Ocupa tu Lugar


Registrate en Encontrarse y empezá a conocer gente ya

Escrito por
@DANTEX

27/02/2022#N78388

0 Actividad semanal
196 Visitas totales


Registrate en Encontrarse y empezá a conocer gente ya
No pienses tanto, siente. Pensamos mucho y lo hacemos mal porque siempre pensamos lo mismo. Damos muchas vueltas pero es dentro de la jaula, nunca fuera. Observa tus pensamientos y decide que tal vez no sean verdad y no pasa nada.

No hagas tanto, escoge qué haces y hazlo con amor, con respeto por ti y por los demás. Haz con inspiración y con ganas. Disciplínate para hacer, pero sin atosigarte y exigirte demasiado, así podrás hacer disfrutando y sin sufrir. Ponte pautas pero no te encarceles. Que tus hábitos sean los hitos que te marcan el camino y no los barrotes de la celda. Encuentra el equilibrio.

No temas parar y recalcalcular tu ruta. Tomarse tiempo no es perder tiempo, es aprovecharlo, es decidir desde la sabiduría interna y no desde el piloto automático que solo busca hacer sin parar para sentirse útil y ocupado. No necesitas acumular méritos ni resultados, tu valor está por encima de lo que produces. A veces paras y te das cuenta de tantas cosas que cuando vuelves a dar un paso has dado en realidad un gran salto…

No corras, a donde vas no se llega con prisa sino con presencia.

No te midas por las palabras de otros, no dejes que te pongan etiquetas y si lo hacen, no las asumas, no te las creas. No eres etiquetable, ni siquiera definible con palabras. Cuida a la vez tus palabras porque con ellas creas tu mundo…

No asumas responsabilidades ajenas. Si puedes ayudar, hazlo, pero no puedes vivir por otros, ni llorar por otros, ni superar sus miedos, ni llevar a cabo sus retos, ni sudar sus camisetas.

Agradece cada día todo lo que llega a ti, pero no esperes nada. Nadie va a salvarte la vida, solo tú. Esa parte de ti que sabe que no sabe nada pero aprende de todo y ama cada minuto.

Deja de buscar, encuentra. Está bien poner foco en lo que anhelas, pero no te pierdas el camino. No dejes de ver lo que está en tu vida solo mirando lo que te falta, porque eso te hace perder mucha belleza y no valorar lo mucho que llega a ti. Que mirar a la luna no te impida vivir este momento, este ahora, este trayecto. Lo sueños no nos pueden recortar sino motivar. No pueden dejarnos en visión túnel sin ver las oportunidades que se pasan por nuestro lado mientras vamos hacia una meta. La meta a conquistar es y siempre serás tú. Un versión de ti más libre que se siente capaz y muestra todo su valor.

Sueña, pero no te pierdas en tus sueños, no te reduzcas a tus sueños. La verdadera motivación es estar vivo ahora y estar contigo en paz.

No te reproches nada. Si algo hiciste mal, acéptalo, asume. Si lo puedes arreglar o reparar, hazlo. Pide perdón todas la veces necesarias, de corazón, y sigue adelante. Los errores reconocidos y comprendidos son tus grandes aciertos. Vívelos con tanta dignidad que les des la vuelta y sean tu honor y tu estandarte… La culpa no engendra nada más que sufrimiento y más culpa y más sufrimiento. Un bucle del que solo se sale con perdón, el de ti mismo.

Siente, no huyas de lo que sientes. La única forma de superar lo pendiente es vivirlo y reconocerlo, para darte cuenta de que no eres tus miedos, ni tu tristeza, ni tu dolor. Eres ese ser que los observa y se hace cargo de ellos desde la paz. Llora todo lo que necesites. Enfádate. Da portazos. Siente rabia, envidia… No se trata de reprimir sino de hacerlo consciente. Si te das cuenta de lo que sientes podrás usarlo para encontrar paz y coherencia. Ser optimista no es pensar que todo irá bien o saldrá como esperas, es saber que pase lo que pase confías en ti y tienes herramientas internas para superarlo y , si no, pedir ayuda.

No hace falta que te repitas mil veces que te quieres. No es que esté mal, es hermoso, pero primero saca la basura inconsciente que guardas y obsérvala. No se trata de forzarse para amarse sino de quitar los muros que lo impiden. Reprográmate y suelta. La autoestima no es un proceso para amar lo que no amas, exigiéndote y maltratándote si no lo consigues, es una decisión que te permite empezar un camino en el que antes de descubrir quién eres, tienes que apartar los obstáculos que no te dejan verlo. Cuando consigas quitar el velo que cubre tu mirada y no te deja verte, amarte será fácil. El amor llega solo cuando el camino está libre.

No te juzgues ni juzgues tu proceso. Te transformas al ritmo que debes, al que puedes y estás preparado. Que el cambio que experimentas no sea una excusa para maltratarte más y el camino hacia la libertad no se convierta en un camino de regreso a cárcel, a una más sofisticada, pero cárcel al fin y al cabo.

Acepta. Nada obra tantos cambios como aceptar que algunas cosas no van a cambiar. Porque cambias tú, tu forma de pensar, de ver… Y desde esa paz todo se transforma. No es magia, es un cambio de perspectiva, es una forma de mirar desde el amor que obra el milagro imposible. Aceptando muchas cosas cambian y otras no, pero ya no importa porque ya no arañan y las ves de otro modo… Acepta ahora y si no puedes, no pasa nada, acepta que no aceptas. Es un gran paso.

Recuerda que no controlas nada, tal vez solo tu forma de mirar el mundo pero nunca lo que pasa. Lo único que puedes decidir es cómo vivirlo y, con entrenamiento y consciencia, cómo pensarlo.

Dí que no. A veces nos cuesta y mucho, pero hay que decirle a la vida y a las personas lo que no queremos y no vivir vidas a medias. Si no puedes todavía decir no, no pasa nada, sé consciente de por qué no te atreves, de qué te frena, de qué te impulsa a estar donde no quieres estar y hacer lo que no va contigo. Encuentra el miedo que yace en ti y te obliga a vivir esa vida que no es tu vida y respira.

Que no te importe hacer lo algunos llaman «el ridículo». Siente esa vergüenza que nos piden que ocultemos y pasea con ella por la calle. Que te miren, si quieren. Que murmuren… No reniegues de ti, de lo que realmente eres y de lo que amas… Que se rían, no importa. No hay nada en ti que sea defectuoso o equivocado. Algunas personas miran a los demás y se mofan de ellos porque encuentran sus propios miedos proyectados en el otro y creen que así es más soportable su amargura… No caigas en ese juego. Cuando te mires con el amor que mereces, sus miradas inquisitivas se desvanecerán o no podrán hacer mella en ti. Nada es una ofensa en realidad, es un juego de espejos que termina mirando dentro de ti y dejando de mirar tu reflejo en el otro y juzgando.

Cuando recibas esos golpes de la vida, esos arañazos, esos momentos duros que siempre llegan no te culpes, trátate bien… Para y siente ese dolor y pregúntate qué te das tú a cada momento. La vida es un espejo y no se trata de reprocharse sino de usarlo para darte flores y respeto en lugar de críticas y desamor. Cuando menos te comprendas y te valores es cuando más amor necesitas por tu parte.

Mira sin juzgar y si lo haces, date cuenta y suelta esa necesidad. No pasa nada, eres un ser humano. Solo date cuenta. Cada vez que juzgas, recortas un universo y lo reduces a una dimensión, a un resultado, a un miedo. Si te abres a ver al mundo capaz, lo capacitas. No pidas nada pero ábrete a recibirlo todo, lo mejor, porque eso es lo que mereces.

Comparte lo que eres. Comparte lo que haces. Comparte tu talento. Aporta todo lo que puedas sin temor a que te copien, te imiten, te critiquen. Comparte sin miedo a quedarte vacío. Lo que realmente das desde el amor siempre se multiplica en ti…

Cuando todo se ponga oscuro, respira. Nos olvidamos de respirar, nos olvidamos de respirar en calma y profundamente. Nos conectamos a la angustia y nos dejamos llevar por ella, vivir por ella. Respira y mientras respires, solo haz eso, respirar. Toca con tus pies el suelo y nota la tierra, siente que te enraízas y nota como el aire entra en ti y sale sin esfuerzo. Invita a la vida a vivirte, a ser vivida por ti… Procura estar presente en tu vida porque es ahora, solo ahora. No tengas pasado ni futuro, tente a ti. Te bastas y te sobras si realmente conectas contigo.

Nadie podrá estar contigo si tú no estás contigo, si no estás de tu parte… Tal vez esté a tu lado, comparta el camino y te dé la mano, pero nadie llena el vacío que tú mismo no te llenas.

GRACIAS por leerme.

¿Quieres aprender a amarte?

¿Quieres dar un giro a tu vida?

Primero te invito a leer mi libro “Manual de autoestima para mujeres guerreras”.

En él cuento como usar toda tu fuerza para salir adelante y amarte como mereces y dar un cambio a tu vida… Ese cambio con el que sueñas hace tiempo y no llega.

Disponible aquí

amazon llibre merce amazon
Y a entrar en mi web y ponerte en contacto conmigo para hacer un plan y transformar tu vida en todos los aspectos. ¿Te apuntas?

www.merceroura.es

Anuncios

INFORMA SOBRE ESTE ANUNCIO
Comparte:
TwitterLinkedInFacebookCorreo electrónicoImprimir

22 de febrero de 20223 Respuestas
El niño y el monstruo
6 Votes


Había una vez un niño que vivía atado a un monstruo.

No se trataba de un monstruo de esos que viven en el armario o debajo de las camas, era un monstruo de los que también sonríen, fuman cigarrillos y se abrillantan los zapatos. Un monstruo con dos caras y dos almas.

Ante el mundo, parecía que el monstruo se ocupaba de él pero, en realidad, era él quién le daba la vida al monstruo.

Algunas personas le decían que el monstruo no siempre había sido un monstruo, que hubo un tiempo en que era humano. Aunque el niño era tan pequeño entonces, que apenas lo recordaba. Ahora no era así, era monstruo casi siempre y cuando no era monstruo era una bestia dormida que ronca y ocupa todo el espacio del sofá. Que no cocina, ni lava platos, ni llena la nevera.

Algunas veces, cuando el monstruo está cansado de gritar y el niño está escondido bajo la mesa, los ojos del monstruo se acercan con cara de suplicar perdón y parecen humanos… Aunque sólo dura unas horas. Hasta que el monstruo se enfada de nuevo por algo que siempre es culpa del niño. Siempre… Siempre es una palabra tan terrible como nunca… Si tuviera que hacer una lista de las más terribles palabras esas serían dos de ellas, las primeras. Al niño le gusta hacer listas, le calma… Le ayuda a tenerlo todo pensado y controlado por si el mundo se desmadra o se cae y tiene que sujetarlo… Por si la vida se escapa y tiene que ir a buscarla. Porque así tiene una sensación de control, que sabe que es falsa, pero que le ayuda a dormir por las noches, al menos un rato…

A veces el monstruo se arrepiente tanto de sus gritos que se esconde días y días y se va de casa. El niño aunque está solo entonces, ama esa soledad maravillosa y suplica que no vuelva. Aunque, siempre vuelve y se enfada de nuevo, por lo que el niño piensa que, en realidad, no está muy arrepentido.

El niño, a veces, se da cuenta de lo mucho que le necesita el monstruo. Parece raro ¿Verdad? pero si él no le tapara de noche con la manta, cuando se queda dormido, o le dejara la cena, el monstruo se moriría de hambre y de frío. Aunque eso no es excusa, piensa el niño ¿Verdad?

Es como si el niño fuera un padre y el monstruo un hijo que está tan triste que para calmar su tristeza grita y rompe cosas, como hacen algunos niños que tienen pataletas. Eso tampoco, tampoco es excusa. Él también está triste, muy triste, de hecho, y se aguanta…

El monstruo -piensa el niño- es un como un niño que no ha crecido… Y a cambio, él ha tenido que crecer muy deprisa para controlar al monstruo, contenerlo y saber lo que le conviene.

El niño debería tal vez odiar al monstruo, pero no puede. El monstruo es demasiado egoísta y débil como para no tener piedad de él. Y el niño es demasiado fuerte y bondadoso como para odiar a alguien.

Muchas noches, el niño contempla el cielo desde la ventana de su habitación y pide deseos. No sabe qué desea ser cuando sea mayor pero siempre pide que, pase lo que pase, nunca (aquí sí que dice la palabra nunca) llegue a convertirse en monstruo. Y suplica que si algún día le sucede, algún niño como él esté a su lado para taparle con la manta y se atreva a decirle que es un monstruo. Seguramente cuando te das cuenta de que eres un monstruo es cuando puedes empezar a dejar de serlo, nunca antes… Nunca, esa palabra otra vez.

El niño ha visitado muchos médicos. Médicos de esos que te curan con palabras. Le preguntan cómo está y qué necesita… Y el niño no lo entiende porque realmente quién tiene problemas es el monstruo, pero a él nadie le pregunta nada, seguramente porque no saben que el monstruo es un monstruo o tal vez… ¿Les da miedo a ellos el monstruo? ¿Por qué nadie cura a los monstruos ni se preocupa por ellos? ¿Por qué nadie aleja a los monstruos de los niños? ¿Por qué existen los monstruos en lugar de los padres?

El niño está convencido de que los monstruos necesitan muchas palabras para curarse… Escucharlas y decirlas, en voz alta, pero sin gritar… Palabras de esas que se te acumulan dentro y hacen que te duela la garganta, como cuando quieres llorar y reprimes lágrimas… El niño imagina a veces que el monstruo acumula lágrimas y no sabe llorarlas. Y el pobre se cree que gritando saldrán, pero aún se le quedan muchas más encerradas en el pecho.

Por suerte, el niño llora. Aprendió hace mucho, cuando se sentía solo sin nadie y sin nada… Nadie y nada… Dos palabras más para la lista… Y cuando llora, es como si todo lo que le araña le saliera de dentro, como si las lágrimas fueran palabras… Por eso él no grita, porque no le hace falta. Porque a veces está tan triste que se ahoga en su llanto y luego se siente invadido por la sensación de haberse arrancado la pena y el asco que siente…

Ahora que lo piensa, se da cuenta de que cuando crezca, se convertirá en un médico de monstruos, para curarles de la penas que les hacen gritar y así liberar a los niños como él.

O tal vez sea médico de niños que viven con monstruos… No lo sabe todavía.

Uno médico de esos que te curan con palabras si las quieres escuchar.

Escribí este pequeño cuento hace mucho tiempo para un libro que nunca vió la luz…

Gracias por leerme… Escribo sobre lo que siento o he sentido y el camino que he hecho hasta llegar aquí (aunque todavía estoy a medio camino de algún lugar). En este camino he aprendido poco a poco a aceptarme y amarme (aún me falta mucho, soy consciente).

Si quieres saber más de autoestima, te invito a leer mi libro “Manual de autoestima para mujeres guerreras”.

En él cuento como usar toda tu fuerza para salir adelante y amarte como mereces y dar un cambio a tu vida… Ese cambio con el que sueñas hace tiempo y no llega.

Disponible aquí

amazon llibre merce amazon
Si quieres saber más de mí, te invito a entrar en mi web y conocer lo que hago. Acompaño a personas y organizaciones a desarrollar todo su potencial a través del coaching, el mentoring y la Inteligencia Emocional.

www.merceroura.es

Comparte:
TwitterLinkedInFacebookCorreo electrónicoImprimir

14 de febrero de 20223 Respuestas
Ocupa tu lugar
6 Votes


No se trata de amarse en la victoria, en la cima, cuando tocas tu sueño y las personas te aplauden… Se trata de abrazarse en la derrota, en el fracaso, cuando las cosas salen mal y la gente te esquiva la mirada…

Se trata de amar esa oscuridad, esa sombra inmensa que todos intentamos ocultar y sentarse un rato a su lado. Tomarse un café y escuchar ese silencio tremendo en el que surgen esos pensamientos tristes y terribles… Y dejarlos pasar sin luchar contra ellos. Y ver que no son tú.

No se trata de encontrar tu belleza. Llega sola cuando ves lo más horrendo que hay en ti, escondido tras un miedo atroz. Cuando eres capaz de comprenderlo, aceptarlo y reírte de todas la veces que lo has negado… Entonces, justo en ese momento y no antes, ves que aquello terrible era hermoso en realidad pero no podías comprenderlo hasta ahora.

No se trata de estar feliz, esto va más de sentir tu tristeza y amarla. Comprenderla, aceptarla y saber de dónde viene y a quién le llora… Quedarte quieto a su lado un rato mientras te cuenta su historia, que es la tuya, y besar sus lágrimas.

La alegría llega sola cuando permites que la tristeza ocupe su lugar y se pueda marchar tranquila después de ser escuchada.

No se trata de que seas mejor para amarte, ni de que te esfuerces para cambiarlo todo en ti. Se trata de que ames lo que ya eres, barbaridades y manías incluidas, y acabes jugando a la vida contigo un buen rato. Que presentes al mundo tu yo más oculto, tu yo más avergonzante, tu yo más ridículo… Esa persona a la que siempre has tenido que señalen con el dedo porque no es suficiente, porque se queda corta y te hace pasar un mal rato… El amor llegará solo, sin tener que hacer nada justo cuando aceptes ese yo imperfecto, ese yo cansado de ocultarse… Y ya nunca más te avergonzarás de él porque ya lo amas y lo comprendes.

Entonces te das cuenta, no es que lo escondieras del mundo porque es imperfecto, es que de tanto esconderlo del mundo se ha vuelto así. Es como un flor cerrada que necesitaba de la luz del sol para abrirse. Justo cuando dejas de ocultarla, despliega sus pétalos y descubres que era hermosa pero necesitaba ser liberada para mostrar toda su belleza.

A veces basta amar lo que es para que se transforme. Descubrir lo que eres a través de lo que no eres.

A través de la pequeñez encontrar tu inmensidad.

A través de la tristeza, tu alegría.

A través de la lucha, tu paz.

A menudo, la vida te pone delante el lugar oscuro, el rincón feo, el camino difícil , el traje viejo, el amor de tercera, el sueldo bajo, pero es para que los aceptes, los notes, los comprendas y sepas que aquello no es para ti… Porque tal vez solo acercándote a lo que eres no eres puedes llegar hasta ti y reconocerte…

Lo que pasa es que cuando te pierdes, cuando te asustas y te desesperas, te buscas donde no estás. Entre lo absurdo, lo terrible, lo trágico… Te pones etiquetas horribles, te hablas mal y te maltratas. Cuando en realidad, si te llamas por tu verdadero nombre, con amor, siempre estás ahí, siempre respondes.

A veces, cuando eres capaz de amar lo que creías era una debilidad, se convierte en una fortaleza.

Justo en el momento en que dejas de esconder lo que no te gusta de ti y lo aceptas, se transforma.

Cuando de verdad ocupas tu lugar, te reconoces y te abrazas, tu mundo se endereza, porque el amor llega solo cuando dejas de poner obstáculos.

Gracias por leerme… Escribo sobre lo que siento o he sentido y el camino que he hecho hasta llegar aquí (aunque todavía estoy a medio camino de algún lugar). En este camino he aprendido poco a poco a aceptarme y amarme (aún me falta mucho, soy consciente).

Si quieres saber más de autoestima, te invito a leer mi libro “Manual de autoestima para mujeres guerreras”.

En él cuento como usar toda tu fuerza para salir adelante y amarte como mereces y dar un cambio a tu vida… Ese cambio con el que sueñas hace tiempo y no llega.

Disponible aquí

amazon llibre merce amazon
Si quieres saber más de mí, te invito a entrar en mi web y conocer lo que hago. Acompaño a personas y organizaciones a desarrollar todo su potencial a través del coaching, el mentoring y la Inteligencia Emocional.

www.merceroura.es

Comparte:
TwitterLinkedInFacebookCorreo electrónicoImprimir

1 de febrero de 20221 Respuesta
Para que salga tu luz
7 Votes


Tal vez has tenido una de esas noches o muchas… Sabes de qué noches te hablo porque son difíciles de olvidar.

Esas noches en que todo parece que está tan mal que no puedes acompasar el aliento. Que la vida se te escapa y no puedes atraparla… Que por más que lo intentas no estás en ti y no puedes dejar de pensar lo que no quieres pensar.

Esas noches en que pasas revista a tu vida y ves que vas perdiendo, a pesar de los esfuerzos locos, los sacrificios insoportables. A pesar de las ganas de parar y gritar acumuladas y contenidas que no te permites y parece que nada sirve para nada. ¡Menuda locura la vida! te encoges para encajar en ella y luego no sabes volver a tu tamaño real . Te vacías para llenarla y luego nada te sacia. Te rompes, te rasgas y cuando llega el momento no puedes recomponerte ni remendarte. Y una noche como esta, te partes en dos esperando que al menos una de tus mitades llegue a la meta y encienda luz porque la oscuridad es muy rotunda.

Esas noches como esta en que los cuervos anidan en tu alma y te dicen que todo va a salir mal. Te susurran que confías en la nada esperando algo que nunca pasará, que eres un iluso por creer en ti y en la vida y te apremian para que te prepares para el golpe que viene a por ti.

Esas noches llenas de cristales rotos y espinas. Cuando el frío se cala en los huesos y no hay manta que te cubra. Cuando hay un instante en el que todo se congela y parece que la muerte ronda y la oscuridad va a ser eterna.

Y suplicas que llegue la mañana y este dolor se disipe. Suplicas que ese llanto inmenso que te acapara el pecho y la garganta se funda, se derrame lentamente hasta llegar a la calle y se pierda entre las sombras, porque sabes que si sale de golpe va a inundarte la vida.

¿Te has sentido así? ¿Has vivido una de esas noches que parece que nunca terminan incluso cuando amanece y el mundo se pone marcha y tú te sientes vacío, asustado, desesperado?

Esas noches en que el miedo dice tu nombre y respondes «aquí estoy» y te escondes tras unos párpados cerrados con fuerza fingiendo que duermes, pero en realidad piensas, piensas sin parar, sin poder parar de pensar y entonces sabes que has entrado en un bucle del que no podrás salir hasta que logres recordar quién eres.

Esas noches sin tregua en las que te tomas el té más amargo posible y lloras porque no soportas el sabor. Te quejas de que la noria no para pero siempre te subes en ella cuando encuentras ocasión. Te enfadas porque te engañan pero compras las mentiras a puñados para no estar solo.

Y pides a un Dios que no sabes si existe que te alcance con su mano y te saque de esta nube de dolor.

Suplicas dejar de pensar de una vez por todas. Que el mundo se pare y tú pararte con él y encontrar un rincón donde no parezca que todo está a punto de desmoronarse y que es culpa tuya.

Y descubres que el infierno no es un lugar si no una noche, un estado mental, un pensamiento repetido hasta la saciedad hasta que parece verdad y lo anega todo.

Esas noches tan oscuras al final nos salvan la vida porque nos obligan a atravesar ese miedo del que siempre estamos huyendo. Nos fuerzan a recordar quienes somos y sacar las uñas para agarrarnos a la vida pero sin rabia sino con amor.

Esas noches como esta que tanto te duele han llegado para que no tengas más remedio que tomarte en serio y mirar por ti. Para que tengas que amarte tanto que cuando la culpa pase lista te encuentre bailando con el miedo y tomando café con la angustia.

Esas noches como esta, oscuras, frías, llenas de lamentos y quejas, de voces extrañas que dicen tu nombre y esperan respuesta, están hechas a medida de tu necesidad de crecer. No son en vano, son para que te encuentres y dejes de buscarte donde no estás… Para que te reconozcas y te abraces, para que te sepas y te ames. Este dolor terrible no está vacío, está lleno de lo que no eres para que de una vez por todas descubras lo que sí permanece en ti.

Son noches para descubrir y reconocer. Noches para sacar todo lo hay en ti…

Son noches para gritar, para llorar, para pedirte perdón, para decidir confiar, para aceptar, para soltar… Para dejar que toda la angustia y la rabia se vayan por el desagüe y te quede la nada, una nada deliciosa en la que volver a construirte. Y no pasa nada porque si hace falta, nos fundimos, nos caemos, nos rompemos, nos dejamos llevar…

Te dijeron que era por las grietas de tus fisuras cuando te rompes por donde entra la luz… Era mentira, la luz no entra, la luz siempre sale porque está dentro de ti.

Esas noches como esta, tan oscuras, son para que no tenga más remedio que salir tu luz.

¿Todavía no te has dado cuenta?

A todas las personas que pasan por una de esas noches oscuras que parecen eternas…

Gracias por leerme… Escribo sobre lo que siento o he sentido y el camino que he hecho hasta llegar aquí (aunque todavía estoy a medio camino de algún lugar). En este camino he aprendido poco a poco a aceptarme y amarme (aún me falta mucho, soy consciente).

Si quieres saber más de autoestima, te invito a leer mi libro “Manual de autoestima para mujeres guerreras”.

En él cuento como usar toda tu fuerza para salir adelante y amarte como mereces y dar un cambio a tu vida… Ese cambio con el que sueñas hace tiempo y no llega.

Disponible aquí

amazon llibre merce amazon
Si quieres saber más de mí, te invito a entrar en mi web y conocer lo que hago. Acompaño a personas y organizaciones a desarrollar todo su potencial a través del coaching, el mentoring y la Inteligencia Emocional.

www.merceroura.es

Comparte:
TwitterLinkedInFacebookCorreo electrónicoImprimir
Cargando...
11 de enero de 20221 Respuesta
Pídete un deseo
8 Votes


Despedimos un año y empieza otro.

Aluvión de consignas en redes para acariciar la suerte, para salir del bache, para darle la vuelta…

Que si lista de objetivos, que si haz un plan, que si esperes al día 21 para que los astros se alineen y se abra un poderoso portal… También puedes repetir cien veces unas frases mágicas y escribir en un papel tus deseos y encender una vela. Puedes visualizar con todo lujo de detalles como deseas que sea el nuevo año que ahora comienza. Y no digo que todo eso esté mal, me parece fantástico, seguramente algo hace en la medida que crees en ello y te motivas para hacer pequeños cambios.

Aunque el cambio surge dentro y se extiende hacia fuera.

Todo lo que hagamos que suponga replantearnos la forma de pensar y en consecuencia de hacer las cosas que hemos vivido hasta ahora es una oportunidad de cambio.

Siempre he pensado que los rituales no funcionan por lo que son sino por lo que implican en ti. Nos confieren la capacidad (ya la teníamos, pero lo ignorábamos) de dar poder y confianza a algo externo para que nos consiga aquello que nosotros no creemos poder conseguir por nosotros mismos. Como un amuleto. La materialización de tu confianza, de tu fe si quieres llamarlo así. Como no confiamos en nosotros mismos, buscamos algo ahí afuera donde depositar esa fuerza, esa energía, ese foco que no creemos que podremos mantener en nosotros mismos.

Como ayuda y recordatorio no está mal. Mientras no hagamos un dios del pedazo de papel o de metal o nos creamos que el mundo se nos acaba si nos repetimos algo cien veces o se nos pasa la hora de hacer un ritual concreto. Es ideal como refuerzo, pero no como motor principal. El problema es que falla la primera parte y nos olvidamos de nosotros y le damos todo el poder a algo externo. De hecho, es lo que nos pasamos haciendo toda la vida, creer que nuestra felicidad depende de caerle bien al jefe, de que la empresa no cierre, de que esa persona no nos deje de querer o que nuestra reputación sea intachable.

Convertimos la oportunidad en más de lo mismo. Decidimos que queremos que todo sea distinto, pero lo hacemos todo igual. Y no hablo solo de pasear siempre por la misma calle, que no tiene nada de malo si aprovechas para estar atento y vivir la experiencia atentamente, hablo de cómo pensamos y sentimos.

El gran cambio es mental y nos pide consciencia y constancia. Es un entrenamiento diario en el que cada vez que te sientes mal, incómodo, molesto o la vida te pone a prueba, tienes que elegirte a ti. Recordar quién eres y qué quieres realmente. ¿Paz interior o seguir batallando para demostrar algo? ¿Felicidad o ganar la discusión? ¿Fama o solidez en tus actos? (no tiene por qué estar reñido, que conste, pero sí tienes que saber cuál es tu norte). Para el que sabe que la paz interior y la coherencia son su meta, todo lo demás que llega es un añadido… Puede ser maravilloso pero no es el objetivo principal.

El caso es que se trata de tomar una decisión. La de volver a calcular, como un GPS. Volver a decidir cada vez que nos damos cuenta de que estábamos decidiendo sin pensar, con el piloto automático, desde el miedo y no desde la confianza en nosotros mismos… Elegir aceptarnos y amarnos. Ante una situación complicada, no juzgar o si lo hacemos, darnos cuenta y ser conscientes de ello pero ver qué implica, qué hay detrás, qué creencias nos activa y qué pensamientos nos hacen sentir así. Es un pacto contigo mismo para observarte, notar qué sientes, asumir vivir tu miedo y no reaccionar a él como siempre, sino responder como responde alguien que se valora y se acepta.

No hablo de no enfadarse, ni de no gritar nunca, ni siquiera me refiero a no dar un portazo. No se trata de eso. Esto va más de dar un portazo consciente, pararse a comprenderlo, aceptarlo, ver qué hay detrás, qué necesidad enmascara, qué creencias y pensamientos oculta y perdonarse. Hasta que un día los portazos cuestan más de dar y notas más paz.

La diferencia no es tanto lo que haces sino lo que piensas. Aunque, se acaba traduciendo en pequeños actos cada día. Y un día te encuentras no peleando por algo que antes te hubiera llevado a sacar las uñas y desencajar la mandíbula… Y puede que alguien te diga que te has vuelto manso o flojo pero no importa porque tú sabes que lo que realmente pasa es que estás en paz porque ya no necesitas demostrar nada ni imponerte y tu felicidad no está en manos de nadie.

Quien se ama se mima en los detalles, se da su tiempo, pone límites a personas que critican, no se exige en exceso, se siente abundante para dar a otros sin abusar de sí mismo…

A veces, cuando has entrenado mucho (esto dura toda la vida, aunque se va haciendo más fácil) ya no necesitas decirle a otro lo que te molesta porque directamente ya no te molesta, porque te da igual lo que piense de ti. Aunque es habitual que esa persona no acabe estando cerca de ti porque ya no tenéis nada en común.

El problema de mirar a los astros esperando que nos auguren un año mejor es dejar de mirarse a uno mismo y de confiar porque ponemos la fuerza en algo que no somos nosotros. No digo que los astros no influyan, yo creo que todo, absolutamente todo lo que está en este mapa de vida tiene un sentido y un para qué.

Hubo un tiempo en que nunca dejaba escapar una estrella fugaz, un ritual para atraer el amor y la prosperidad y me pasaba media vida visualizando mis sueños, siempre detallados en listas de objetivos bien planificadas (todavía lo hago, es útil). No hubo magia nunca antes, siempre la hubo después, cuando me cansé y me busqué a mí misma para consolarme y decirme que no pasa nada porque eso no funcionara. Justo cuando me comprendí, me perdoné por no saber hacerlo mejor y abracé para decirme que no necesitaba que nada cambiara para estar bien, todo cambió.

Hacer la lista de objetivos y buenos propósitos no tiene mucho sentido si no nos hacemos una lista antes de esas cosas pendientes de hacer con nosotros mismos que siempre hemos postergado. Tal vez, sería más práctico hacer un lista de cosas que dejar ya de hacer, para vaciar nuestra vida de lo que no necesitamos ni nos aporta antes de llenarla de compromisos destinados a brillar cuando ni siquiera hemos encontrado nuestra propia luz. Tal vez una lista de necesidades y cosas pendientes de vivir… Una lista de miedos y situaciones pendientes de afrontar… Un lista de situaciones que todavía tenemos que perdonar, nuestras, de otras personas, temas que se quedaron ahí, prendidos en nuestra mente esperando por resolver y que no nos dejan avanzar.

¿Cómo vamos a ser de otra forma si ni siquiera sabemos cómo somos ahora?

¿Cómo cambiar si no nos conocemos?

¿Cómo alcanzar metas si no sabemos dónde estamos?

¿Cómo conseguir algo nuevo si no hemos soltado lo viejo?

¿Cómo confiar en la vida si no confías en ti?

Si ni siquiera sabemos nada ni controlamos nada…

Podemos mirar al cielo esperando ver un conjunción mágica pero no pasará nada si no nos miramos al espejo y nos cuidamos de nosotros mismos.

Si no nos dedicamos hermosas palabras.

Si no cuidamos lo que pensamos y creemos.

Si no nos preguntamos por qué reaccionamos comos reaccionamos.

Si nos paramos a sentir lo que nos asusta, lo que nos enoja o lo que nos pone tristes y lo usamos para comprendernos y amarnos.

Si cuando estamos frente otro ser humano no somos capaces de darnos cuenta de que tiene tanto miedo y rabia acumulados como nosotros y que nos hace de espejo.

Si cuando empieza un nuevo año, suplicamos que todo sea diferente, pero en realidad no queremos abandonar esa vida placebo tan cómoda y asfixiante. Porque nos apegamos tanto a todo que incluso de lo terrible hacemos costumbre… Y sufrimos, cierto, pero es un sufrimiento asequible y conocido en el que ya nos acostumbramos a sobrevivir. Y como no creemos merecer mucho en la vida porque no nos valoramos, no dejamos lo que no queremos por si no encontramos nada más. Preferimos una vida a medias al riesgo de no tener vida si tiramos esta que ocupamos ahora que nos hace sentir vacíos.

Miremos al cielo cuantas veces queramos. Pidamos deseos, hagamos listas, planes, busquemos respuestas en el mundo, pero no olvidemos mirarnos a espejo y aceptar nuestra verdad, comprometernos con nosotros mismos y darnos la confianza que vamos regalando por ahí a pedazos de metal, personas ajenas y planetas lejanos.

La magia nunca obra el cambio, es el cambio que hacemos en nosotros que acaba haciendo magia…

No hay nadie más que nos vaya a sacar de esta noria que nunca para y de la que cuesta tanto bajarse. Serás tú y esa parte que hay en ti que es eterna, inmensa y te guía en este camino incluso cuando está totalmente oscuro.



 

Comentarios

Aún no hay comentarios. Iniciá una conversación acerca de este tema.


ARG

ARG

MUJER de 54 en Monte Grande

Me gusta ir al teatro, al cine, recitales, resto, y más aún viajar.

¿CONOCERLA?

NO

Más Mujeres
ARG

ARG

HOMBRE de 54 en Lanus

SOY UNA PERSONA HONESTA, TRABAJADORA, AL QUE LE GUSTAN LOS DEPORTES, LOS JUEGOS

¿CONOCERLO?

NO

Más Hombres

Salidas Grupales

Ver Todas

Últimas notas

Ver NUE+COMEN
Registrate y comenzá a conocer gente linda