La diferencia está en las respuestas ante el Nuevo Año

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@DANTEX

29/12/2015#N57266

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La diferencia está
en las respuestas
Haz realizado alguna vez resoluciones de fin de año, esa lista de cosas del tipo “en
enero comienzo a…”, “el año que viene sí voy a…”. Es bastante probable que,
cada año, tu lista se parezca a la del año anterior ¿cierto?
Es típico iniciar el año con nuevos ímpetus y comenzar a hacer algunas de esas
cosas las cuales, aunque no te agraden demasiado, sabes que te permitirán lograr
algunos resultados deseados.
Pero tiende a haber una deficiencia importante en la manera cómo usualmente se
establecen esas resoluciones:
1. Carecen de una descripción específica del resultado a lograr; usualmente,
definimos las resoluciones en función de acciones y no de resultados.
al gimnasio (una acción) en vez de enfocarte en el cuerpo y la vitalidad a
conseguir (el resultado).
2. No están respaldadas por un real entusiasmo; no hay un propósito que
libere tu energía ni pasión conectada a esas acciones.
La acción, en sí misma, no genera atracción.
Tu vida no es para hacer, es para ser.
Es para lograr, para disfrutar.
Es la visión específica de un resultado deseado
lo que realmente puede impulsarte y brindarte
el enfoque necesario para ponerte en acción.
Son tus metas las que le dan sentido a tu actuar. Es tu noción sobre quién quieres
ser y qué deseas dar, disfrutar, compartir. Sin una claridad sobre el resultado y el
propósito a lograr, tu acción carece de sentido.
Y una acción sin sentido, sin el impulso de tu pasión, tu entusiasmo y tu deseo
ardiente por experimentar lo anhelado, es una que se abandona fácilmente.
Si nos preguntas a uno de nosotros por qué hacemos ejercicios, podríamos darte
dos tipos de respuestas:
• “Hago ejercicios por aquello de mantener mi salud; además, se que es
bueno para mí y creo con esto poder controlar mejor mi peso para no
engordar a medida que pasa el tiempo”.
• “Porque quiero verme con un cuerpo definido y atlético; quiero disfrutar de
toda mi vitalidad; para generar la energía que me va a permitir lograr mis
metas; para sentirme orgulloso por cuidarme; para amarme a través de mi
cuerpo; por que es una manera de respetarme; porque es sabroso sentir
cómo me hago más fuerte cada día que pasa; para tener la salud para
poder disfrutar todas las maravillas que hay en la vida al máximo; para ser
© 2012 por Leo Alcalá y Evelyn Mezquita

capaz de correr y revolcarme en el parque junto mis biznietos de aquí a
cincuenta años”.
¿Cuál respuesta tiene más fuerza? ¿En dónde hay más poder?
Tu pasión es directamente proporcional
a la intensidad de tu propósito.
Este, a su vez, depende de la cantidad de respuestas con alta carga emocional
que eres capaz de generar ante la siguiente pregunta: ¿Por qué y para qué
lograr tu meta o visión?
Es vital que generes la mayor cantidad de respuestas posibles a esa pregunta.
Respuestas más allá del intelecto que expresen y muevan tus emociones.
De lo contrario, te estarás arriesgando a despegar sin suficiente combustible para
todo el vuelo. A mitad de camino se te pueden apagar los “motores.” De esto
suceder, tu visión y el resultado que buscas se sumarán nuevamente a tu lista de
resoluciones para el próximo año.
Obviamente, esto no lo deseas. Tú quieres elevar tu calidad de vida y experimentar
el disfrute, la plenitud y la expansión generadas al desarrollar tu pasión y satisfacer
tu propósito.