El hombre no tiene remedio mientras posea un corazón.
ANTERIORES
Claro que las acciones del hombre tienden siempre a corporizar su alma.
Es duro tener que aceptar que la calidad de la vida de uno depende del capricho de los demás.
Tiene más fuerza en cualquier situación humana la convicción que la razón.
Para el solitario empedernido, convivir es como vivir a medias.
Si se quiere detectar a un hombre solitario hay que observarle su constante vacilación.
El hombre solitario intuye con mayor facilidad la muerte.
Así como algunas personas se reclinan cómodamente en el papel de enfermos, ciertos solitarios logran hacer de su soledad una muelle poltrona.
Algunas perezas no son más que miedo a sus talentos.
El hombre nunca será demasiado nada ni sus posibilidades alcanzarán jamás ningún límite.
Hay seres que, sin embargo, persisten en lastimar en nosotros lo que precisamente los lastima a ellos.