El hombre abrió los ojos de la razón y sólo atinó a decir :¡ Qué despiste, Dios mío !
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Casi siempre, lo que se nos parece, nos ofende.
Pudiste haber sido perro y fuiste hombre: ¡ puedes darte por bien servido !
La condición mutable del hombre es más lo que acelera que lo que deprime su desarrollo.
Desgraciadamente los otros nos obligan a ser otro de lo que nosotros queremos ser.
Casi siempre cargamos con la imagen que nos proyectan los otros.
Si la libertad te estorba, no es que seas un imbécil resignado sino un esclavo complacido.
La amenaza muchas veces no es más que la expresión cobarde de una ira contenida.
Si la muerte fuera del dominio de la libertad, la vida no existiría.
Mientras el hombre no esclavice a la naturaleza, jamás llegará a ser libre.
La libertad plena es un estado de alma que sólo consiguen los dioses, los santos y los muertos.