DIARIO LA MAÑANA -NEUQUEN - ENTREVISTA A RICARDO DONAIRE


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29/08/2012



 
Noticias


29-08-201201:30| Nacionales |   
Los docentes, hacia la proletarización
 
El sociólogo Ricardo Donaire analiza el cambio en la estructura social y económica de los maestros como también la adopción de los modos de lucha propios de la clase trabajadora.
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(Claudia Martinez) -




Por PABLO MONTANARO

Neuquén > Para el sociólogo e investigador del Conicet Ricardo Donaire los maestros de este siglo están atravesando un proceso de proletarización, “un proceso de cambio de posición en la estructura de clases” y, por lo tanto, una modificación en el desarrollo del trabajo docente.
“Existe un discurso que tiende a ubicar casi mecánicamente a los docentes como parte de las ‘clases medias’. Pero esta caracterización invisibiliza los aspectos que hacen a su creciente asimilación con la clase trabajadora, con sus organizaciones y sus luchas”, sostuvo en diálogo con La Mañana de Neuquén el autor del libro “Los docentes en el siglo XXI: ¿empobrecidos o proletarizados”, publicado por Editorial Siglo XXI.
Esta caracterización que marca el sociólogo “no es casual” y está ligada a “aquellos discursos que tienden a aislar y deslegitimar esas organizaciones y esas luchas, culpando a los docentes de ‘abusar’ de su condición ‘acomodada’ y de perjudicar mediante su acción la educación del pueblo. Se llega a caracterizarlos como ‘vagos’ o ‘ausentistas’ como si estos procesos fueran producto arbitrario de las características subjetivas de los docentes”, explicó.
Precisó que estos argumentos ocultan aspectos objetivos que constituyen a los docentes “como trabajadores asalariados, y especialmente la pérdida de control sobre aspectos determinantes de su proceso de trabajo, los cuales no se explican por la mejor o peor voluntad de los docentes sino por el propio proceso de proletarización”.
 
¿Cuál es la mirada que tienen los docentes de sí mismos?
Mi investigación se basa en los docentes de la ciudad de Buenos Aires. En la percepción sobre su propia posición social es posible ver que, aunque en un primer momento se definen espontáneamente como parte de la “clase media” (percepción que también aparece en otros grupos de trabajadores), una indagación más profunda muestra elementos de asimilación con la clase obrera: por ejemplo, casi seis de cada diez considera que los obreros calificados son parte de su misma clase social.
 
¿Hay un cambio en la situación social de los docentes hoy respecto a años anteriores?
En general, cuando se ubica a los docentes entre las "clases medias", en parte por lo difuso y ambiguo de esa caracterización, se tiende a perder de vista que existe históricamente una creciente asimilación con la clase trabajadora. En las últimas décadas los docentes han construido organizaciones sindicales estables y masivas, han incorporado la huelga como forma de lucha y en ambos aspectos han confluido con el movimiento obrero. La persistencia de este proceso a lo largo del tiempo pone de manifiesto que su carácter no es arbitrario ni coyuntural sino que es expresión, en el plano de la conciencia, de un proceso objetivo de proletarización.
 
En su libro establece una diferencia entre pauperización y proletarización, ¿podría explicarlo?
Los docentes en la actualidad se encuentran transitando un cambio en su posición social. Como parte de este cambio, es posible observar dos grandes procesos: por un lado, la pauperización, que tiende a asimilar sus condiciones de vida y de trabajo a los del grueso de la masa del pueblo.
Por otro lado, el proceso de proletarización, que tiende a asimilarlos particularmente al proletariado o clase trabajadora.
Este segundo proceso se puede observar en la falta de control de los docentes sobre aspectos importantes de su proceso de trabajo y en su propia percepción de sí mismos como un grupo con problemas e intereses semejantes a los de la clase trabajadora.
 
También se refiere a la proletarización ideológica.
Algunas teorías plantean que los docentes, en tanto trabajadores intelectuales, sufrirían lo que llaman una "proletarización ideológica", es decir, un proceso por el cual perderían el control sobre los fines y objetivos de su trabajo y terminarían siendo cooptados por la clase dominante. Según esta teoría, esta cooptación haría que se mantuvieran alejados del proletariado.
Sin embargo, no es este el proceso que podemos ver en Argentina, donde históricamente se puede ver exactamente lo contrario: la creciente asimilación con la clase trabajadora. Este proceso se puede observar no sólo en la adopción del sindicato como forma de organización y de la huelga como forma de lucha, ambos elementos propios de la clase obrera. También se puede ver en la percepción de los propios docentes: según nuestro estudio, casi seis de cada diez docentes porteños considera que sus intereses y problemas son similares a los de la clase trabajadora y la proporción de quienes aprueban la huelga como forma de lucha triplica a la de los que la rechazan.
 
Que los maestros estén proletarizados y empobrecidos ¿qué consecuencias puede provocar en el proceso educativo?
El proceso de empobrecimiento se manifiesta en el deterioro de las condiciones de vida y en las condiciones de trabajo de los docentes. El deterioro de las condiciones de vida se puede observar en la mengua de los ingresos, en la necesidad de recurrir a otros empleos (docentes o no docentes) para subsistir o en el origen social desde familias de estratos más bajos.
A su vez, el deterioro de las condiciones de trabajo se puede ver en el desgaste producido por condiciones materiales laborales menos propicias o que implican algún tipo de riesgo para la salud y en la devaluación de la situación contractual, expresada en la aparición de fenómenos como la precarización laboral.
Es difícil pensar que este proceso de deterioro no incida en la educación. Sin embargo, es necesario distinguir este proceso de empobrecimiento respecto del proceso de proletarización. Una de las consecuencias de la proletarización es la pérdida del control sobre el proceso de trabajo, lo cual no necesariamente supone una degradación de las condiciones laborales. Aunque a primera vista parece que el docente tuviera total control sobre su proceso de trabajo, visto más de cerca, muchos aspectos de este proceso están por fuera de su alcance.
 
¿Por ejemplo?
Uno de los aspectos más destacados que resultan de la investigación refiere a que, a pesar de que los docentes pueden determinar ciertos objetivos pedagógicos en su relación inmediata con los estudiantes, no pueden impedir que el sistema educativo (en parte o en su conjunto) se reoriente hacia funciones asistenciales o empresariales antes que pedagógicas.
 
Actualmente, ¿los docentes son clase media o clase trabajadora?
Más bien diría que los docentes como grupo están sufriendo un proceso de cambio en su posición social. Aunque la tendencia lleva a su asimilación con la clase trabajadora, persisten elementos que aún los vinculan con otras clases sociales: por sólo mencionar un aspecto, la presencia en los hogares de los docentes de relaciones familiares con lo que se podría denominar como capas acomodadas de la pequeña burguesía (pequeños y medianos patrones, profesionales, personal directivo y similares). En general, se ha considerado que por ser la docencia una ocupación mayoritariamente femenina, se trataba de cónyuges de personas que ocupaban posiciones "relativamente importantes en la estructura social". Sin embargo, en Argentina, esta situación corresponde a menos de cuatro de cada diez de las mujeres docentes que son cónyuges en sus hogares.
 
¿Cuáles son las diferencias entre la situación de los docentes de la Ciudad de Buenos Aires con los de las provincias?
Recién he comenzado a ampliar la investigación al conjunto del país. Por lo pronto, una diferencia relevante entre los docentes de la Ciudad y del interior podemos encontrarla en la extracción social desde las capas acomodadas de la pequeña burguesía. Mientras que en Buenos Aires esta situación corresponde a aproximadamente la mitad de las mujeres docentes que son cónyuges en sus hogares, en el resto del país esa proporción apenas supera una tercera parte. En contraste, en el interior más de la mitad se encuentra ligada a personas de clase trabajadora (obreros y empleados rasos asalariados) o de las capas más bajas de la pequeña burguesía (pequeños comerciantes, trabajadores independientes, etcétera).