Infidelidad: ¿Vicio masculino o femenino?

Ellos dicen que las mujeres son más infieles. Lo comprueban cuando se les presentan oportunidades con mujeres casadas, lo que les hace reconocer que la mujer de hoy suele ser mas infiel que antes.
 
La infidelidad ya no es vista como antes: las parejas han cedido respecto al sentimiento de frustración y vergüenza de tirarse una cañita al aire. Se está volviendo una moda, una manera de sobrellevar las relaciones, de evitar la monotonía o de recuperar la pareja.
 
Algunas mujeres hacen uso de la infidelidad para descubrir su potencialidad sexual. Sucede generalmente cuando les cuesta llegar al orgasmo y una pareja extramatrimonial las ayuda a liberarse de prejuicios y ataduras. Así, se exploran más, se animan juegos que no realizan con su pareja estable y se permiten disfrutar mejor de las sensaciones.

También realizan modalidades sexuales que cambian la rutina y algunas llegan a sentir que es una manera de reeducarse sexualmente; otras sienten que vuelven a recuperar el deseo que han perdido por el maltrato psicológico que reciben en el ámbito familiar.

 
Los hombres, en general, se vuelven infieles por estar limitados en las conductas sexuales que quieren explorar, cuando son reprimidos sexualmente por la mujer y pierden la frecuencia sexual que venían teniendo, cuando sienten que la mujer ya no experimenta satisfacción o creen que el problema de la mala relación lo tienen ellos por una mala educación sexual,  frente a disfunciones sexuales que necesitan confirmar o ante juegos de seducción de otras mujeres que los llevan a situaciones de difícil retroceso.
 
Las mujeres suelen tener relaciones con amantes más duraderas, puesto que ponen muchas veces los sentimientos en juego. Les cuesta más no involucrarse afectivamente. En cambio, los varones buscan relaciones fugaces, sin compromiso, o evitando los conflictos conyugales. Exploran el campo donde se meten y las condiciones de la aventura, sí perciben que la relación les traerá complicaciones en su vida de pareja prefieren pasarla por alto, intentan no jugarse por placer, claro que a veces la situación los excede y bien se conoce que el hombre es mas instintivo que la mujer, "a caballo regalado no se le miran los dientes".
 
¿Es más fácil descubrir una infidelidad femenina o una masculina? 
Los hombres tienden a confiar más en su mujer. En la mayoría de los casos, las mujeres descubiertas son las que hacen cosas para ser descubiertas. Son aquellas que sin precaución alguna se exponen demasiado o se vuelven muy evidentes.  La mayoría es captada por el celular, o por internet. Pero en sí los varones tardan más en reconocer una mujer infiel: es lo último que pensarían.
 
Las mujeres son más intrusivas y se animan a revisar las cosas del hombre buscando indicios que prueben la infidelidad. Los celulares no son el problema pero, en general, sí lo son las tarjetas de crédito, algunos detalles en el cambio de usos y costumbres, la forma de vestirse… También internet es un ámbito de fácil acceso a la infidelidad.

El varón suele abstenerse del sexo con su mujer cuando tiene un affaire y al pasar cierto tiempo de abstinencia ella empieza a dudar de que ya no la busque en la cama, ni sea tan incisivo con el tema. Así, empieza la presunción de otra. Además muchos empiezan con reuniones después de la oficina, desaparecen en horarios de trabajo, no atienden el celular o vuelven tarde de trabajar… 

Se escuchan muchas mujeres que han sido alguna vez infieles o que lo son en la actualidad. Es que ahora se animan más a contarlo sin temores como algo natural y esperable. La gran mayoría declara haber cedido al impulso por falta de satisfacción sexual o por haber perdido el deseo hacia su marido, o por sentirse más atendidas, consideradas o miradas.
 
En cambio, para los hombres  actualmente no es un hobby. Una gran mayoría no denuncia ser infiel, es más, dicen que no han sido infieles en su matrimonio. La probabilidad es que mientan por desconfianza o que sean sinceros cuando expresan que no lo han sido porque se sienten conformes con lo que tienen en casa. Pero lo más llamativo de todo es que la gran mayoría de hombres infieles denuncian conflictos sexuales o falta de educación sexual en contradicción a lo que se esperaría.

Ellas llegan a perdonar más fácil una infidelidad masculina con tal de mantener la familia. Los varones son más reticentes a perdonar: sienten herido su ego y no pueden lidiar con el sentimiento de rechazo que les produce la situación. Se sienten traicionados y lo viven como una herida narcisista: el que dirán les importa y perdonar daría cuenta de cierta debilidad.
 
Vicio o no, hoy en día es difícil salirse de los canones sociales establecidos. Ya no hay señales que limiten la acción de conquista. El anillo símbolo del matrimonio pasó a ser ignorado por las mujeres en cuanto a la elección de pareja o para mantener una aventura.

El anillo dejó también de ser un símbolo de límite: el matrimonio no se impone frente al deseo, por lo contrario para las mujeres resulta atractivo por la transgresión y la connotación que adquiere lo prohibido, además de ganarle a la otra.

Para los hombres la mujer casada  perdió los prejuicios. Así, ante cualquier tipo de insinuación, sienten el camino libre para avanzar sin importar su estado civil, lo que vuelve difícil la forma de evitar algo tan institucionalizado en esta sociedad como es la infidelidad. 

Ni siquiera las medidas que se han tomado para promocionar la gravedad de la transmisión de enfermedades sexuales ha sido tomado en cuenta: la mayoría desconoce o se siente desafectado de esta posibilidad, siempre se cree que lo peor le sucede a otro hasta que le toca a uno.
 
Licenciada Sandra Lustgarten
Psicóloga-Sexóloga
sandramutch2003@yahoo.com.ar