más que los otros en el centro de la escena.

¿Por qué muchas veces estos hombres no pueden mantener una relación seria?

Dedican más energía y creatividad a la etapa de la conquista. Si pensamos en cómo se constituyen los romances, podemos ver cómo existe una etapa de seducción, y una de consolidación de la relación donde el conocimiento del otro es más profundo y así se va construyendo la pareja. En la etapa de la atracción y la conquista, las partes no se conocen tanto. En el comienzo, tanto hombres como mujeres juegan a demostrar lo mejor que tienen. “Histeriquear” se le llama a quedarse en la primera etapa sin pasar a las siguientes, como es comprometerse, que sería intentar dar a conocer aspectos más vulnerables, más cotidianos. Para llegar a convivir hay que conocerse “de entre casa”. Hay que dejarse caer los ropajes de la histeria y entregarse más intensamente, exponerse al otro.

¿Por qué los hombres están difíciles y no quieren comprometerse?

En general, últimamente se ve en los jóvenes una falta de compromiso pero en distintas áreas, que no son solamente las de pareja, sino las laborales, las vocacionales etc. Hay una dificultad en este momento de crecer, madurar y pasar a la edad adulta, y con esto todo lo que tiene que ver con los compromisos en varios aspectos. En el caso de las mujeres esto no se da tanto, porque saben que tienen el límite del reloj biológico, y eso las hace “madurar” a la fuerza muchas veces. Si no existiera ese reloj, no sé cuántas mujeres crecerían para formar una familia tan rápidamente.

¿Es algo de esta época?

Se ha cuestionado a nuestra época, la posmodernidad, por tener una sensibilidad superficial y apegada sólo a la imagen. Podría decirse que es entonces, una época “histérica”. Las chicas se quejan ahora de algo que llaman “histeriqueada”, cuando hay dos llamados y después nada, o están con alguien toda la noche y después nada. Yo no llamaría histeriqueada a eso. Para mí estos contactos instantáneos, son más un clásico “levante”, un disfrute del momento. Básicamente lo que se hizo fue un contacto y obtener un teléfono. Y todo este estilo superficial y rápido, casi fugaz, que tenemos  para establecer las relaciones humanas hoy en día, se presta mucho a la histeriqueada. Facilita los estilos que  privilegian los efectos  especiales, visuales y sonoros,  por encima del conocimiento profundo del otro. Entrena más hombres y más mujeres histéricos.

¿Qué diferencias hay entre el histeriqueo femenino y el masculino?

Tal vez la histeria en las mujeres es más abierta, más  a la vista. Porque tenemos más permiso para expresar nuestras emociones. Los padres no dicen “las mujeres no lloran” ni tampoco “No llores como una nena”. Muchísimos  recursos culturales de la industria cosmética están al servicio de “embellecer” a la mujer. Hay un gran permiso, casi una obligación, de ponerse “hermosas”.

¿En qué se parecen los hombres y las mujeres histéricas?

Lo importante, tanto en la histeria femenina como en la masculina, es que el otro nos desee. La histeria queda atrapada en el deseo del otro, en ser deseado. No encuentra ni realiza tanto su propio deseo. El deseo de ser deseado te hace muy dependiente del otro, de producir un efecto. Y los  varones histéricos quizá serán castigados como dice la letra del tango de Leguizamo: “Tendrás muchas, muchas minas pero nunca una mujer”. Esa podría ser la condena. Seducirás a muchas pero no podrás tener la tuya.

¿Por qué hay más hombres histéricos ahora? ¿O es que las mujeres se quejan más?

Las mujeres hemos ido avanzando en los territorios del poder, antes totalmente vedados.  Los hombres, incluso para sostenerse en el poder, tienen que cuidarse más físicamente. Su actitud “histérica” si bien no es tan aceptada, cada vez se torna más necesaria, más corriente y siguen dependiendo mucho de ser deseados. La poderosa mirada de los otros es la que manda.

¿Cómo influye toda la movida actual de los hombres con la belleza?

Los hombres se han dado cuenta de que hoy en día la belleza es importante, que ser lindo es ser deseado. Y esto tiene que ver más que nada con la caída de ciertos tabúes acerca de la masculinidad como algo más árido, seco, firme, fuerte, con no llorar. Superman era el ideal, y Superman es buen mozo, rígido, “más duro que el acero”, pero seguro que no se pone cremas. Este ideal de hombre como Superman está siendo reemplazado por Batman, que es más humano, sensible, marcado por la violencia y la soledad, claramente necesita cremas, puede ser herido, le preocupa envejecer y utiliza recursos para compensar su falta de poder y su envejecimiento.

Y si bien existen esas diferencias, hay algo común en los dos: son bastante solitarios…

Así es, los héroes contemporáneos de Occidente suelen ser solitarios. Y quizá un poco histéricos: los héroes se quedan muy solos, no les vendría mal una pareja.

¿Por qué hay mujeres que siempre se enganchan con histéricos?

¿Vos creés que será su propia histeria? También puede ser que ellas tengan dificultad de comprometerse. Muchas mujeres tampoco saben cómo dejar de lado su propia histeria y acercarse a los hombres que desean.

¿Por qué es tan difícil mantener un vínculo estable con los histéricos?

A veces pasar más allá de la etapa de seducción se torna una tarea imposible cuando una de las partes busca ir avanzando y del otro lado sólo encuentra histeria. Muchas veces los conflictos se producen cuando él  sigue flotando en la seducción y ella está intentando  consolidar  la pareja y armar una familia.

¿Es mejor huir de los histéricos?

Si intentás construir una relación estable con un hombre, los histéricos pueden ser complicados. Si querés avanzar, sin seguir dándole vueltas a la histeria constantemente, no busques especialistas en seducir y armar juegos de triángulos. No son muy recomendables si querés vivir tranquila. Tal vez quieras llegar a relaciones más profundas, donde no tengas que ceder siempre el centro de la escena.

¿Cómo actuar con ellos?

Hay que prestar más atención, recordar que no todo lo que brilla es oro y ver más allá del escenario que nos están preparando. Conocer los libretos y prepararse para defender lo propio. Tener proyectos claros y focalizarnos en nuestros propios deseos. Es importante también detectar a este tipo de hombres a tiempo, para saber con quiénes estamos tratando. Las señales de alarma están allí, sólo se necesita verlas. ¿Qué se puede hacer?

·        Si está deslumbrada es porque los estímulos son muy intensos. Saque la vista de esta estrella un momento, mire a su alrededor y fíjese que está pasando.

·        Si todo en su nuevo galán le parece maravilloso, tal vez no esté viendo todo o simplemente sólo esté fascinada.

·        Cuídese de sentirse segura. Los seductores arman muchos triángulos y alguien siempre sale lastimado, puede ser usted.

Finalmente, doctora, ¿Los hombres también histeriquean?

Sí, claro. La histeria es la que te organiza un estilo expresivo de comunicación rápido y atractivo en segundos. En  esta sociedad, en la que dominan los medios de masas y las redes sociales, el éxito histérico es “viral”: estalla en el twitter, el facebook, los canales públicos y privados. También es fugaz. A los hombres se les propone, como a nosotras, cultivar su imagen y su histeria; y ellos obedecen. Los movimientos y la representación corporal son centrales, y los hombres que antes no podían emocionarse ni cuidar su aspecto visiblemente, se dan ahora la libertad de “producirse” igual o más que nosotras. Hoy, se les dice a los hombres que “pueden ser histéricos si quieren” y ellos redoblan la apuesta. Y las mujeres caemos en las redes del encantamiento y compramos relaciones que a veces no nos hacen bien; que son fugaces, y que resultan bellas pompas de jabón. Coloridos, brillantes, bellos y sutiles, los histéricos nos dejan a menudo esperando. Porque nunca hay que olvidar que el corazón de la histeria es provocar nuestro deseo y  no desearnos

 

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