LOS INVISIBLES

Carta a un invisible

Lo que no puedo abarcar con mi mirada es invisible, pero no superior. 
Lo que no puedo abarcar con mi imaginación es imposible, pero no superior.
Lo que no puedo medir con mi conocimiento es desconocido, pero no superior.
Miguel Oscar Menassa

Querido,

Todo lo que no abarca mi mirada es invisible. Con esto quiero decirte que hay personas que yo no veo. Hay cosas que no existen para mí. Por decirlo de una manera graciosa, hoy vengo a liberarte de tu culpa, de tu sentimiento de inferioridad o de tus complejos: no pienses que eres invisible porque no me gustas, no es nada de eso. Así que no busques en ti las causas. Eres invisible sencillamente porque no te veo.

Existen las personas que acepto, las que rechazo y las invisibles. Sin conocer de nada a las personas, hay quien puede caerme genial, quien puede caerme mal y quien me es indiferente porque no los veo. ¿Qué hace que todos funcionemos así? El mecanismo de identificación. Este mecanismo interviene para poder establecer un enlace afectivo, para mantener relaciones. Ya sea para aceptar o para rechazar al otro tenemos que sentirnos identificados. Nos identificamos a los otros cuando hallamos en ellos rasgos de lo que fuimos, lo que somos, lo que nos gustaría ser, del padre o la madre. Nos podemos identificar a la ideología, a una imagen, a un recuerdo, a una mirada, a un proyecto, a una situación celosa... todo para reconocernos en los otros y poder establecer relación con el mundo. Siempre que guarde buena relación con lo que fui, soy, seré, con padre y la madre, las relaciones fluirán, pero también puedo encontrarme en el otro, rasgos que rechazo del que fui, del que soy, del que no me gustaría ser o de un padre y de una madre con los que nunca me llevé bien, por lo tanto, cuando esto ocurre, rechazamos a los otros.

Podemos decir que si las personas nos caen mal, es por algo que vemos de nosotros reflejados en ellos. Pero nunca vamos a reconocer nuestros defectos y preferimos desplazarlos a las otras personas. Las relaciones entre las personas funcionan a modo de espejo. Siempre que me pongo frente a alguien, ese alguien funciona como un espejo, de manera que solamente si somos capaces de reconocernos en ese espejo estableceremos relación con esa persona. Tal es así que para entablar un acercamiento al otro, algo de mí mismo he tenido que reconocer en el otro.

No se trata de que la gente me caiga bien o me caiga mal. Se trata de encontrar en el otro un rasgo con el que poder identificarme. Por eso, que desde el principio, lo que me gusta de los demás o lo que no me gusta es una cuestión mía, y no "de algo" que tiene o no tiene el otro.

Querido invisible ahora ya puedes saber por que nunca existirás para mí. Ya sabes por que nunca podré disfrutar de tu compañía. Podrían presentarnos varias veces pero nunca causarás en mi ningún interés. No porque yo me crea tal o cual cosas, ni porque piense de ti barbaridades, sino porque tu no funcionas como espejo para mí. Cómo no reconozco nada de mí en ti, no te tengo en cuenta.

Tampoco le des muchas vueltas a esto que te planteo. Es algo que sucede a nivel inconsciente. Con los que te llevas bien, perfecto. Pero con los que te llevas mal algo puedes hacer. Con psicoanálisis podrías aceptar el celoso que hay en ti, y así podrías tratar con todos los celos. Con psicoanálisis podrías aceptar el rencoroso que hay en ti, y así podrías tratar con todos los rencorosos en lugar de que te caigan mal.

Un beso. Y consigue gente que te desee y te estimen para que te mantengan vivo. ¡Ah! Y no vaya a pensar que las cosas se hacen por bondad o por caridad, nada de eso, todo es por conveniencia. Pura conveniencia para nuestra satisfacción.