Café Tolón, 14/02

Café Tolón, 14 de febrero

Ese catorce de febrero, fué la última vez que la vi a Tatiana.
Como cada martes, con la precisión de un programa bien ensayado entró Tatiana, por la puerta de Coronel Díaz y Santa Fé.
Se sentó en un lugar bien visible, acomodó su bretel y su falda, de tal modo que todo siguió igual de expuesto.
¡Es tan atractiva!
A mí ni me registra, me presento, mi nombre es Juan, trabajo aquí hace varios años, ninguna mujer me atrae tanto como ella, y eso que Tolón es un desfile de mujeres bellas. Como siempre le acerqué el Ámbito Financiero y luego de saludarla lo más discretamente posible le pregunté :- ¿Lo de siempre?
-Si Juan, gracias.
Mientras preparé el pedido, sacó su cuaderno del enorme bolso atigrado y comenzó a escribir frenéticamente.
Tanto escribiendo, como luego repasando las noticias, no dejó de observar el movimiento de cualquier masculino con bastante desparpajo.
A las 18hs pagó y se fué, me dejó una buena propina, no era necesario, con sólo verla ya soy feliz.
La vi cruzar las dos avenidas e ingresar al mismo edificio como cada martes. Esta tarde la note más seria, más ¿Irritable? ¿Estará con problemas ?
Al ingresar al local, ví sobre la mesa, el cuaderno y la Bik, lo guardé amorosamente, pero la curiosidad pudo más.
Dos horas más tarde Tatiana volvió, ya menos altiva, fue hacia la mesa pero dudó y vino directo al mostrador, me sorprendió leyendo su manuscrito, enrojecí cómo nunca, me lo arrancó de las manos y se fué para nunca más volver.
Recuerdo su letra pareja, su redacción fechada cada día, tres páginas sin puntos ni comas, los nombres de algunos hombres y un odio visceral a las feministas,-" por culpa de estas minas los hombres están perdidos, no saben cómo actuar, te miran, te miden y luego no se animan". Otro San Valentín sola.

Roxana Bogacz.
No me maten es la visión de el personaje

 

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