Mientras que las palabras son vulnerables, el pensamiento siempre es sólido.
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La vida que se vive nada tiene que ver con la vida que se dice que se vive.
Son precisamente quienes no escriben libros, quienes nos dan motivos para escribirlos.
La desigualdad social consiste en que mientras para unos ciertas situaciones son molestas, para otros son fatales.
La paciencia es la difícil arma secreta de los triunfadores.
Las promesas son sólo intenciones que proclaman a medias un deseo.
En cuántas oportunidades la fe no termina siendo la sepulturera de nuestras esperanzas.
Las preocupaciones maduran, la amargura envejece pero el odio mata.
Nunca se aprenderá a crecer, se crece simplemente.
Es más fácil saber lo que no se quiere que lo que se quiere.
Nada que sea lo único que se tiene puede ser tan malo.