LA POBREZA Y SUS CONSECUENCIAS


Registrate en Encontrarse y empezá a conocer gente ya

Publicado por
@CECILYA

02/08/2020#N73208

0 Actividad semanal
442 Visitas totales


Registrate en Encontrarse y empezá a conocer gente ya

(La pobreza es la peor forma de violencia.

 dijo claramente Gandhi)

Comparto algunas reflexiones acerca de la pobreza, desconozco autoría, igual me parece que vale la pena repensar estas cuestiones, claro, es verdad es largo, acepto, ya que estamos en la cultura de decir todo en el epígrafe, pero bueno algunas cosas no se pueden resumir,

 

La pobreza no es natural. No hay animales o vegetales

pobres, en términos de lo que este concepto

significa hoy para el ser humano. De igual forma,

tampoco había gente pobre en la Edad de Piedra.

Son tantas las teorías propuestas que buscan explicar

cómo hizo la humanidad para producir tan pocos

ricos y tantos pobres, que es muy difícil tener paciencia

suficiente para leerlas todas. Con todo, trataré de

bosquejar algo al respecto, limitándome a aquellas ideas

que incidan directamente sobre la hijoputez.

Tal y como se dijo antes, la agricultura comenzó

hace apenas unos diez u once mil años. Al respecto,

es necesario puntualizar que, además de todas sus

ventajas posibles, sobre todo la de haber propiciado

la conformación de grupos humanos cada vez más

numerosos, y, por ende, el surgimiento de propiedades

emergentes (civilizaciones, nuevas maneras de

pensar e interpretar; que son procesos similares a la

conexión de computadoras en red), hubo también

una fuente de nuevos e increíbles trastornos. En el

albor de las sociedades agrícolas, la acumulación de

excedentes incentivó al ser humano a inventar maneras

de conservados, de que no se pudrieran los

productos de su cosecha y fuera posible guardar suministros

para épocas de escasez. Sin embargo, este

proceso ocasionó que hubiera también acumulacio-

~-=on,...,ro y otros no, y que para custodiar ese cúmulo de

entos, comenzaran a desarrollarse procedimiene

instituciones fortificadas y armadas a las que

.e ajeno al grupo pudiera entrar, lo que a su vez

tribuyó a la estratificación social en clases.

Hoy en día, ser pobre no sólo implica vivir el draconstante

de «sentirse pobre» y saber que hay pozas

personas en el mundo amasando fortunas a costa

ce la mayoría, sino también una multitud de dolores

e van más allá de lo meramentesubjetivo. Para no

forzar nuestra mente imaginando el papel desquiciante

de la pobreza a través de los siglos, veamos de

qué manera esta condición constituye hoy en día la

causa más importante de enfermedad y muerte, superando

en mucho a enfermedades como el cáncer y

las cardiopatías."

El pobre realiza una actividad mentalmente chata,

repetitiva, que ejecuta bajo el diseño, control y mando

de otros; lo mejor que puede sucederle es cumplirla

satisfactoriamente, pues lo habitual es que suelde circuitos

que nadie le explicó, o que esté a cargo de procesos

químicos cuyo detalle implica nociones de física,

enzimología y toxicología que van más allá de

lo que aprendió en la escuela primaria (si es que tuvo

la fortuna de asistir a una). Ésa es la situación ideal

cuando se tiene trabajo, porque en el caso de pertenecer

al sempiterno sector de los desempleados, este

pobre sufrirá aún más, pues pertenece a un estrato

social en el que nadie tiene excedentes ni reservas. Es

probable también que habite una casa más pequeña

de lo que su familia realmente requiere, o en un

villorrio lejano a su trabajo, sin agua corriente, cloacas

ni energía eléctrica, cercano a tiraderos de basura

adonde pululan roedores y alimañas, y sin comodidades

como calefacción para el invierno o ventilación

para el verano; quizá tampoco cuente con instalaciones

para bañarse y esté expuesto a los altos índices de

delincuencia que suele haber en este tipo de barrios.

En el tercer mundo (entre un 85 y 90 por ciento

de la humanidad) el pobre no cuenta con leyes de seguridad

social efectivas, es decir, que no sean meramente

nominales y «letra muerta»; 7 tiene muchos

menos desahogos para sus' frustraciones y necesidades,

como practicar deportes, tomar cursos, ir de vacaciones;

debe alimentarse con lo que puede y no tiene

acceso a dietas especiales, ricas en proteínas, vitaminas

y fibras. Nadie humilla a un rico si un día se queda

en casa porque no se siente bien; en cambio, al

pobre le envían un médico para que la empresa adonde

trabaja se cerciore de que no está mintiendo y determine

en cuánto tiempo deberá reponerse para regresar

al trabajo, so pena de perderlo. Con suerte, podrá asistir

al hospital público que le asignaron, luego de esperar

días o semanas para ser atendido en unas instalaciones

que pueden no contar con los medios adecuados. En

este punto de la historia, los inconvenientes de la tramitación

burocrática y la demora no se reducen a

meras molestias pues mientras tanto, la afección puede

progresar hacia etapas que ya no serán tan fáciles

de tratar. Así, el cuidado de su salud es por demás precario,

ya que le resulta más engorroso, por no decir

imposible, seguir las instrucciones del médico. Por

ejemplo, un hipertenso pobre podría dejar de tomar

diuréticos(indispensables para controlar el volumen sanguíneo

que incide en la presión arterial) porque en la fa-

brica donde trabaja no se permite a los empleados

ir al- baño a orinar las veces que quiera. Y en caso de

tener neurosis, es raro (y también caro) que decida ir

al médico a tratársela: acaso deba esperar a que ésta

convierta en psicosis y pierda la noción de quién es

y dónde está. De hecho, los índices de mortalidad de

la gente pobre son incomparablemente más altos al

de los de las clases altas, y dicha verdad es normalmente

maquillada por las estadísticas sanitarias, que suelen

 introducir mentiras del tipo «Entre Rockefeller y

__ yo tenemos tantos millones de dólares». Un promedio

de algo tan simple como la desnutrición, oculta

verdades crueles e injustas: miente.

Los hijos de los pobres van a escuelas adonde no

les instruye para aspirar a trabajos mejor remunerados

y que les ayuden a superar su pobreza." El pobre

debe responder al presente, porque no tiene los medios

para planear su futuro, mismo que para su mala suerte,

suele ya estar hipotecado; observa que sus niños tienen

defectos dentales que se podrían corregir si él tu-

"viera dinero, y que sus padres se encaminan hacia

muertes prematuras, porque si bien la medicina ya

está en condiciones de curarlas o aliviarlas, los medicamentos

de avanzada son particularmente caros e

inaccesibles. No puede esperar mucho de la lucha sociopolítica

porque está expuesto a promesas preelectorales,

demagogias, matonaje sindical, corrupción, carestía

y escasez. Sabe muy bien que el legislador por

el cual votó usa para su campaña hacia la presidencia

los fondos tomados de su salario, para costearse

spots publicitarios en los medios de comunicación. La

extracción social de los delincuentes lo muestra co

toda claridad: las cárceles están llenas de pobres." VIimas

en una cleptocracia en la que éstos, aun cuando

son tan robados y estafados como los ricos, o aun

cuando pueden cometer las mismas fecharías humanas,

son quienes suelen ir presos. Se me ocurre resumir

no ya con el pensamiento de algún sesudo filósofo que

saldría sobrando, sino con un versito garrapateado en

las paredes de la célebre prisión mexicana de Lecumberri:

«En este lugar maldito / donde -impera la tristeza

/ no se castiga el delito, / se castiga la pobreza».

Así como los orfanatorios del siglo XIX eran mataderos

de niños abandonados, con los cuales la sociedad

no sabía qué hacer, es muy difícil no pensar que

las cárceles de hoy son un matadero de pobres que no

tienen cómo dejar de portarse mal. De hecho, a las

cárceles ingresan pobres que la sociedad quiere quitarse

de encima y por lo tanto salen muertos. 10 Ni un

hospital del cáncer se compara con una cárcel.

Cuando al extremadamente pobre ya no le queda

ni siquiera comida o ropa, todavía le queda algo que se

puede suministrar él mismo: su dignidad, el respeto a

sí mismo. Me resulta notable que los estudios hechos

a los presos más violentos (a quienes es imprescindible

mantener apartados porque han asesinado con lujo

de ensañamiento a otros criminales enrejados en su

misma cárcel y seguirían ultimando a otros si se les

diera la oportunidad) coinciden en afirmar que el móvil

fue casi invariablemente una ofensa recibida. Entre

dos malandrines, mutuamente conscientes de que

sus prontuarios están atestados de delitos, fechorías

 

Comentarios

@SUSANAV2

09/08/2020

Tan real y doloroso, comparto tu análisis! Y en este contexto... no se enteraron que no se puede limpiar un piso con lavandina cuando es de tierra, mantener distancia si vivís hacinado con tres flias, en un terreno y no podes lavarte las manos a cada rato si no tenes agua!!  
@CECILYA

09/08/2020

Muy buena tu reflexion