SUEÑO DE AMANTES...

Nadie puede hacerse cargo de llevar el mundo a sus espaldas.

Y sin embargo, todos llevamos la historia de esta historia sobre las nuestras.

Una historia donde lo magnífico y lo inevitable conviven en armonía y en loco equilibrio, como dos amantes apasionados y como perros rabiosos.

Y el asombro, esa capacidad que siempre agoniza y siempre revive, habita en cada momento, en cada instante, en cada suspiro de nuestra soledad y de nuestros furtivos encuentros.

Y es posible (¿porqué no?) que en ese sueño, esté una mujer, sujeto histórico del mas hermoso amor, lo mas sublime de una historia que no pudo ser…. y destinataria de los más bellos sueños a los que los poetas llaman “poemas de amor”.

Bajo ese cielo, esa mujer era un poema en si misma, una niña grande, unos ojos que invitaban al delirio de saberla cerca.

Simples historias de la simpleza de tu mirada.

Y un día ya no está…. Un dia ya solo te acompaña su mirada, como en una vieja ceremonia, y solo podes cargar con la historia y dejar ante el mundo la estela de tu estúpido asombro,

Y de la complicidad de un hermoso guiño magico, o de un roce casual de nuestras manos…

Ellas no se va, no desaparece, como una nube de humo, solo reside en los corazones que la merecen, creando una  fiesta de sentidos para el  alma, en un ritual  Sagrado, sublime donde el cuerpo se convierte en un gigante juguete escondido en el mas puro amor, sin renunciar a la sonrisa por vivir como la vida te permita.

Porque sus gritos silenciosos entre mis manos que ya no te acarician, entre un “te amo”… sin mas nombres, solo son un eco de lo que mi alma se niega a  aceptar, de lo que lastima las manos de apretarlas y quiebra los ojos de tanto llorar.

Puede ser.

Y una vez más el silencio. El silencio calla lo que no se puede o no se quiere gritar.

Y sin embargo, grita… vaya contradicción ¿no? TODAS las palabras, todos los sentidos…gritan… ¿Escuchás?

Dulce como el arroyo soñoliento,
mansa como la lluvia distraída,
pura como la rosa florecida
y próxima y lejana como el viento.

Esta mujer que siente lo que siente
y está sangrando por mi propia herida
tiene la forma justa de mi vida
y la medida de mi pensamiento.

 

 

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