HISTORIAS KAPRIKORNIANAS (2)

Escrito por
@KAPRIKORNIO

22/05/2002#N883

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Sobre los sueños, las sombras, fantasías (no fantasmas), el amor, la luz y otras yerbas.

En el pequeño cuarto iluminado a medias por la tenue luz de una vela tienen vida mundos invisibles agazapados en sus ángulos más oscuros. Del más oscuro de todos me desprendo y en espiral ascendente por una pata de la vetusta mesa llego a su superficie. Sobre ella la blancura de la hoja de papel se destaca y me seduce al igual que lo haría una mujer sola y desnuda en mi lecho, esperándome para una noche de amor. Hay tantas cosas dentro mío que el deseo me arrebata y me propongo esta noche ser su amante y pluma en mano escribo. Comienzo a rozar su piel.
Podría copiar los más bellos poemas que mudarían en las caricias más tiernas, pero ciertamente no serían mías. Me digo: eso es tarea de poetas.
Podría dibujar los más increíbles y fantásticos cuentos ya creados y sabría que son dedos extraños, de manos extrañas, los que recorrerían su suave cuerpo. Sé que debo ser yo mismo y esto es lo que soy: tan sólo una sombra con sus recuerdos que vive esta realidad en perpetua agonía por la ausencia...
La sensación que me produce su recuerdo tiene un sabor agridulce para el alma. Es recordar aquella historia tan vívida aún por el escaso tiempo que ha pasado y sentir mi ser desgarrarse primero en un dulce dolor que crece intensamente hasta no poder ahogar el grito del alma.
Infierno de ausencia material dentro de un abismo oscuro.
Pesadilla interminable de un ayer no lejano y un mañana que jamás llegará. Averno infinito de amargura y soledad...
Pero no me olvido que hoy estoy haciéndole el amor a su recuerdo y entonces decreto una tregua, dejo mi infierno por un instante y comienzo a recordar... y escribo:
Su cara junto a la mía, su aliento, la paz de su mirada que me envolvía para descansar por un momento del largo camino de la vida.
Recuerdo su sonrisa cómplice cuando mis incansables labios parían infinidad de besos cubriendo todo su cuerpo y mis manos, celosas, lo recorrían borrándolos por completo, y así todo comenzaba de nuevo. Su pecho apretado junto al mío transmitiéndonos tanto calor, tanto amor, ¡cuánta armonía en el acto! ¡qué preciosos momentos! y luego, tan de repente, sin mediar palabras, desatábamos una tormenta de pasión, la respiración entrecortada, ambos pechos agitados y los corazones golpeando frenéticos y con tal fuerza sobre las sienes que soles de mil colores estallaban en nuestro espacio... hasta que llegaba la calma, calma momentánea que presagiaba una renovada tormenta de pasión.
Recuerdos..., dulces recuerdos...
Nuevamente el infierno...amargo presente...
¡Qué poco duró!, ¡cuántos sueños truncados!, si hubiese previsto el final, seguramente la hubiera amado aún más. Echarle la culpa al destino es fácil, pero, ¿existe realmente el destino?, ¿hay algo preestablecido? o ¿sólo somos como plumas al viento?
Me alejé de ella, pero no del todo. Cumplo mi promesa de nunca irme del todo porque 'siempre estaré regresando', tal cuál la frase que le repetía hasta el cansancio, aunque nadie regresa del lugar en donde estoy.
Tal vez sea un vano intento, pero a la luz de una vela, en este cuarto sombrío, sobre esta hoja de papel desnuda escribo los recuerdos del ayer. Sé que ya nunca más voy a recorrer su cuerpo, que ya no volveré a ver su oscuro cabello resaltando sobre el fondo blanco de nuestra almohada, sus labios distendidos en sonrisa luego de la amorosa batalla. Nunca más sentiré la calidez de sus manos y sus caricias infinitas, no veré sus magníficos ojos verdes y la paz de su mirada invitándome a descansar al despertar la mañana.
Igual insisto...
Del ángulo más oscuro de este cuarto en penumbras, me desprendo, sombra entre las sombras, y extiendo mi mano y ¡no logro asir la suya!
Aire que ya no llena mis pulmones.
Abismo negro que abre su boca fétida e insaciable para tragarme...
De pronto el grito de vida estalla en mi garganta, despierto tan sobresaltado. De inmediato estiro mi brazo y con mi mano toco su tibio cuerpo a mi lado. Aún duerme. Compruebo que hay tanta paz en el acto que de inmediato me sereno.
Pienso en mi sueño y me pregunto si en algún momento podrá ser real. Si es eso lo que me espera. Si hay un destino prefijado o lo hacemos a cada paso. Es posible, pero ciertamente no lo sé, sólo tengo una certeza: estoy tan vivo y tan a tiempo de intentar todo que cuando ella despierte la invitaré a llenar los espacios en blanco de nuestras vidas con mil colores. Comenzaré escribiendo sobre su cuerpo desnudo la historia de nuestras vidas y hasta me animaré a escribir un poema que anidará en sus entrañas y será la prueba que no pasamos por este mundo en vano.
Nuestro hijo será la luz que borrará todas las sombras del mañana. Será el amor encarnado en cuerpo y alma que, una vez más, le ganará a la muerte la batalla.
Cuando ella despierte la invitaré a escribir una nueva página en el libro de nuestras vidas. Sí, así será.
El sol del amanecer se cuela por las rendijas de la ventana y observo los ángulos aún oscuros de este cuarto, ¿habrá mundos invisibles habitados por sombras que no se atrevieron a vivir? Es posible.
A vos, que estás leyendo estas líneas, te digo que todo es posible. Desde las sombras de la oscuridad y sus amargos grises hasta la brillante luz, pasando por una gama infinita de colores: los de la vida.
Un consejo: ama y vive cada momento de esta vida como si fuera el último. No te arriesgues a dejar para mañana en tu corazón lo que puedas ofrecer hoy. Piensa, luego actúa, la elección es tuya...

kaprikornio

 

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