Convivir en pareja implica compartir proyectos en común, que van desde la alegría y los sinsabores de la cotidianeidad, al estrés que produce la vida diaria. Implica compartir, por supuesto, la sexualidad. Y cuando el estrés se instala en la pareja es difícil recuperar la energía de la pasión que existía en las noches de noviazgo. Agobiadas, algunas parejas suspenden las relaciones, otras las espacian cada vez por más tiempo y se convierten en “la pareja que hace el amor los viernes por la noche”, por ejemplo. Al parecer, las quejas más comunes de los consultorios al respecto son: las mujeres no tienen ganas, dicen los hombres y, los hombres van directo al grano y olvidan el romanticismo, acusan las mujeres. Si el sexo pierde su dinámica lúdica, casi con seguridad se convertirá en algo rutinario y decepcionante.
Lo cierto es que ambos integrantes de la pareja, al tener menos relaciones sexuales o de menor calidad, sienten que al devaluarse el sexo entre ellos, también corre riesgo el amor que los une. Como dice un viejo adagio: se puede tener sexo sin amor, pero no amor sin sexo. ¿Qué hacer cuando se está ante esta encrucijada? ¿Dejar que la situación se acomode sola, en el verano, por ejemplo, en las vacaciones, en algún momento en que la pareja esté más relajada? ¿No se corre el riesgo, al librarlo al azar, de que se llegue a un grado de deterioro de la intimidad que haga zozobrar la unión amorosa? La psicóloga Patricia Martínez Braun opina: “En general, los conflictos y las crisis en las parejas, tienen que ver con la comunicación. Y con lo cotidiano, no todas las parejas son iguales, esto hace que la convivencia no sea de lo mejor y todo se muere si no fluye entre ellas un diálogo que les permita revertir la situación”. La famosísima sexóloga Alessandra Rampolla no es indiferente al tema; de hecho acaba de sacar su libro Juntos y revueltos ¿para siempre?, donde aconseja a las parejas a enfrentarse a este par de amigos y enemigos: el sexo y la cotidianeidad.
No obstante, antes de tomar el toro por las astas, la recomendación general y más sensata es la deanalizar el momento por el que está pasando la relación. Quizás haya una problemática de fondo, que no tiene que ver en sí con la falta de deseo por el cansancio de todos los días, sino porque uno de los dos está en crisis o ya no se siente comprometido en el proyecto de pareja. En ese caso, deberán plantearse si quieren continuar juntos y definir qué podrían hacer para vivir el sexo intensamente y de manera duradera. Tal vez hasta amerite la visita a un profesional, un psicoterapeuta de parejas o un sexólogo. Cuando acuerden y confirmen sus ganas de seguir como pareja, deberán renovar su vida sexual. Esto quiere decir, que no se trata de salir a comprar ropa nueva, como cuando cambia la temporada, sino un cambio completo de look. Uno de los tips que recomiendan es seguir flirteando como lo hacían cuando estaban de novios, pero ya que esto es muchas veces difícil, mejor comenzar por quitarse los prejuicios y hablar con total libertad de los gustos y fantasías propias y de cómo satisfacer los gustos y fantasías del otro. Naturalmente, para esto cada uno deberá tener muy claro cuáles son sus gustos; deberá conocer su cuerpo lo suficiente para poder determinar si, tal vez, a lo largo de los años, las zonas erógenas siguen siendo las mismas, si hay sitios nuevos de la piel que piden ser explorados, acariciados. Y una vez que hayan tenido esa charla, están en situación de empezar a jugar.
Algunos de los consejos de Alessandra Rampolla para las mujeres son:
- No hay mejor seducción que la actitud. La lencería o hasta las posiciones son complementos.
- Prolongar el momento preliminar, no vayan directo al grano. Si incrementan este periodo, el acto en sí será más duradero.
- Si sos más creativa, con un simple detalle -como un mensaje entretenido- harás que piense en vos e incremente su deseo.
No obstante, otros consejos de los sexólogos para acabar con la monotonía sexual son mucho menos sutiles y abarcan desde visitar juntos un sex shop para adquirir algún juguete sexual, asistir a una sesión de sauna o un spa, visitar hoteles con habitaciones temáticas que puedan inspirarlos, probar nuevas posiciones, degustar comidas afrodisíacas y hacer cuanta cosa se les ocurra para pasarla bien juntos antes de irse a la cama. La consigna es reinventarse; y ya una vez en la cama, reinventarse significará ser un poco otro, más ardiente, más intenso, y en eso pueden ayudar los espejos, y por qué no, hasta las cámaras. Y como el sexo no es sólo irse a la cama, también el teléfono y el skype puede ser un auxilio a la hora de encender la llama. Desde los sms al llamado estilo hot line, puede ayudar.
Algunos profesionales apelan específicamente al juego como modo de sacar adelante la dinámica perdida. Aquellos role playing de las películas de humor, pueden ser el salvavidas para una vida sexual plena. Jugar a ser otra persona conjuga erotismo y creatividad, y como el cerebro es el órgano más erótico del cuerpo, cuando tiene la libertad de crear, es capaz de levantar a un muerto. Una página de internet recomienda doce juegos eróticos entre los que se cuenta el del profesor y la alumna; el strip tease, utilizar el cuerpo del otro como mesa de comidas y bebidas sabrosas, vino, champán, yogurt. O el juego de sabores, frutas y bombones que viajan en un beso…
Como cantaba Frank Sinatra en una vieja canción: “Has dicho que tengo mucho que aprender? / Bueno, nena, ¿no creés que estoy tratando de aprender? Dado que este es el lugar perfecto para aprender / Vamos, enséñame esta noche.”