EL SOL ROJO
Publicado por
@LUCCIANA03
El Sol Rojo
En el pueblo de los indios mocoretá había un joven muy valiente, llamado Igtá, que amaba a la más hermosa de las mujeres de su tribu, Picazú.
Ambos jóvenes querían casarse, pero era necesaria la aprobación de la diosa Luna. Los padres de Picazú llamaron a Tuyá, el adivino de la tribu, para que la consultara, lo que ocurrió esa misma noche. Por la luz blanca y clara de la Luna, el Tuyá interpretó que el astro nocturno aprobaba la unión de Igtá y Picazú. La boda se realizó después de tres lunas.
Los indios de la tribu encendieron una gran hoguera, a cuyo alrededor todos comían, bebían y bailaban, festejando el gran acontecimiento. Pero Igtá y Picazú no podían ser felices porque no contaban también con la aprobación de Tupá, su dios bueno. Esperaron.
A la noche siguiente comenzó a caer una copiosa lluvia. Tuyá, el adivino, al ser consultado vaticinó que la lluvia eran las lágrimas del Dios Tupá, que expresaba así su tristeza por la unión de los dos jóvenes. Igtá y Picazú no podían continuar unidos, si querían vivir en la tribu. El único camino que les quedaba era sumergirse en las aguas de un lago, en el que había una isla donde moraban todos los que se habían casado contrariando la voluntad de Tupá. Al día siguiente, la lluvia cesó. Igtá y Picazú esperaron hasta el atardecer cuando el Sol iba a ocultarse en el horizonte, y se arrojaron al lago.
Comenzaron a nadar hacia la isla, pero los indios de la tribu estaban dispuestos a detenerlos, para aplacar el enojo de Tupá y evitar que su castigo cayera sobre el pueblo. Ñuatí, un guerrero de la tribu, les arrojó una flecha, y enseguida todos los indios lo imitaron. Una lluvia de dardos cayeron sobre Igtá y Picazú, quienes desaparecieron de la superficie de las aguas. Casi en el mismo instante, el Sol se tornó de un intenso color rojo. Su luz tiñó todo el lago e iluminó de rojo los campos y el cielo.
Todos en la tribu creyeron que el castigo de Tupá había caído sobre la pareja. Lo que no sabían era que en realidad, Tupá ayudaba a los que eran buenos y se alegraba con su felicidad. Por eso Igtá y Picazú lograron llegar a la isla, donde vivieron felices para siempre, porque se amaban mucho.
Vocabulario:
Tupá: Dios bueno de los guaraníes.
Igtá: Hábil nadador.
Picazú: Paloma torcaz.
En el pueblo de los indios mocoretá había un joven muy valiente, llamado Igtá, que amaba a la más hermosa de las mujeres de su tribu, Picazú.
Ambos jóvenes querían casarse, pero era necesaria la aprobación de la diosa Luna. Los padres de Picazú llamaron a Tuyá, el adivino de la tribu, para que la consultara, lo que ocurrió esa misma noche. Por la luz blanca y clara de la Luna, el Tuyá interpretó que el astro nocturno aprobaba la unión de Igtá y Picazú. La boda se realizó después de tres lunas.
Los indios de la tribu encendieron una gran hoguera, a cuyo alrededor todos comían, bebían y bailaban, festejando el gran acontecimiento. Pero Igtá y Picazú no podían ser felices porque no contaban también con la aprobación de Tupá, su dios bueno. Esperaron.
A la noche siguiente comenzó a caer una copiosa lluvia. Tuyá, el adivino, al ser consultado vaticinó que la lluvia eran las lágrimas del Dios Tupá, que expresaba así su tristeza por la unión de los dos jóvenes. Igtá y Picazú no podían continuar unidos, si querían vivir en la tribu. El único camino que les quedaba era sumergirse en las aguas de un lago, en el que había una isla donde moraban todos los que se habían casado contrariando la voluntad de Tupá. Al día siguiente, la lluvia cesó. Igtá y Picazú esperaron hasta el atardecer cuando el Sol iba a ocultarse en el horizonte, y se arrojaron al lago.
Comenzaron a nadar hacia la isla, pero los indios de la tribu estaban dispuestos a detenerlos, para aplacar el enojo de Tupá y evitar que su castigo cayera sobre el pueblo. Ñuatí, un guerrero de la tribu, les arrojó una flecha, y enseguida todos los indios lo imitaron. Una lluvia de dardos cayeron sobre Igtá y Picazú, quienes desaparecieron de la superficie de las aguas. Casi en el mismo instante, el Sol se tornó de un intenso color rojo. Su luz tiñó todo el lago e iluminó de rojo los campos y el cielo.
Todos en la tribu creyeron que el castigo de Tupá había caído sobre la pareja. Lo que no sabían era que en realidad, Tupá ayudaba a los que eran buenos y se alegraba con su felicidad. Por eso Igtá y Picazú lograron llegar a la isla, donde vivieron felices para siempre, porque se amaban mucho.
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Igtá: Hábil nadador.
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