Importante EDITORIAL

IMPORTANTE EDITORIAL Desperté recordando dulces y agradables pesadillas (¿Contradicción?), para información de todos.- Recuerdo qué me dormité inquieto, quizás conociendo de antemano, qué el agujero de la noche, me auguraba horas nerviosas antes de qué Morfeo halagara mi primer profundo sueño.- Ingresé a una florida oficina que me indicó el derrotero geográfico, de siete horas yacidas con muchísimas novedades.- Costumbristas seres humanos, de mamelucos grises y barbijos, no notaban mi presencia entre vapores y líquidos aguerridos, bajo una diáfana presencia.- Olímpicas veloces manos bisexuales, computarizaban textos y dibujos con estética simpleza. El resultado sería y será imprescindible alimento del ser viviente.- El resto de los miembros superiores, competían, en igualdad de condiciones, con complicados artefactos qué, zurciendo, hermanaban hilo a hilo los papeles qué ahora describiré.- Bobinas color nieve, y otras de rayos infrarrojos distintos, acompañaban, en su gíro, a fetas ínfimas de madera, qué jugaban a ser tapete e interior, de rompecabezas literarios, de alguna información deseada por algunos y deshechada, de antemano, por otros.- Carretillas guiadas a control remoto, sé preñaban de fojas impresas, qué buscaban el filóso bisturí neumático qué, incluida anestesia total, darían cuerpo a las formas geométricas más imaginadas; eacribiría inimaginables.- Matemáticas líneas de distribución, ordenaban categorías y, los géneros de lectura, se envasaban en cajas de cartón, con exteriores bañados de descripciones. Me llamó la atención una que indicaba ...¡fragil!. Pregunté a los promotores de venta quienes, con toda naturalidad, confirmaron mi lectura al expresar, respondiendo, qué textos existen en vidrio, cerámica y otro material de baja fuerza de cohesión, es decir: ¡No resistente a los golpes!.-Exigieron qué lo comprobara y, regalo mediante, depositaron en mis falanges dermisadas varios ejemplares. Imaginé al dueño del coche de alquiler qué reclamaría, al descubrir el peso específico escrito, agobiando la suspensión, y también sus cubiertas. Me conformé: -¡Gajes del oficio!.- Grandes ventanales obsequiaban, artesanalmente, profusos coloridos, quizás (En otra ocasión lo preguntaré) antídoto a la lógica y lejana defunción.- Guiaron mis pasos a oficina de Relaciones Públicas, donde fuí convencido, de la necesaria competencia entre colegas impresores: ¡Qué sorpresa!.- Bañaban las paredes del cuarto ejes cartesianos de dos variables, necesarias para conocer y desarrollar esa mencionada sana competencia.- Estoy en casa.- Mirada atónita, olfateadora, de mi mascota quien gozará de la experiencia, durante los días qué llevará despejar la sala de estar, ingreso de la vivienda, habitat de sólo momentos.- Voy llegando al final y, dormido, logro descubrir un sueño de turnos. Me preparo a desconectar el despertador.- Recuerdo, ahora, lo vivido en un momento de letargo reparador. Te invito a caminar "ruas" de tú intelecto en busca de la verdad.- Imprimir es poblar, exclusivamente, de amor la existencia. Oblígate, ignoto colega desconocido, a dejar sentado en letras tus pensamientos y sueños.- ¡Vaya paradoja!...¿No? ¡Escribir es AMOR!.- (cabezon12004)

 

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