Sanar heridas del pasado


Registrate en Encontrarse y empezá a conocer gente ya

Publicado por
@CHILVI

22/08/2007#N17044

0 Actividad semanal
575 Visitas totales


Registrate en Encontrarse y empezá a conocer gente ya










Sanar las heridas del pasado

En nuestra historia de vida, hay vivencias que no quedan cerradas y esto –de manera inconciente o no- nos causa dolor y perturba nuestra vida emocional, trayendo eventos del pasado al “aquí y ahora”.

Veamos algunos ejemplos:

Duelos que hemos negado porque no nos corríamos de sentir ese dolor tan intenso;
Aquello que no nos han devuelto o que nosotros no hemos devuelto a otros;
Relaciones que cortamos abruptamente sin comprender bien porqué;
Lo que empezamos y nunca concluimos;
Los enojos no expresados y que los transferimos a otras personas del presente, o a nosotros mismos auto-saboteándonos nuestros proyectos y nuestra felicidad …

Algunas de estas cuestiones las podemos cerrar hoy, como por ejemplo hablar con quien nos debemos una charla, pagar lo que debemos, pedir disculpas, dar las gracias, aunque haya pasado mucho tiempo. Pero otras veces, si las personas ya no están o se hace difícil llegar a ellas, necesitamos cerrarlas dentro de nosotros.

Necesitamos cerrar ese círculo abierto que nos genera ansiedad; elaborando, digiriendo aquello que aún está pendiente en nuestro mundo interno. En oriente, el círculo cerrado significa la totalidad, lo entero, el ciclo completado.

Así como nuestro organismo físico digiere los alimentos, excretando lo que no sirve y absorbiendo lo que nutre, la “elaboración” psicológica tiene los mismos principios: cuando ingerimos de la vida algo que nos hace mal, necesitamos un digestivo para poder ayudar a nuestro inconciente a que haga su trabajo; para que aquello que está sin digerir, se convierta en algo nutritivo, y eliminar lo que no sirve.

Si no hacemos esta higiene mental, así como nos sucede cuando algo nos cae mal al estómago, esas heridas se irán acumulando enfermando nuestra vida emocional, y disminuyendo nuestra calidad de vida, nuestra felicidad.

La sabiduría oriental nos enseña que debajo de todos estos complejos, traumas y conflictos, allí está nuestra real identidad; que está constituido como una porción del TODO, una chispa Divina; y que además de ayudarnos a elaborar esas heridas, podemos acceder a esa interioridad, a esa potencia, para obrar de adentro hacia fuera y limpiar esas toxinas emocionales. Para los cristianos es el Espíritu Santo que habita en nuestro interior, en lo profundo nuestro como una fuente de agua viva: “…el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi Nombre, les enseñará todo y les recordará lo que les he dicho. Les dejo la paz, les doy mi paz, pero no como la da el mundo. ¡No se inquieten ni teman! Me han oído decir: Me voy y volveré a ustedes”. Jn 14,23-29

Abordar nuestras heridas del pasado e intentar sanarlas con acciones en el mundo externo o en nuestro mundo interno, no es nada fácil, claro está. Pero el gozo que causa una vez realizada esa higiene mental es tan grande como ningún otro. Soltar lo viejo para que lo nuevo tenga espacio, aprender de sí mismo y consigo mismo, el desapego, los procesos de duelo, perdonar y perdonarse, reparar lo que hemos dañado, todo esto cuesta montañas de esfuerzo, de trabajo en uno mismo, pero junto con otros (otros significativos que nos apoyen en el proceso desde una mirada amable). Y así, uno puede ser como la flor del loto que tiene sus raíces en el barro, pero al crecer hacia arriba aspirando llegar a la luz, sus pétalos se abren convirtiéndose en una Hermosa Flor.

Y, como me dijo el querido PADRE HILMAR ZANELLO: quizá MARÍA, sobre esto nos hablaba JESÚS cuando nos dice: “Benditos son los puros de corazón, pues ellos verán a Dios”.

María Guadalupe Buttera



Gentileza


Copyright ©2007 Dulce_Corazón All Rights Reserved

TAG/MAT/Grammys Gallery

respetar autoría si deseas utilizarlo











 

Comentarios

Aún no hay comentarios. Iniciá una conversación acerca de este tema.