En las tardes suelo caminar dormida creyendo que todo es irreal soñando con gente desconocida y observando rostros deprimidos de pronto me pregunto ¿Que hay detrás de esas miradas?,¿Que historias esconde aquella alma?

 "Se dice que los ojos son la ventana del alma"
Veo tantos ojos obscuros no solo su color si no es algo mas allá de eso...
Al subir a la estación de metro siento un ruido parpadeante y me pregunto de donde proviene...veo a lo lejos un hombre sin sus dedos y con movimientos oscilantes reproducía un ruido que parecía incontrolable para el, si  era enfermo, me cedió su puesto creí que había sido casualidad pero luego entendió que el lo quiso así ya que me vió cansada y angustiada veces solemos pensar que son diferentes o que tal vez no son igual a los demás pero descubrí que son aún mejores que logran sentir sin ningún problema y pensar en los demás aún sabiendo que quizás esos demás jamás los han ayudado o quizá ni les ha importado.
Me quedé reflexionando y pensando en cuanto la vida me ha otorgado...llegó mi estación, al salir ví a una mujer muy pobre vendiendo lápices y a su hija una pequeña de aproximadamente 4 años sentada en una escalera con una manta cerca de la lluvia que descendía de aquellas nubes que se apoderaban de la capital, la niña estudiaba números y su madre la corregía entre mi sueño pensé en que lo hacía entusiastamente debido a que quería y necesitaba mejorar su condición de vida quizás ella a pesar de su corta edad no quería ser discriminada por los demás y sentirse menos, ella quería progresar y quizás sacar adelante a su madre que a todo esto era lisiada. En el intertanto quise ayudarla pero mi presupuesto no lo permitía ya que aún soy una estudiante.
Seguí caminando por las calles cada vez mas sombrías no quería ver mas rostros amargos...
De pronto me encontré con una compañera muy discriminada en el curso ya que como dicen padece lesbianismo, a pesar que no poseo su mismo pensamiento conversé con ella y vi rosar unas lagrimas sobre sus mejillas...se encontraba desconsoladamente triste, quise ayudarla pero nada me respondía pregunté una y mil veces pero el llanto que trataba forzosamente de contener se lo impedía y creo que además no quería. Intenté darle toda mi confianza y mi apoyo hasta que cedió.
Cuando era pequeña y escuchaba hablar a los mayores diciendo que la vida era muy dura jamás les creía, mi vida era tan feliz creo que siempre mi madre me hizo ver el lado positivo y no me dejó muy preparada para enfrentar a la vida y menos a las personas que desean hacerme daño. Creo que no existe la vida completamente feliz y mi sueño se encargo de mostrármelo...
Se sentía muy sola su madre la había abandonado por un hombre el cual había abusado de ella, vivía sola con gente pero sola su dolor lo demostraban sus muñecas lleno de cortes incontables que reflejaban cuanto dolor había en su alma y que aún no cesaban aún no comprendo el amor de esa madre hacia su hija si es que existía....no soy quien para juzgarla.
Ya no tenía consuelo para esa niña solo el decirle que podía contar conmigo para todo y que no estaba sola...
Entendí su forma de pensar creer y actuar y me dí cuenta que primero se debe conocer  a las personas antes de hablar, en mi curso se burlan de ella enfrente de profesores y ellos no hacen nada solo ríen no me dí cuenta el daño que le hacían.
Ella decidió irse y yo seguí mi camino, creí seguirlo pero no recuerdo nada más.
A veces uno trata de no darse cuenta de lo que ve y uno mismo se esconde cosas para no darse cuenta de la realidad creo que fué mi caso al otro día ella me habló y me agradeció...

 

 

De pronto es bueno mirar alrededor y darse cuenta de las personas que conviven dia a dia contigo, los problemas grandes de uno de pronto se vuelven tan pequeños  al escuchar los de los demás y uno aprende a valorar su vida a su gente a sus amigos .Además de aprender que uno nunca está solo siempre hay alguien y por esa persona hay que guiarse y si no es así uno se tiene así mismo.

Me sentí como un personaje anónimo sin derecho a cambiar la suerte y la vida de los demás,ellos deben aprender y yo también

 

                                                                                     Catalina Poblete Jara*

 

 

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