LADRÓN de SÁBADO


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Publicado por
@FLORALIS

19/04/2017#N62950

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de Gabriel García Márquez

Hugo, un ladrón que sólo roba los fines de semana, entra en una casa un sábado por la noche. Ana, la dueña, una treintañera guapa e insomne empedernida, lo descubre in fraganti. Amenazada con la pistola, la mujer le entrega todas las joyas y cosas de valor, y le pide que no se acerque a Pauli, su niña de tres años. Sin embargo, la niña lo ve, y él la conquista con algunos trucos de magia. Hugo piensa: «¿Por qué irse tan pronto, si se está tan bien aquí?» Podría quedarse todo el fin de semana y gozar plenamente la situación, pues el marido -lo sabe porque los ha espiado- no regresa de su viaje de negocios hasta el domingo en la noche. El ladrón no lo piensa mucho: se pone los pantalones del señor de la casa y le pide a Ana que cocine para él, que saque el vino de la cava y que ponga algo de música para cenar, porque sin música no puede vivir.

A Ana, preocupada por Pauli, mientras prepara la cena se le ocurre algo para sacar al tipo de su casa. Pero no puede hacer gran cosa porque Hugo cortó los cables del teléfono, la casa está muy alejada, es de noche y nadie va a llegar. Ana decide poner una pastilla para dormir en la copa de Hugo. Durante la cena, el ladrón, que entre semana es velador de un banco, descubre que Ana es la conductora de su programa favorito de radio, el programa de música popular que oye todas las noches, sin falta. Hugo es su gran admirador y. mientras escuchan al gran Benny cantando Cómo fue en un casete, hablan sobre música y músicos. Ana se arrepiente de dormirlo pues Hugo se comporta tranquilamente y no tiene intenciones de lastimarla ni violentarla, pero ya es tarde porque el somnífero ya está en la copa y el ladrón la bebe toda muy contento. Sin embargo, ha habido una equivocación, y quien ha tomado la copa con la pastilla es ella. Ana se queda dormida en un dos por tres.

A la mañana siguiente Ana despierta completamente vestida y muy bien tapada con una cobija, en su recámara. En el jardín, Hugo y Pauli juegan, ya que han terminado de hacer el desayuno. Ana se sorprende de lo bien que se llevan. Además, le encanta cómo cocina ese ladrón que, a fin de cuentas, es bastante atractivo. Ana empieza a sentir una extraña felicidad.

En esos momentos una amiga pasa para invitarla a comer. Hugo se pone nervioso pero Ana inventa que la niña está enferma y la despide de inmediato. Así los tres se quedan juntitos en casa a disfrutar del domingo. Hugo repara las ventanas y el teléfono que descompuso la noche anterior, mientras silba. Ana se entera de que él baila muy bien el danzón, baile que a ella le encanta pero que nunca puede practicar con nadie. Él le propone que bailen una pieza y se acoplan de tal manera que bailan hasta ya entrada la tarde. Pauli los observa, aplaude y, finalmente se queda dormida. Rendidos, terminan tirados en un sillón de la sala.

Para entonces ya se les fue el santo al cielo, pues es hora de que el marido regrese. Aunque Ana se resiste, Hugo le devuelve casi todo lo que había robado, le da algunos consejos para que no se metan en su casa los ladrones, y se despide de las dos mujeres con no poca tristeza. Ana lo mira alejarse. Hugo está por desaparecer y ella lo llama a voces. Cuando regresa le dice, mirándole muy fijo a los ojos, que el próximo fin de semana su esposo va a volver a salir de viaje. El ladrón de sábado se va feliz, bailando por las calles del barrio, mientras anochece.

 

 

 

Comentarios

@MIGUEL_CLEM

19/04/2017



No conocía este cuento de Márquez, a quien debo mi amor por la literatura, en particular la Sudamericana. Al leerlo, me da cierta sensación de un Márquez que buscó despegarse de su propio estilo, tomando quizás algo del periodista que alguna vez fue en su mocedad. No sé, quizàs me equivoco. Es mi humildísima opinión.  
@FLORALIS

19/04/2017



Hola @MIGUEL_CLEM !  

Te dejo algo sobre el análisis del cuento “Ladrón de sábado” , cuento que pertenece al libro publicado en 1995 titulado “Como se cuenta un cuento- Taller de guiones”.

En una entrevista al autor dice: “Lo que más me importa en este mundo -nos contaba Gabo- es el proceso de la creación. ¿Qué clase de misterio es ése que hace que el simple deseo de contar historias se convierta en una pasión, que un ser humano sea capaz de morir por ella, morir de hambre, frío o lo que sea, con tal de hacer una cosa que no se puede ver ni tocar y que, al fin y al cabo, si bien se mira, no sirve para nada?” Desde que comencé a impartir estos talleres he oído innumerables grabaciones, he leído innumerables conclusiones tratando de ver si descubro el momento exacto en que surge la idea. Nada. No logro saber cuándo es. Pero entretanto, me hice un adicto del trabajo en taller. Se me convirtió en un vicio, esto de inventar historias colectivamente” . García Márquez se ubica dentro del Boom de la literatura hispanoamericana. Este nombre se debe al enorme éxito que esta alcanza a comienzos de la década de los sesenta, básicamente por la aparición de ciertas obras que plantean una ruptura con las formas tradicionales del relato, y que, al mismo tiempo hacen mundialmente famosos los nombres de los autores, entre ellos “Gabo”, Mario Vargas Llosa y Julio Cortázar.

El “Realismo mágico” funde la realidad narrativa con elementos fantásticos y fabulosos, no tanto para reconciliarlos como para exagerar su aparente discordancia. El reto que esto supone para la noción común de la “realidad” lleva implícito un cuestionamiento de la “verdad” que a su vez puede socavar de manera deliberada el texto y las palabras, y en ocasiones, la autoridad de la propia novela. Se define como una preocupación estilística y el interés de mostrar lo irreal o extraño como algo cotidiano y común. No es una expresión literaria mágica, su finalidad no es suscitar emociones sino, más bien, expresarlas, y es, sobre todas las cosas, una actitud frente a la realidad. Lo fantástico y singular se vuelve algo común y ordinario. Su obra más conocida, la novela “Cien años de soledad”(1957) es considerada una de las más representativas de este género, por lo que, en 1982 recibió el Premio Nobel de Literatura.

Análisis del título: Podemos clasificarlo como catafórico ya que nos adelanta parte del contenido, pero a la vez está lleno de poesía, ya que la frase adjetiva “de sábado” le quita dramatismo, dureza y violencia. A su vez crea expectativa en el lector al preguntarse las razones por las que sale a robar solo los sábados.

Estructura externa: Los escritores del “Boom” se caracterizan por romper con la tradicional estructura de la trama narrativa : introducción- desarrollo-desenlace. Principalmente hacen un uso particular del manejo del tiempo con analepsis y prolepsis abruptas o invirtiendo el orden, son típicos los comienzos abruptos y los finales sorprendentes. En este caso vemos que la estructura narrativa propicia un uso vertiginoso del tiempo, no hay distenciones, todo está al servicio de la rapidez con la que debe actuar un ladrón. En el primer enunciado se presenta al protagonista junto con la acción principal, en el segundo se presenta a la supuesta antagonista, Ana, mediante una serie de adjetivos que la califican como asociada con su cualidad de “insomne” a la de “ladrón de sábado por la noche”. En los siguientes enunciados la situación se acelera, es descubierto, amenaza, la mujer le da las cosas de valor y le ruega por su hija. Hasta aquí nada parece salir de lo común, lo insólito comienza a darse cuando “conquista” a la niña. En la segunda parte del primer párrafo los hechos mágicos comienzan a crearse “mágicamente”. En lugar de reclamar las joyas y el dinero, decide disfrutar de la compañía de las dos y vivir lo que él no tiene: una vida en familia. Cambia su actitud por la comodidad que siente en compañía de la mujer y de su hija Pauli.

Esta temática, posee relación con el libro “La Metamorfosis” de Franz Kafka (1915) puesto que, Gregorio Samsa al igual que Hugo experimenta un cambio radical en su apariencia o personalidad por sus vivencias ocurridas. Aparecen sub-temas como la "soledad de aquella mujer", el “abandono” de la familia que ha hecho el padre, la vulnerabilidad de una mujer sola con una niña en una gran ciudad. Gestos como “ponerse los pantalones” indican simbólicamente “tomar el lugar de hombre de la casa”: jugar con la niña, esperar la cena escuchando música; poco a poco se va creando una atmósfera particular que desorienta al lector.

En el segundo párrafo la focalización del narrador omnisciente en tercera persona se instala en la figura de Ana, un nombre corto de tres letras , una menos que el de Hugo. Sabemos de ella que es una figura pública, que conduce un programa de música en la radio, y que Hugo, el solitario, es su fans. Este es vigilante de un banco tal vez por romper la rutina de manera irónica transgrediendo los principios que a diario defiende, de día cuida un Banco cuidándolo de los ladrones, por las noches se transforma en su antítesis , tal vez por soledad y miedo a enfrentarse a un hogar vacío, se dedica en su tiempo libre los fines de semana a introducirse en hogares ajenos para robar, en forma de botín material, lo que la vida le ha negado. A partir de ahora vemos algunos verbos en tercera persona del plural “escuchan”, “hablan”. La relación extraña comienza a darse. No asume el papel de marido de Ana porque ésta, por temor, idea lo de la pastilla para dormir al ladrón, equivocándose al tomarla ella y quedándose dormida. Hugo no es en realidad un malvado y por tanto no aprovecha la situación para violentarla en modo alguno. Por lo contrario, la cuida y así ella despierta perfectamente protegida, incluso contra el frío. “Ana empieza a sentir una extraña felicidad”, el ladrón le parece atractivo. Los roles se han invertido radicalmente, es el ladrón quién la cuida, les hace el desayuno, juega con la niña. En ese momento y sabiendo ya los tres personajes que no tienen nada que temer, empiezan a vivir un perfecto día en familia. Incluso cuando aparece una amiga de Ana para invitarla a comer, ella decide no decir nada y quedarse en casa, pues está disfrutando ya mucho de la presencia de Hugo, “juntitos”, el diminutivo con toda su carga afectiva. Repara todos los daños realizados, y es hora de irse. Cuando Hugo no tiene más remedio que marcharse porque pronto aparecerá el marido de Ana, él le devuelve lo que había robado y le indica incluso cómo protegerse de los ladrones, porque se ha encariñado con ella y su hija. Ocupa a la perfección el lugar de esposo y padre, se dan cuenta de que se necesitan. Ana reacciona y lo llama para que vuelvan a encontrarse el siguiente fin de semana. Los dos son felices, creo que los tres. “mientras anochece”, se cierra un ciclo pero ya se prepara otro fin de semana con la magia instalada.

Te aclaro que tanto el cuento, como su análisis,  fueron extraidos de Internet...

Saludos !

Elsa

   
@ANITAKREI

26/04/2017



Hola me parece fantastico como en tan pocas lineas se puede desarrollar toda una historia,es la magia del cuento.

   
@FLORALIS

28/04/2017



Así es @ANITAKREI, una maravilla Ladrón de Sábado !

Te invito ahora a que leas también aquí en FOROS: CUENTOS--->MICROCUENTOS,

capaz ya lo has visto !  
@ANITAKREI

28/04/2017



Gracias @FLORIS ,SOS MI PRIMER CONTACTO JJAJAJAJ.

Si voy poco a poco ,ids tienen mucho con que entretenerse.

gracias.