MEMORIAS DE DOS GEISHAS DESABRIGADAS 2


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Escrito por
@AMARULA

18/09/2012#N41849

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Era sábado a la tarde cuando Geisha Gorda sintió sonar el teléfono de su casa.

Pesadamente y con pena, abandonó el sándwich de milanesa con el que estaba merendando, y atendió el llamado.

-         Hola- dijo con desgano.

-         Hola gordita- contestó Geisha Flaca y siguió hablando- esta noche puede ser una gran noche.

-         No me digas- contesto Geisha Gorda sin dar mucho crédito-

-         Mirá en el Facebook, Dikunda toca en un restaurant de comida oriental en el bajo de San Isidro. El lugar parece estar buenísimo. Por que no te fijás y reservamos. Después de la cena y el show, se arma baile.

-         Ya estoy investigando- dijo la gorda mientras le daba un tarascón al sándwich- el lugar según lo presentan está bárbaro, bien ambientado, puede que sea un poco caro. ¿Vamos a comer?

-         Para mí alguna pavadita, tengo miedo que esas cosas raras me caigan mal, pero en todo caso me vendría muy bien tomar algún trago exótico.  El tema es que ya llamé al teléfono que dan y está siempre ocupado.

-         No importa- contestó la Gorda tragando el último bocado del sándwich- vamos igual, esos chicos tocan re bien y están muy buenos. Y además, ya me imagino el aroma de un cordero estofado, acompañado con arroz basmati.

 

A la hora señalada salieron las dos amigas en busca del amor, de la misma manera que lo hacen siempre: el yerno de Geisha Flaca les hace de remis y de paso se gana unos pesos.

Las llevó hasta el restaurant Zutra, en el Bajo de San Isidro, a primera vista se dieron cuenta que el lugar estaba desierto. Era temprano para salir un sábado por la noche, pero no para cenar.

En la puerta les cobraron el derecho a espectáculo y luego entraron.

El lugar era muy lindo, con una decoración temática muy oriental, estaban lo chicos del conjunto probando el sonido, pero cenando no se veía a nadie.

Geisha Gorda se adelantó hasta la barra y le dijo al jovencito que atendía, que antes del show pensaban cenar. A lo que el pibito de no más de 20 años le contestó, que lo único que había para cenar era pizza.

Ambas se miraron con desilusión y la Flaca intentó decirle al pibe lo que había leído en Internet, pero la Gorda la agarró de un brazo y la sacó a la calle.

_  En frente hay una parrilla, volvamos para escuchar a Dikunda.

 

Las amigas cruzaron y se metieron en el gran comedor buscando como siempre el espacio para fumadores y en el patio lo encontraron. Hacía frío pero se soportaba.

Pidieron vino tinto. La flaca quiso compartir una porción de rabas con la Gorda, pero ella no acepto.

En resumen el menú de la Flaca fue suprema con fritas y el de la Gorda rabas, con ensalada capresse.

Comieron, pero las porciones eran tan abundantes que sobró la mitad. Por lo que pidieron a la moza que envolviese el resto y se fueron a escuchar a Dikunda con la bolsita en la mano.

Como siempre los chicos tocaron geniales, pero el efecto del vino se hizo notar, sobre todo en la gorda que era la que más había tomado.

Ella disimuló diciéndole a su compañera, que había usado la música para meditar y contactarse con su ser interior, pero la verdad que se durmió.

Pidieron entonces unos cafés dobles, pensando que en el peor de los casos, le traerían unos buenos cafés a la turca.

Lo que tomaron en Zutra, fueron unos jugos de paraguas que por lo único que podían sacar el sueño eran, por provocar diarrea.

Por las dudas se tomaron una Loperamida cada una y escaparon del lugar, que se estaba convirtiendo en una cueva de pendejos, que se aturdían con un punchi punchi, que parecía ser, el famoso baile que estaba anunciado.

Caminaron desde el Bajo hasta la Av. Centenario con una temperatura de 6ºC y en minifaldas. Se tomaron el 203 y se bajaron en Irigoyen y Santa Fe.

Caminaron hasta la estación de Martínez y decidieron reconfortar el cuerpo tomando un licor en el Púb del andén a Retiro.

El Púb de la estación es reconfortante, una decoración típicamente irlandesa, coronada por una salamandra hospitalaria.

Geisha Gorda, dejó sobre la mesa la bolsa con la vianda y pidió una Amarula, Geisha Flaca un Beilis.

A la gorda la miraba un pendejo y se lo comentó a su amiga: “Me estoy levantando a ese nene”- le dijo, a lo que la otra contesto- “Vos no ves nada, es el hermanito del novio de tu hija”

Desilusionadas y muertas de frío se subieron a un taxi y volvieron cada una a sus solitarias casas.

Había sido sólo un sábado más.

 

Por CLAUDIA VAROSIO

 

ESTA ZAGA CONTINUARÁ…

 

Comentarios

@KUKITYTA

19/09/2012



Gracias Amarula, me divirtió la sucesión de fracasos de la historia, Claro que me hizo acordar a alguna furstrante noche en el camino de la soltería reincidente. Y también pensar que esta página, con sus más y sus menos, es un bálsamo a tanto adulto desencuentro.

Ruth