Primera noche

Enfrentamos la rigidez
y la torpeza
de los momentos iniciales
cubriéndolas
de abrazos y de besos,
sintiendo
que las ropas molestaban.

Ella se tropezó
en mis botones,
yo en su pelo
y en el rebelde broche del corpiño,
que solo por cuidado no rasgaba.

La acaricié muy lentamente
ella acostada boca abajo)
recorriendo
con minuciosa lentitud
parte por parte
de su desnuda espalda.

En una brusca contorsión
giró completa
para besar mi pecho,
mientras sus manos
recorrían,
nerviosas y anhelantes,
sin ninguna barrera que la atara.

Bajé a sus pechos,
hambrientos
de mis dientes y mi lengua
para llenarlos
de pausados besos y caricias,
que con toda intención le retaceaba.

En una serpenteante trayectoria
llegó mi boca al valle del placer
que tanto ansiaba.
La besé,
con la ternura y la delicadeza
que esa suave depresión
me reclamaba.

Y sentí el vibrar
de la respuesta humedecida
junto al gemido que exhaló,
rendida a las caricias
desatada de toda inhibición,
libre de trabas..

……………………………………………….

Con el pelo revuelto,
enroscados
en un extraño filigrana,
nos vino a despertar el nuevo día.

Nos miramos.

Y la sensualidad de su sonrisa
me anticipó el encuentro matutino,
al verla zambullirse entre las sábanas.
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