¿Cuál es la mejor manera de mantenerse contento?

La eterna búsqueda de la felicidad. Por esa razón nuestras mentes están alejadas de nuestro cuerpos.

Aún cuando fisícamente estemos en un lugar, nuestro cerebro está imaginando ese mundo perfecto donde podremos finalmente ser “felices”.

Nuestro futuro, más allá de traernos alegría, nos hace sentir miserables. Por ello vivimos amargados, tristes y desmotivados.

Ese destino ideal apresó nuestra felicidad. Somos los esclavos del mañana. Siempre pensando en lo que anhelamos que aún no obtenemos.

Debemos escapar.

Esto solo se logra aceptando que el proceso para cada quien es diferente. A unos quizás les tome cinco meses alcanzar sus objetivos, a otros puede tomarles 10 años.

Alguien podrá contar con el dinero de los padres, mientras otro sobrevive con sueldo mínimo.

Mirar a los lados es la receta del fracaso. Te estás comparando con alguien que no quiere lo que tu quieres, sólo porque tiene lo que tu anhelas.

Si ya decidiste el objetivo, acepta el proceso de perseguirlo.

Esto es felicidad, entender que mi camino es diferente al de los demás.

Pronunciar las palabras “Quiero ser feliz” es una señal clara de alguien que no está mirando al frente, de alguien que intenta automotivarse para no perder la calma. De alguien que aún es prisionero.

Pero las tormentas jamás desaparecerán, siempre habrá una diferente. La diferencia radica en que nos hacemos más fuertes al superarlas.

La crisis es sinónimo de práctica.

Puedes ser feliz en este momento aplicando mi secreto.

Apreciar lo que tienes como si nada más te hiciera falta.

Juan J. Churión

 

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