A-DIOS

A-Dios.
Así como a lo largo de nuestras vidas pasamos por la rumorosa e intensa pero no demostrable sensación de estar cerca de lo sagrado,la mayoría del tiempo nos preguntamos el por qué de su ausencia.
Esoecialmente en lo momentos más difíciles, cuando todso lo sucedido supera la propia razón de justicia o de ética.
A mi modo de ver, pese a laos múltiples caminos señalados por nuestros terapeutas (asunción dela pérdida, duelo, considerar como experiencia lo sucedido) el camino de para decir adios a un amor profundo, esinvoluntario y a mi modo de ver azaroso.
En mi experiencia, solo es posible decir adiós con un dolor toilerable, cuando la crisis y el riesgo que esta conñlleva es hablado por la pareja, y ambos están enterados.Allí sí hay un proceso.
Pero cuando los finales son súbitos, el dañoes irreparable.
Claro nadie llega a esos momentos sin desgaste, pero cual es
el quantum de desgaste que lo dispara.
Uno delos dos, había preparado el terreno, para que x situación fuera el detonante.Y esto se llama traición, alguien tenía tomada una decisión.
Y como se llama cuando dos días antes se decía Te amo al proximamente abandonado.A mi modo de ver asesinato afectivo.
Peor aún que la infidelidad.
Por eso, cuando alguien altera la noción y el alcance mismo de las palabras, pone al otro en una delicada situación que estará dispuesto a creer y a escuchar.Ergo como construiir.
Cuando una palabra es dicha a tiempo o cuando es omitida como señalameineto de la crisis.En un tiempo de resultados, de palabras que no son necesarias sostener, la muerte amorosa está a la vuelta de la esquina.Protejete y para eso no hay profilácticos, se trata de algo mucho más difícil de aprender.
Claro necesita, tiempo, entereza y sensibilidad tres valores en oferta.
Montecristo

 

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