Internet...¿la matrix que libera?

 Es terrible que las nuevas tecnologías permitan no sólo la cobardía de evitar al otro cuando el momento no va a ser grato por la verdad que hay que comunicar, sino que proporcione también un matiz legítimo al ninguneo de una persona que está detras del perfil que se está conociendo.  Lo que sea -aunque duela- hay que decirlo y escucharlo mirándose a los ojos... 

Pareciera que tanto Internet como los mensajes de texto desresponsabilizan de la relación con el otro, como si todo sucediera en un espacio que no es ciertamente el sueño pero tampoco la vigilia. Una parte de la vida que no se asume como propia al estar al margen de la trama de relaciones personales que nos importan. No deja de revelar una faceta de nuestra personalidad -esa desprolijidad posible en los vínculos- o sea lo que somos o no capaces de hacer cuando sentimos que nadie cercano afectivamente sabrá de nuestro proceder.

No por eso hay que desacreditar a Internet, hace posible un primer contacto, nos preanuncia posibles afinidades o desacuerdos previsibles, pero luego, el vínculo comienza en presencia. Sólo la presencia real crea puentes, lazos, sentimientos verdaderos. 

Así lo siento.

Magalí  

Debemos distinguir entre la facilidad de acceso y la posibilidad de comunicarse de la comunidacion real. Por ejemplo, este mismo sitio brinda herramientas para saltar de lo virtual a lo real. 

Sin embargo, cuando se apela a lo virtual como barrera defensiva y como modo de evitar la angustia de la presencia, se genera una segunda vida, una especie de ventriloquia, donde a veces no se sabe quien habla, si la persona o el personaje.

El debate entonces es si el uso se realiza como máscara o como herramienta para acceder a lo real. Porque hay gente que prefiere que la realidad le pase por el costado, ya que aparentemente duele menos evitar el dolor o la angustia. Que igual finalmente se manifestara ,  porque todo lo que guarda debajo de la alfombra  tiene un costo..  

 De acuerdo en todo, agrego: al perder la posibilidad de involucrarse y sentir dolor, se escapa también la posibilidad de sentir un placer profundo, que excede los sentidos, que hace al placer de la intimidad con otro con quien uno pueda mostrarse tal cual es, o sea trascender la cuestión de la imagen "preaprobada" culturalmente.

Más allá de Internet y las nuevas tecnologías, hay una expectativa respecto a los vínculos ligada ¿a los tiempos que corren? que considera a las personas como "productos" a ser consumidos que deben "costar poco" en términos de inversión afectiva y proporcionar una gran satisfacción. En suma, ese camino tiende cada vez más a aislarnos aunque estemos en compañía.

Ojalá no sigamos por allí y nos animemos a tomar los riesgos necesarios para tener relaciones verdadera y mutuamente nutritivas.

Magalí  

 Volvemos a Clarice Lispector, siempre, y a esta hermosa frase:

"Darse por fin  

 Bellísimo!!!