La oscuridad y el desconocido ( terror)


Registrate en Encontrarse y empezá a conocer gente ya

Publicado por
@RICHI56

05/07/2011#N36893

0 Actividad semanal
611 Visitas totales


Registrate en Encontrarse y empezá a conocer gente ya

 Para Stella Bouvier todo era oscuridad, iba caminando por una calle vacía a las 3 a.m, no sabía muy bien qué era lo que exactamente hacía caminando a esa hora por una calle peligrosa, una avenida bien iluminada. pero poco vigilada. De pronto todas las luces se apagaron y el miedo se apodera de ella, ese temor que se mezcla con la desesperación y frustración de no encontrar lo que se desea: La luz. Camina a tientas, conoce demasiado bien esa avenida, llega a una plaza, lo presiente, sus pies rozan con el césped, no comprende por qué, pero sabe que alguien la vigila, la acecha, quizás para bien o quizás para mal.

- ¡Diablos! -suelta nerviosa al casi tropezar con un árbol traicionero, ve una luz, voltea a verla y es un hombre, extraño y desconocido para ella, se tensa demasiado, su nerviosismo se podría notar a leguas, quería saber quién demonios era ese sujeto, pero su urgencia por llegar a un lugar poco importante para ella en realidad, la hacía seguir caminando.

Rápidamente se metió por una nueva avenida, la luz recobró sentido, ya podía ver donde sus pasos iban. Aun la calle permanecía solitaria, el viento soplaba y su castaño cabello ondeaba al igual que los árboles y lo único que escuchaba era el susurro de estos al moverse levemente. Tenebroso, podría describirlo, aún sentía miedo porque la persona que había visto en la plaza la seguía, de cerca, descaradamente, como si ella no se diera cuenta de estaba siendo seguida. 

Quería llegar a ese lugar, pero los pasos que daba eran inútiles, el hombre desconocido cruza la calle hasta quedar en el mismo lado por donde caminaba ella, Stella no lo pensó dos veces y cruzó para alejarse de él. Sus pasos se hacían más desesperados, más rápidos, ¡pero no avanzaba!, la luz volvió a irse, para su mala suerte.

Miró hacia atrás preocupada y encontró más cerca de lo que pensaba a su acosador, con su piel tensada completamente y un frio recorriéndole de pies a cabeza continuó, comenzaba a cansarse de la situación, en su cabeza pasaban imágenes de una linda y reconfortante casa, no muy amplia y con una cantidad gigantesca de cachivaches, junto a una estufa que le daba calor y ella sentada en un anticuado sillón con una taza de café en las manos, sonriendo, tranquila. Sacudió la cabeza, debía concentrarse, ya llegaría a esa casa, ya descansaría, ya podría contarles a todos el terror que estaba viviendo en ella ahora.

Llega a un pasaje, el primero de tres que debía cruzar para llegar a su destino, se detiene, sus pies se lo piden, ella queriendo avanzar y sin poder comienza a mirar hacia todos lados, la luz que llevaba el hombre se había apagado, ¡ya no lo podía ver! Desesperada continuaba buscando siquiera una fuente de luz que le indicara que todo iba bien, pero no llegaba. Después se enciende una nueva luz, tan cerca de ella que podía contar con detalle cómo era, y quien la llevaba: el hombre que la seguía estaba a un palmo de ella. Un grito de horror salió de su boca, pero no dijo nada, se quedó en silencio, la cara del desconocido estaba demacrada, y sonreía, de una manera que la inquietaba.
Cuando por fin el hombre le iba a hablar, aparece una anciana, quien lleva un candelabro igual al de él, y le sonríe cálidamente a la muchacha: es su abuela.
- Ven vamos a casa, Stella -dice y la toma de un brazo y la jala, ella no comprende, pero se siente aliviada de alejarse de él, las luces, las benditas luces volvieron a encenderse y del brazo de su abuela caminó hasta su destino, el desconocido no la siguió más, al parecer la llegada de la anciana lo había hecho retractarse, pero cualquier propósito que fuera el que tenía, la morocha se alegró de no tener que oírlo, miró hacia atrás una última vez y no estaba. 

Abrió los ojos como si nunca se hubiera quedado dormida, no le costó abrirlos, era una necesidad, y ahí yacía, en su casa, en su habitación, con la lluvia golpeando su ventana y ella sumida en su cama, cálida y cómoda, sin hombres, sin su abuela y sin ese tormento, todo había sido un sueño pero... ¿qué quería decirle? 

y volvió a sonreír.

 

Comentarios

Aún no hay comentarios. Iniciá una conversación acerca de este tema.


ARG

ARG

MUJER de 52 en Palermo

Hola, soy abogada y escritora. Juego al tenis pero no tengo con quién jugar. Hi

¿CONOCERLA?

NO

Más Mujeres
ARG

ARG

HOMBRE de 54 en Lanus

SOY UNA PERSONA HONESTA, TRABAJADORA, AL QUE LE GUSTAN LOS DEPORTES, LOS JUEGOS

¿CONOCERLO?

NO

Más Hombres

Salidas Grupales

Ver Todas

Últimas notas

Ver NUE+COMEN
Registrate y comenzá a conocer gente linda