Registrate en Encontrarse y empezá a conocer gente ya

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@ENBOGA

20/11/2011#N38863

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Esta manìa de estar "conectados" que tenemos ahora y a la que ninguno o pocos de nosotros escapa, me hace reflexionar algunas veces acerca de los espacios vacios que toda esta aparatologìa de las comunicaciones modernas ha venido a llenar. 

Uno puede salir a caminar por las noches sin màs pretensiones que distraerse un rato o estirar las entumecidas articulaciones e ir a tomarse un cafè o un helado por ahì, pasear por una avenida iluminada o un parque, o simplemente sacar al perro a dar la vuelta a la manzana de rigor, que vaya adonde vaya verà gente sentada y conectada en los bares que prestan servicio de wi-fi,  viajando en el subte o en los colectivos con el celular siempre a mano, hablando asuntos privados a los gritos, recibiendo y enviando mensajitos de texto, leyendo o publicando actualizaciones de estado, agregando amigos y tildes y toques, todo a la vez.

Vamos muy ensimismados por la vida, me parece a mì;  la cabeza gacha, los dedos àgiles digitando palabras lìquidas en una pantallita que, a los mayorcitos al menos, nos obliga a tener casi siempre los lentes a mano. He visto chicos -bastante maleducados por cierto- que en pleno almuerzo o cena sostienen el tenedor con la derecha y el blackberry con la izquierda, son los mismos que nunca conversan porque hay muy poco para decir, y cuando uno les habla alzan la vista desganadamente, bien a tono con el fastidio que sienten ìntimamente al ser interrumpidos, como si una conversaciòn entre personas normales ya no fuese lo normal.

Espio, a travès de la ventanita del MSN, que muchos otros -como yo en este momento mientras escribo unas lìneas- tienen luz verde al lado del nombre, y que no pocas veces esto ocurre durante un viernes por la noche o en la madrugada de un sàbado.  No deja de ser llamativo que chicos pre adolescentes, jòvenes de veintipico, señoras y señores cuarentones, cincuentones, hasta personas de la tercera edad, todos por igual y sin distinciòn, se vean conectados hasta altas horas.

Yo no sè si ya nadie mira televisiòn, si no hay estrenos en el cine, si los restaurantes cobran carìsimo el cubierto, si no se leen màs libros, si los amigos no se juntan a tomar unas copas, a bailar, a cantar, a comerse un asado en grupo o jugarse un truquito mientras le dan a la birra y al faso.

No sè si las parejas hacen el amor o si es que hacerlo a veces ya se parece màs a un tràmite que a un disfrute mutuo, y al cabo cada uno regresa ligero a su pantallita, cosa de no perderse nada del minuto a minuto en las redes sociales.

Sin dudas es màs lo que no sè que lo que sè.  Vivo y dejo vivir o eso intento por lo menos, pero observo y tengo esa maldita y humana costumbre de pensar...  ojalà me diese por ir al cine, que acà cerquita tengo uno.

Tal vez sea que solo se me ocurren ideas locas, que no son otra cosa, seguramente, que el producto de mi propia soledad y del reflejo de la lucecita verde en mi propia notebook, dentro de la ventana del MSN, en mi propio espejo de la vida cotidiana.

Y hablando del tema, ahì  lo veo venir a mi vecino de piso.  Creo que quiere saber si a mì tambièn se me cortò la conexiòn a internet...

 

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