ANIVERSARIO DEL NACIMIENTO DE ROBERTO FONTANARROSA


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Publicado por
@CECILYA

26/11/2012#N42363

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Quiero destacar esta fecha porque pienso que el Negro no ha muerto,  su pensamiento, su pluma de agudísimo observador de la vida, las personas y sus sentimientos, con esa forma tan particular de expresarlos permanecerá por siempre., por eso comparto este cuento  que a mí me gusta mucho y además refleja un excelente humor...que lo disfruten-Cecilya

 

Destino de mujer
Cuento de Roberto Fontanarrosa
Aquellos que conocieron un Rosario pecaminoso, un Rosario receptor de mujeres de todo el mundo que llegaban a Pichincha para ejercer su triste e infame comercio, no pueden olvidar a María Antonia Barrales.
María Antonia Barrales era un hombre de postura arrogante, corto de palabras y rápido para la acción. Se había acostumbrado a la violencia y convivía con ella desde muy pequeño. No era extraño; había nacido en un conventillo de calle Urquiza, donde calle Urquiza cae hacia el río y transitó una infancia libre y difícil donde aprender a defenderse era primordial. Los carreros que salían con las chatas desde los almacenes de Rosenthal lo vieron trenzarse a golpes y ladrillazos con el piberío. Casi siempre por la misma causa; la feroz burla que causaba su nombre: María Antonia Barrales.
El culpable había sido su padre, pero nadie le daba tiempo para explicarlo. Nadie le creía cuando él contaba que don Simón Barrales anheló siempre tener una hija. Y que había decidido que llevaría por nombre María Antonia. La madre de don Barrales, una genovesa terca y trabajadora, insistía en que debían ponerle "Enrica". Y los sucesos se precipitaron, faltando dos meses para que la mujer diese a luz, la policía descubrió que don Simón Barrales robaba kerosén, naftalina y cueros de los almacenes de Rosenthal, donde trabajaba. Descubierto el hombre debió huir. Pero antes, empecinado, cumplió su sueño. Fue al registro civil y anotó a su próximo hijo con el nombre de "María Antonia Barrales". Adujo que de la misma forma en que hay niños que se anotan mucho después de nacidos, así como hay criaturas que van solas a registrarse, él usufructuaba el derecho de anotarla antes.
Además, descartaba el riesgo de que su mujer se saliera con la suya de bautizarla con un nombre itálico.
Y así creció María Antonia, debiendo hacerse respetar a golpes de puño, puntapiés y adoquinazos.
Le soliviantaba hasta la exasperación al muchacho que lo llamasen "María Antonia". Pidió al principio que le dijesen "María" y, más tarde y cansado de luchar, "Nené". Pero no hubo caso. Creció y se hizo hombre con ese baldón, con esa marca que traía desde la cuna.
Pero no era siempre gratuito llamarlo así. Una vez, en un baile en uno de los piringundines del Bajo, en la "Parrilla-Dancing La Guirnalda" de don Saturnino Espeche, María Antonia Barrales se enojó, no quiso que un engominado compradito venido del San Nicolás le gritara su nombre en medio de la pista. María Antonia sacó un revólver y le pegó tres tiros al atrevido. Le dieron cuatro años. Pero el juez actuante en la causa dictaminó que debía purgarlos en la Cárcel de Mujeres.
La cosa fue en los Tribunales viejos de Córdoba y Moreno y hay gente que se acuerda todavía. María Antonia elevó su voz de tenor en la protesta: él no quería ir a la Cárcel de Mujeres. El juez aceptó escucharlo, pero miró la partida de nacimiento y fue muy claro:
—Acá usted figura como María Antonia Barrales, caballero —le dijo, mostrando los papeles—. Persona de sexo femenino.
María Antonia en su ofuscación, perdió la línea. Sin dar tiempo de nada a los guardias, se bajó los pantalones y mostró su hombría.
Le recargaron la pena en dos años por exhibición obscena frente a un juez de la Nación.
Cumplió su condena en la Cárcel de Mujeres y volvió a la libertad.
Trabajó como estibador, carrero y matarife en el frigorífico de Maciel. Cada tanto retornaba a la cárcel por trenzarse en peleas a causa de su nombre. Fue en una de esas peleas que reparó en él don Teófilo Carmona, el caudillo radical, patrón y soto de barrio Triángulo. Lo sacó de la cárcel y lo tomó como guardaespaldas. En cien entreveros María Antonia hizo derroche de coraje, sangre fría y hasta crueldad innecesaria.
Pero todo fue inútil. El estigma de su nombre volvía sobre él, como una enfermedad recurrente. Y se dio por vencido.
Dejó el revólver, se apartó del cuchillo, y se casó con don Teófilo que desde tiempo atrás venía proponiéndole una vida más tranquila en los patios silenciosos de su casa solariega. 
Allí cuidó niños ajenos, aprendió secretos de la cocina criolla y tejió para afuera.

 

 

 

Comentarios

@CECILYA

26/11/2012



En forma personal, pero coincidente quiero destacar  que este aniversario, fue origen y  me permitió conocer a muy buenas personas en esta página, haber compartido mejores  momentos . Se acuerdan ? cuando Loli se encargó de recopilar canciones para nuestro primer encuentro  que fue de canto..un verdadero placer.Cecilya  
@MABE

26/11/2012

¡Que delicia, Cecy!

Amo al Negro.. y, pareciera que este año vamos a andar un poco arrimados...

 
@ASERET

26/11/2012



Me encantò!!!

gracias

Tere  

ARG

ARG

MUJER de 53 en Villa Pueyrredon

Optimista, divertida, independiente. Me importan los afectos y las relaciones si

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ARG

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HOMBRE de 48 en Mataderos

Soy una persona tranquila,sencilla.disfrutar al aire libre ,las salidas a bares

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