la muerte dulce

La muerte dulce de la que vamos a hablar es el orgasmo. Así es como llaman en Francia, país poético por excelencia y muy dado a este tipo de metáforas, al momento culminante de cualquier relación sexual (ya sea individual, en pareja, o colectiva).

un fotógrafo norteamericano ha realizado una serie de fotografías de hombres en el momento culminante del orgasmo… Bueno, sólo de sus piernas. El resultado, además de inocente y en absoluto pornográfico, sirve para corroborar que torcemos las piernas y todo nuestro cuerpo…

Hasta ahora se sabe que el orgasmo tiene lugar en una parte del cerebro llamada córtex límbico. Cuando llegamos a ese punto culminante de toda relación sexual, todo el cuerpo sufre una especie de ataque epiléptico. En esta web, llamada 'beautiful agony', o sea, bella agonía, podemos ver esos efectos. Se trata de una página que se nutre de las aportaciones 'orgasmáticas' de anónimos internautas. Eso sí, sólo a nivel facial, no os creáis…

Durante el orgasmo, se incrementa la actividad cerebral; se producen contracciones musculares (en ocasiones causantes de tirones y otras consecuencias molestas y dolorosas); el ritmo cardíaco se acelera, y un largo etcétera. En fin, nada que ninguno de nosotros no hayamos experimentado en alguna ocasión (algunos más que otros, pero es que el mundo no siempre está bien repartido…).



El período refractario masculino conlleva una desaparición de la erección y un tiempo de espera para la siguiente relación. Este tiempo puede durar entre 15 y 20 minutos, en la adolescencia, o incluso 24 horas, en edades más 'respetables', como se decía antes… A pesar de todo, como suele ocurrir con todas las cuestiones relacionadas con la sexualidad humana, cada persona es un mundo y no hay tablas ni clasificaciones que supongan una verdad revelada. O sea, que si tú que lees esto, tienes 50 años, y con media horita tienes suficiente para una nueva 'faena', no debes alarmarte ni considerarte un prodigio de la naturaleza. Simplemente, eres así. Ni mejor ni peor que los demás mortales…

 

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