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Escrito por
@FITO

11/03/2013#N42951

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El Desayuno

                Era de tener hábitos, como llegar al mismo bar todos los días y pedir el café con la medialuna recién horneada. Ese aroma era un transporte, ver el humo salir de la taza la llevaba a tierras lejanas de  mujeres con velos. Se sentía como una odalisca en el  harén de un rey de zapatos dorados. Morder la medialuna la deleitaba, sentir el sabor dulce y aún tibia.  Un lunes, su pocillo fue traído por un joven, se quedó extrañada. Preguntó por Don José, le respondieron que se había jubilado, que no le dijo a nadie,  para no transmitir una tristeza que él mismo sentía.
     ¿Ahora me va a atender usted?
     ¡Sí! Si se sienta aquí, si.
     ¿Cuál es tu nombre?
     Ramón. — se quedó quieto pero se animó a preguntar.
     ¿Y el suyo?
     Clienta.
Se alejó de la mesa, con la bandeja escondida entre las piernas, como esconden los perros la cola, pero la habitualidad de ella, le otorgó nuevas  oportunidades. Al día siguiente, apenas llegó le llevó la taza con el café y la factura. Ella lo agradeció, con un gesto y una sonrisa. El viernes la despedida fue más cordial.
     ¡Hasta el lunes, Ramón!
     Que pases un lindo fin de semana.
     Gracias.
Ramón no se atrevió a más. Le había servido el desayuno muchas veces, compartió los diálogos, eso era todo lo que había logrado, pero sintió que ella esperaba algo más de él, se reprochó no tener la valentía de hacerlo.
Un día le sirvió un café en el mostrador a un repartidor de volantes quien no dudo en dejarle uno, prometían relax, satisfacción;  por el número de teléfono era cerca del bar. Guardó el papel en su chaqueta, por tres días. Al cuarto día entró la Clienta, se deslizó hasta la mesa, se acomodó en la silla y él ya le traía el servicio. Se quedó mirándola, notó el  escote y sintió que podía ver  a través de la tela el busto firme, la falda apenas arriba de las rodillas le hizo recorrer las piernas hasta donde terminaban, ella lo excitó y se alejó cubriéndose con la bandeja y logró descubrir su cara roja en el baño.
Al mediodía pidió permiso, quiso ausentarse una hora, tomó su celular y llamó al número de teléfono del volante que todo prometía  y al conocer la dirección se encaminó hacia el lugar. No esperó el ascensor, fue directo por la escalera. Tocó el timbre y entró a una sala que tenía un parecido con el bar. El mostrador, algunas botellas de licores detrás, los taburetes, pero eran las mujeres lo que hacían la diferencia, marcada con los zapatos de taco alto y plataformas, faldas cortas y abiertas, el maquillaje abundante y los  grandes escotes. Ramón no supo qué hacer, cuál era la que debía elegir, una falsa rubia mayor que él, una morocha con labios a punto de estallar o la pelirroja que le sonreía y le tiraba besos.
No, ninguna era la imagen de Clienta. No era lo mismo, se sintió frustrado, tonto. Toda la excitación que lo llevó hasta ese lugar, se había disipado. Sonrió, como pidiendo disculpas y giró para dirigirse hacia la puerta de salida, una voz lo detuvo. “¿Ya te vas?”  La voz le resultó familiar, a su espalda alguien le habló y la voz le era conocida, se dio vuelta, entonces la vio. Clienta y Ramón, quedaron mirándose con firmeza, los dos decepcionados. La pelirroja, la rubia, la morena desaparecieron detrás de una cortina de collares multicolores. Él se animó a hablar, a pesar de la congoja.
     ¿Qué haces acá?
     ¿Acá? ¿Acá? ¡Nunca pensé verte acá! Tenés dos opciones, o haces lo que viniste a hacer o te vas.
 
Al día siguiente en el bar, la mesa estaba vacía y tampoco había nadie para servir el café.
 
Rodolfo.

 

Comentarios

@SIL_VANA

11/03/2013



 Muy buen final !!!! No lo esperaba . Genial  . Gracias por compartirlo  - Silvana   
@MARIO

12/03/2013



Una realidad, amarga, pero muy bien contada. Me gustó. No esperaba ese final tan original. Gracias por compartirlo. Mario  
@FITO

12/03/2013



Gracias por las opiniones, el final, es de ópera, abrupto man non tropo. ja.  
@VIVIANANC

13/03/2013



 Buenísimoooooo y con un final inesperado!! Coincido con lo manifestado en los posteos precedentes.

Gracias por compartirlo. Saludos,

Viviana  

ARG

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