El que no cuida lo que quiere lo pierde o quer pasa ?

Comentarios

@SALU

08/03/2010

El que no cuida lo que quiere

Suena a una amenaza, a una alerta… Es una advertencia o simplemente es una posibilidad entre tantas de que el otro mire para otro lado al darse cuenta que no tiene tu cuidado.



Claro que los amores se riegan como las plantas y se cuidan de cerca, se respetan para conservarlos. Cuando dejás de mirar tu siembra, o abandonás tu terreno, corrés el riesgo de que otro ocupe tu lugar. Sencillamente, porque quizás en ese descuido olvidaste que la soledad abruma, y que el desinterés hiere cual espina que se clava en lo profundo de tu corazón, que la falta de presencia deja un vacío, una necesidad de completar ese vacío, un deseo de encontrar el bienestar.
 
Recuerdo el mejor de los cuentos que leí en mi infancia, seguramente lo han visto alguna vez, “El Principito”. En alguna estrofa narra sobre la maravillosa suerte del  encuentro en su planeta de una hermosa flor, una rosa en una especie de desierto, la flor más hermosa que jamás haya visto.

Por cierto, al descubrirla intenta resguardarla de todo mal que pudiera afectarla y la protege de cualquier peligro porque reconoce que es un ser privilegiado al tener una flor tan hermosa en su mundo y que es sólo de él. La cubre con biombos para protegerla del cambio climático y de esos vientos amenazantes de la noche y siente felicidad por tener a alguien a quien cuidar y que dependa solo de él. Los diálogos con la rosa son profundos y ésta le deja mensajes de vida. Pero un día el Principito decide abandonar su planeta para conocer otros mundos, se despide de su rosa a sabiendas que quizás nunca más volverá a verla.
 
Parece un simbolismo con algunas historias de amor. Muchos mundos pueden separar un amor, pero cuando el sentimiento es real no existe la distancia, ni el olvido. Su viaje a través de las estrellas lo llevan a creer que encontrará cosas mejores de las que posee él, pero en el viaje no puede dejar de pensar en su hermosa flor, la que le dejó mensajes antes de su partida, que en su viaje largo no deja de rememorar.
 
Los rezos de algunos seres por encontrar un ser que los haga soñar tardan en volverse realidad, sin embargo muchas veces cuando encontramos lo que tanto anhelamos, sentimos que ya no es lo que buscábamos, empezamos a desdibujar las primeras impresiones y aquello único y especial toma distintos colores y pierde el encanto inicial, comenzamos a buscar pequeñas excusas que se vuelven grandes verdades para renunciar a lo que siempre esperamos tener, porque de esa manera vuelve a existir la naturaleza de lo deseado, la ambición sobre lo que no hallamos, que algo vuelva a tomar la connotación de preciado y eso se produce cuando es inalcanzable o se percibe perdido para siempre.
 
El Principito una vez que viajó por otros planetas se dio cuenta que lo que tenía era único y especial, que nada podría reemplazarlo y comenzó a extrañarlo, y a entristecer por haberlo abandonado. Pero ya era tarde para recuperarlo, no podía regresar en busca de su rosa… En cada planeta recibe mensajes de vida, aprende y analiza la propia, sus errores y aciertos. Y se arrepiente de lo que hizo… sería una de las peores decisiones tomadas.
 
Entre diversas historias que escucho los lamentos forman parte de un relato que se manifiesta a modo de jeroglifico, se  repite en forma reiterada como un suplicio que no puede elaborarse, las pérdidas, los abandonos, la falta de cuidado, la falta de reconocimiento, las injusticias amorosas, etcétera.
 
Carta de un paciente a su amor
“Cuántas veces me has condenado a esperarte, a pensarte y desearte, a sentir que no podría vivir sin tu voz, sin tu olor, sin tu presencia, a modo de condena tu silencio se volvió un fantasma temible para mí, una amenaza. Hasta que un día ese silencio me hizo notar otra hendidura con un dejo de luz, que me invitaba a abrir esa puerta, arrimarme por curiosidad a ver de que se trataba, siempre que curioseamos corremos el peligro de que nos atraiga lo que vemos y que queramos quedarnos aunque más no sea por un rato y entonces es en ese momento cuando podemos reconocer que nada volverá a ser como antes, tomamos la iniciativa de experimentar lo nuevo, lo que aparenta atractivo, por algunos remotos instantes”.
 
“Quizás ese día en que te sentiste fuerte, poderoso y diste media vuelta sin saludar siquiera, tomaste otro camino sin girar, tu cuerpo rígido y tu pisada fuerte, seguiste erguido sabiendo que siempre que quisiste otra oportunidad la tuviste y porque esta vez podría ser diferente, siempre todo permaneció en el mismo lugar cuando volviste, hasta este día en que las cosas cambiaron y tu suerte viró, apareció una sombra que opacó los tiempos vívidos, los sueños interrumpidos, un soplo de aire que voló techos y te puso alas para escapar”.
 
 
Si no cuidas lo que crees que es tuyo, entonces corres el riesgo de perderlo, porque nadie es de nadie, porque los individuos son individualidades, porque las personas no se reemplazan, porque los sentimientos cambian y se pueden tapar algunos con otros que cambien el color de las cosas, y esos grises que te quitaban fuerza dejan de serlo para tomar color, para ganar firmeza y ser combinables.
 
Si olvidas las pequeñas cosas, aquellas necesarias para demostrarle al otro que sigue siendo la causa suficiente y única  en tu vida para sobrevivir a su lado, para amarlo, si pierdes el registro de aquello que es importante, sí olvidas ese mate que te cebó en la cama cuando recién despertabas, o las veces que te abrigaba mientras dormías, o los dulces masajes que animaban tu cuerpo porque podías sentir la calidez de las caricias, los despertares tempranos porque no dormías a su lado, las películas compartidas o las comidas amasadas y su olor a fragancia amorosa, sí olvidas su voz cada llamada para decirte que te quiere, o su llamado para escuchar tu respiración, esos sinónimos creados para vos, abreviados y entonados, la forma en que te ha esperado, las cosas que te ha perdonado, sí olvidas todo lo que te entregó y lo que no opuso resistencia en darte, entonces descuidas lo que crees tuyo.
 
Como el Principito recorrerás mundos y personajes que te enseñaran otras formas de vida, quizás confundirás ciertas formas de entender la vida, estarás en desacuerdo con otras creencias, admiraras  algunos valores, te desalentaran otros, pero lo más alarmante es que como el principito extrañarás aquello que tiene que ver con tu naturaleza, lo que ha sido tuyo y lo perdiste, solo porque creíste que podías tenerlo todo, eso y más, hasta que reconoces que cuando tienes algo que te gusta y que te ilusiona entonces no necesitas nada más que la voluntad de animarte a cuidarlo, a no exponerlo, a preservarlo, a respetarlo.
 
Hay tantas formas de descuidar lo que se cree que es de uno y lo será siempre, a veces es común pensar en que ciertas actitudes se convierten en razones para provocar la ruptura, una búsqueda incesante de la felicidad que solo atrae lo contrario, un abismo entre lo que se busca y lo que se encuentra. Solemos creer que las reglas se imponen de forma autoritaria consiguiendo forzar al otro  a que nos entregue lo que pretendemos, prosiguiendo algo imposible que ni siquiera tenemos claro, que nos entregue de forma involuntaria, porque no lo sabemos conseguir de otra manera que por la fuerza y el rigor.

Los pensamientos egoístas nos distancian de lo que queremos, sí es que queremos realmente, porque el amor no concibe el egoísmo, con su naturaleza injusta, es común escuchar actualmente que se elijen las parejas en función a lo que nos pueden dar,  escucho quiero alguien que me sumen, para sumar se necesita de dos, cuando uno suma y el otro resta, el fracaso es inminente, se suma cuando ambos se concentran en la idea de construir juntos una relación.
 
Si no cuidas lo que crees que es tuyo es porque nunca sentiste auténticamente que lo fuese, internamente que deseas en cada acto hacer cosas para que se quede, quizás cuando nos sentimos parte de algo especial, auténtico, sincero, cuando ese algo es la razón que buscamos para seguir adelante, cuando lo mejor que nos puede pasar es descubrir que necesitamos cuidar lo que tenemos porque nos hace bien, porque nos alimenta el espíritu, porque nos gratifica, entonces estamos hablando de verdad de un sentimiento amoroso sincero, y seguramente no se nos pasará por alto no cuidar lo que creemos que vale la pena preservar, sostener, tener para compartir los sucesos compartidos de la vida.
 
 
@SUSANAGRACIELAG

13/03/2010

Salu: Gracias por el texto.

Yo sé que por ser relaciones a las que no nos unen los lazos de sangre, la Amistad y la Pareja se ELIGEN TODOS LOS DIAS. Y así como se eligen, también se deben cuidar, el compromiso es responsabilidad. La responsabilidad de nuestras elecciones.

Recuerdo una parte del Principito que dice algo así: “Cuando sabes que la persona amada va a llegar a las cuatro, tu corazón comienza a prepararse a las tres para recibirlo”

Si el otro no llega ni avisa, el corazón sufre por el “abandono”.

Hace muchos años escuché “Cuando termina el AMOR FASCINACION, comienza el AMOR REAL”

Al principio sentimos que estamos enamorados. Lo que nos pasa es que vemos en el otro (como un espejo) lo que queremos que el otro sea. El amor real, llega con el conocimiento del otro, no podemos amar lo que no conocemos. Cuando VEMOS “los defectos”  y los aceptamos, recién nos damos cuenta que estamos enamorados. Es en ese momento que nuestra responsabilidad es RENOVAR LA MAGIA, a pesar de lo que la vida tiene de rutinario,  podemos aplicar el freno y decidir ¡¡¡HOY SERA RENOVADA LA FANTASIA!!! Siempre el camino se arma de a dos, dejando de lado el egoísmo, la manipulación, ejerciendo el yo quiero tal cosa ¿Te gustaría?. eso es respeto y compartir, si es siempre lo que quiere uno solo… no hay relación que pueda funcionar sanamente. Y aún una relación no muy sanita, puede ser sostenida en el amor, pero nos vamos desgastando, hace falta mucha fuerza de voluntad para seguir.

El amor real no muere. Cuando terminamos una relación, lo que hacemos es dejar de elegir a esa persona para compartir la vida, el sentimiento sigue estando. Por eso hay muchos que se llevan muy bien después de separarse, crean una relación de amistad, los une la calidad de amor que sintieron.

Mucha gente no quiere ocuparse de cuidar al otro, pretenden recibir atenciones constantes. No perciben que el otro merece y quiere la misma atención, cuidado, respeto, consideración, sin éstos cualquier relación se vuelve insana o se termina.Y son ellos los que más se lamentan cuando ocurre, creo que por el solo hecho de no seguir recibiendo atenciones y tener que tomarse el trabajo de conseguir otra persona que se las dé, las que están en vías de auto-extinción.

Vuelvo a agradecer que hayas subido el texto.

Susana

   

Más foros para conocer gente