Un balcón con vista al río.


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Escrito por
@BEBYGRACE

03/04/2005#N5490

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Sábado a la noche, Ella regresaba de un encuentro seudo a ciegas, habituales en estas épocas de mail e Internet No resulto como esperaba, pensaba mientras entraba a un local a comprar caramelos Se vio reflejada en los espejos detrás del mostrador y se quedo mirándose, la voz de la empleada del local la interrumpió... no te mires tanto, estas linda, y ella sonrió levemente mientras en ese segundo pensó. ¿Para quién?..
De regreso a casa, decidió entrar en esa página que pasados unos días se había inscriipt o.
Mientras revisaba los posibles candidatos propuestos por el método de las coincidencias, tejía fantasías de esos anuncios y sentía con cierta ironía que estaba eligiendo como en un clasificado buscando el mejor producto.
Tan ensimismada en la búsqueda, no noto que tenia un mensaje. Hola!!! Decía.
Tardó en responder, no sabía como hacerlo, no conocía aún el sistema. Mientras trataba de responder pensaba. Seguro que ya no esta. No obstante escribió un tímido Hola..
Se sorprendió cuando del otro lado le contesto. Buena señal se dijo, al menos fue paciente ante su torpeza.
Comenzaron a dialogar, con las mismas preguntas triviales para la ocasión hasta que surge la frase... ¿tenés msn? Hablemos desde allí.
Desde ese momento, todo se precipito... intercambio de fotos, gustos, vivencias. A medida que la charla avanzaba se hacía más evidente las ganas de descubrirse, quienes eran, si lo que se proponían era real o las habituales charlas histéricas que solamente quedan en eso.
.La propuesta era simple, almorzar, conocerse, ver si había química etc. y una sola promesa conocer el balcón con vista al río que El poseía en su Dpto. Le propuso verse esa misma noche . Ella sintió que no era oportuno, demasiado rápido pensó y acordaron encontrarse al día siguiente.
Esa mañana, Ella se despertó como de costumbre, realizo sus tareas y a medida que avanzaban las horas se arreglo para su cita. Se vistió como habían acordado. Jean, botas negras y un delicado toque de l´eau de Essay de Miyaki.
A la hora señalada, se conectaron para reconfirmar el encuentro. Él la estaba esperando, Ella pensó... otra buena señal, estaba como le había prometido, aunque Ella no estaba muy convencida de entrada ir a un Dpto. de un hombre desconocido. Para calmar sus dudas, El de manera sencilla le escribe su número de teléfono para previamente conocerse las voces.
Al escucharlo por primera vez, sintió que esa voz era segura, sensual y le inspiro algo de confianza por lo tanto decide ir al encuentro.
Como única expectativa que llevaba era conocer a esa sumatoria de frases, una foto que cuando la vio se dijo: Parece un nerd, seguro que me va hablar solo de trabajo, subió a un taxi y partió.
Ella tenía la mente en blanco, mientras viajaba el sol de la primavera le calentaba la cara, en el horizonte entrecortado por los edificios de la ciudad, no aparecía ni una nube, solo el sol brillaba y se limito solamente a eso, disfrutar esa tarde, ese comienzo de paseo por una ciudad tranquila de domingo.
Como es su costumbre, Ella llegó puntual a destino. Era un edificio moderno, lleno de vigilancia y timbres. Busco el número y tímidamente se anuncio. Hola, ya te abren. Le respondieron del otro lado. En ese momento, ya jugada a su destino avanzo por esa enorme puerta de entrada y se perdió en el laberinto de ascensores que la llevaría a vivir la tarde que cambiaría el giro de su vida.
En el ascensor, el silencio hacia que se escuchara sus propios latidos de su corazón, había perdido la serenidad que la había acompañado en el viaje, le estaba comenzando invadir el sentimiento de curiosidad que le provocaba ese hombre que le abriría la puerta de su casa y le invitaba a conocer su fortaleza.
Mirándose en el espejo del ascensor, practico unas sonrisas, se arreglo el cabello y el ascenso se hacia interminable. Cuando por fin llego al piso al abrirse las puertas se dijo...ahí vamos...y con paso enérgico se dirigió a la puerta del Dpto.
Nuevamente iba a tocar el timbre de la puerta, pero para su sorpresa la puerta estaba abierta y El la estaba esperando. Le dijo... escuche la puerta del ascensor. Y se vieron por primera vez. Se intercambiaron sonrisas y un beso de bienvenida, mientras atravesaban el pasillo, Él le dijo... promesas son promesas... este es mi balcón y la invito a cruzar el pequeño ambiente que lo separaba.
Estando ahí parada, frente al río, al sol de la tarde, a esos ojos que la observaban con curiosidad, una voz sugerente, la presencia relajada y gentil la invadió, la hizo estremecer y desear que ese momento fuera eterno.
Como por arte de magia, el tiempo se detuvo. Ella se sintió dentro de una rara mezcla de sensaciones, presentía que a medida que avanzaban la tensión sexual crecía hasta que emergió como una fuerza poderosa, encendida como si fueran dos cuerpos poseídos en un aquelarre. Hicieron el amor toda esa tarde, fue un derroche de pasión, ternura como si esos dos cuerpos desconocidos se conocieran de toda la vida, como almas errantes que por fin se encuentran y sé re descubren.
De aquella tarde, ya pasaron algunos años. Los posteriores encuentros entre El y Ella fueron diferentes aunque conservaron la misma pasión y la vida de ellos creció en paralelo y por otros rumbos.
Como narradora de esta historia, nunca sabré a ciencia cierta que le paso a El esa tarde pero en Ella quedó marcado un antes y un después como Rose Dawson de Titanic, un aventurero y una tragedia cambiaron su vida, o como la protagonista de los puentes de Madison, donde un fotógrafo en cuatro días cambio su forma de verse en el mundo.
Hoy ella es diferente, ya no necesita mirarse al espejo para afirmarse y ya no necesita preguntarse que camino elegir porque ya lo encontró en ella misma ,pero esta pequeña historia merece ser contada porque sucedió aquí mismo, en Encontrarse y porque en este momento, puede estar sucediendo otra pequeña historia que transforme la vida de alguien, encontrando el amor o simplemente encontrándose consigo mismo.


 

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