LA PIEZA AUSENTE


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Escrito por
@CRUZ_DEL_SUR

20/12/2016#N61790

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Comencé a coleccionar rompecabezas cuando tenía quince años.  Cuando leí en el diario que habían asesinado a Nicolás Fabri,  director del Museo de Rompecabezas, adiviné que pronto sería llamada a declarar, ya que  no hay nadie en esta ciudad – dicen – más hábil que yo para armar esos juegos que exigen paciencia y obsesión.

Tuve razón: a las diez  de la noche la llamada de un policía me citó para la mañana siguiente en las puertas del Museo.  

Fui recibida por un detective alto, que me tendió la mano distraídamente, mientras decía su nombre en voz baja –Rivero- como si pronunciara una mala palabra. Le pregunté por la causa de la muerte:- veneno- dijo entre dientes.

 Me llevó hasta la sala central del Museo, donde está el rompecabezas que representa el plano de Bahía Blanca con dibujos de edificios y monumentos.  Mil veces había visto esa increíble obra de arte: nunca dejaba de maravillarme. Era tan complicado que parecía siempre nuevo, como si, a medida que la ciudad cambiaba, manos secretas alteraran sus innumerables fragmentos. Noté que faltaba una pieza.

Rivero buscó en su bolsillo, sacó un pañuelo, un cortaplumas, un dado, y al final apareció la pieza. – Aquí la tiene –me dijo-  encontramos a Fabri muerto sobre el rompecabezas. Antes de morir arrancó esta pieza. Pensamos que quiso dejarnos una señal en relación a su asesino.

 Miré la pieza. En ella se dibujaba el edificio de una biblioteca, sobre una calle angosta. Se leía, en letras diminutas: Pasaje Vergara.

 

- Sabemos que Fabri tenía enemigos – dijo Rivero – coleccionistas resentidos, como Santángelo, varios contrabandistas de rompecabezas, hasta un ingeniero loco, constructor de juguetes, con el que se peleó una vez.

- Bermúdez –dije -. Lo recuerdo bien.

 - También está Muñoz, el vicedirector del Museo, que quería ascender a toda costa.

  - ¿Relaciona a alguno de ellos con esa pieza? – Dije que no.

 - ¿Ve la B mayúscula, de Biblioteca?  Detuvimos a Benvenutto, el anticuario, pero tenía una buena coartada. También combinamos las letras de Vergara buscando anagramas. Fue inútil. Por eso pensé en usted.

 

 

 

 Miré el tablero: muchas veces había  envidiado a Fabri  por lo minucioso y preciso que  demostró ser al hacerlo. pero por primera vez sentí el peso de cada una de las piezas que componían ese Grial de los rompecabezas;  las imaginé parte de un complot, sin duda ellas conocían el secreto que yo necesitaba develar.  El gigantesco rompecabezas era un monstruoso espejo en el que me veía  obligaba a reflejarme.   Encontré (sin buscarla, sin interesarme) la solución.  Después de todo, no era mi obligación descubrir quién había matado al Director del Museo, sólo me importaba el desafío que esas miles de pequeñas intrigantes me planteaban.

- Llega un momento en el que los coleccionistas  ya no vemos las piezas - le dije a Rivero Jugamos en realidad con huecos, con espacios vacíos. No se preocupe por las inscripciones en la pieza que Fabri arrancó: mejor mire la forma del hueco –le sugerí.

 

 Rivero miró el punto vacío en la ciudad parcelada: leyó entonces la forma de una M.  Muñoz fue arrestado luego de una rápida investigación   Fabri y Muñoz mantenían una relación sentimental que el  Director quería terminar al comprender la verdadera ambición de su amante.

Desde entonces, cada mes, Muñoz me envía por correo un pequeño rompecabezas que fabrica en la prisión con madera y cartones. Siempre descubro, al terminar de armarlo, la forma de una pieza ausente, y leo en el hueco la inicial de mi nombre.

 

Comentarios

@MARCEAR22

21/12/2016

Muy bueno !!!!  
@MARIO

21/12/2016



Muy lindo !!! creativo y directo. Te felicito. Gracias por compartirlo. Mario