En cuántas oportunidades la fe no termina siendo la sepulturera de nuestras esperanzas.
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Las preocupaciones maduran, la amargura envejece pero el odio mata.
Nunca se aprenderá a crecer, se crece simplemente.
Es más fácil saber lo que no se quiere que lo que se quiere.
Nada que sea lo único que se tiene puede ser tan malo.
La felicidad podría definirse como el aroma que respiramos cuando se acaba el miedo.
Extrañamente, mientras la calumnia y la adulación convencen, la verdad genera duda.
La angustia es una perentoria impugnación a la vida.
La vida no es que se vaya, la vida se escapa.
Si quieres menguar el golpe de una desgracia, espera a que te llegue una mayor.
La costumbre entumece y todo lo que entumece termina por matar.