Dejarlos partir

DEJARLOS PARTIR

Si los dejamos ir, cuando vuelvan a nosotros, serán doblemente nuestros. Y se quedarán a nuestro lado a lo largo de ésta vida, hasta que llegue el momento de nuestra muerte y nos ayudarán a cruzar la frontera, a dar ese paso, a afirmar nuestros pies en la orilla de la eternidad, apoyándonos con su amor.

Puedo decirte que es un momento de dolor inenarrable el dejarlos partir espiritualmente.

Como también te puedo decir que luego me sentí más plena de amor que nunca en mi vida. Con una paz interior por el haber hecho bien las cosas, por haber ayudado desde acá a dar su paso hacia Dios, por haberle pedido a los seres que amó y lo amaron que lo estuvieran esperando, que lo recibieran con ternura, para que no tuviera miedo, para que su paso fuera lo más suave posible.

Cuando enseñamos a un hijo a caminar y lo sostenemos, llega el momento en que tenemos que soltarlo. Y es en ese momento donde el corazón se nos estruja, porque es más difícil ver como sufre quien amamos, que sufrir nosotros mismos.

La muerte es uno de los nombres de Dios.

Confiemos ciegamente que volveremos a encontrarnos, no de manera tonta sino esperanzadamente. Si los entregamos con amor, nos serán devueltos con más amor.

"Y caerán las hojas

dejando un tapiz

para tus pasos...

De regreso con flores

en el alma

camino de tu abrazo"

A nuestros hijos podemos darles solo dos cosas: una es raices y la otra ALAS.

Cualquiera sea la relación que nos une a ese ser querido que  murió, siempre le podemos dar ALAS.

Pero si no los dejamos partir, si los convocamos a nuestro lado con llanto y desesperación porque no soportamos la idea de que no están cerca, sufren infinitamente por ellos y por nosotros.

Por nosotros, pues como nos aman sin ningún egoísmo, quieren vernos felices y en paz. Por ellos, porque hasta que pueden partir no comprenden del todo su nueva situación, y cuando tienen la suficiente luz para partir, no pueden hacerlo por nuestros reclamos.

Podemos pedir ayuda espiritual para hacerlo si no nos atrevemos a hacerlo solos. Recordemos que no estamos solos, siempre está Dios acompañándonos, pero como tenemos libre albedrío, la decisión es nuestra, Dios provee siempre que nosotros pongamos los medios y la voluntad.

Si un hijo adulto y responsable estuviera preparado para ir a una fiesta y sus amigos lo vienen a buscar, como padres no seríamos capaces de tirar de su ropa para retenerlo, para que siga estando con nosotros solo por nuestro humano egoísmo. El amor es generoso, es dar hasta que duela como decía la madre Teresa.

Si realmente amamos a ese ser y queremos lo mejor para él, encomendémonos a Dios:

"Que se haga tu voluntad y no la nuestra, Señor,

 que sea lo mejor para ese ser que amo desde lo más profundo de mi corazón, ayúdame a encontrar la fuerza para dejarlo partir hacia tus brazos de amor, cuídalo por mí, defiéndelo, protégelo, ayúdalo, libéralo, dale toda la luz que necesite para llegar a tu lado. Te pido que sea en armonía con todo el Universo, bajo la Gracia Divina y de manera perfecta. Gracias Padre que ya me oíste y se ha cumplido"

El mayor acto de amor por otro ser humano es DARLE PERMISO PARA IRSE...

 

Susana  

Chicas: tienen razón en cuanto a los hijos, uno se preocupa.

Mejor es Ocuparse, si  tratamos de allanarles el camino, no les hacemos ningún bien. Criamos adultos-adolescentes, les impedimos crecer. Nuestros miedos no les sirven  positivamente. Sí es bueno enseñarles precaución. Darles herramientas, seguridad en sí mismos, enseñarles a discernir lo que quieren, lo que es bueno.

Después solo queda soltarlos, desamarrarlos, enseñarles a elegir desde la libertad y entregarles de a poco la responsabilidad de sus vidas. Estar ahí, con el oído atento a sus necesidades, pero un paso al costado. Los  protagonistas de sus vidas son ellos. Las situaciones lamentables se dan en cualquier tiempo y lugar.

A las seguridades las llevaron presas… jajaja.

Lo que podemos cultivar es la confianza, en nosotros, en la vida, en nuestros hijos, en Dios que siempre nos está protegiendo.

Nuestra energía está bien canalizada cuando nos dedicamos a disfrutar día por día lo que sucede, momento a momento, hoy, aquí y ahora. El futuro es bueno si nuestro presente lo es.  

Si escribimos todos nuestros miedos, podremos ver que el 99,99% no tienen sentido. Entonces podemos plantearnos para qué gastar energía en cosas que no podemos manejar, cuando podemos enviar toda esa energía (en forma de oraciones, etc) al Universo pidiendo la protección de Dios para nosotros y nuestra gente amada. Y si algo desagradable sucede, será menos terrible y estaremos bien plantados en la calma para discernir la mejor manera de actuar para minimizar el daño.

Solo educando nuestros pensamientos (igual que educamos a nuestros hijos), no cruces la calle solo, lavate los dientes, haceme caso, andá a bañarte,  frases que hemos repetido una y mil veces a lo largo de los años hasta que logramos el objetivo.  Con nuestro pensamiento hacemos lo mismo: ENCARRILARLO. Hasta que automáticamente un día comprendemos que ya no pensamos tonterías infundadas. No recreamos nuestros miedos. Dejan de suceder muchas cosas negativas como por milagro. Y en realidad el milagro lo parimos nosotros: Pensamientos Positivos.

Lleva un poco de tiempo, depende de nuestra voluntad. Dá resultados absolutos, se los aseguro. A mí me llevó dos meses. Ahora, cuando aparece alguno, me doy cuenta enseguida y lo cancelo.

Los amigos pueden tentar, más cuando la base es sólida, nos corremos a un costado. Mucha gente de mi generación se drogaba, por convicción propia yo no lo hice nunca, ni siquiera un porro. Algunos me miran como bicho raro por no haber probado.  Las oportunidades que tomé fueron siempre por elección.

La jaula es una buena metáfora del nido. Siempre podemos dar cobijo a nuestros hijos, si son adultos demoslo como a otro adulto o criaremos bebés eternos. Hombres y mujeres sin responsabilidades de adultos. Si necesitan algo pueden pedirlo, enseñarles a pedir es importante para poder hacerlo con sus relaciones. Si estamos atentas a cada uno de sus deseos antes de que lo expresen, serán seres que no podrán expresarse sanamente.

Hay un cuento que el hijo dice una mañana: -No tiene azúcar:

La madre emocionada agradece a Dios el milagro y le pregunta al hijo porqué en 32 años nunca había hablado

- Por que no hizo falta.

Probemos a criar hijos que sepan pedir lo que necesitan a quien quieran pedírselo, que puedan tener relaciones más sanas, más liberadas de: “Tiene que adivinar lo que necesito”.

Reflejos: No entiendo porqué te excusas de grosería. Lo leí 3 veces y no encontré ninguna.

Estoy de acuerdo con vos en la prudencia. Una sana dosis de miedo nos recuerda mirar a los costados antes de cruzar la calle. El resto es miedo paralizante, no sirve más que para atraer terror.

Hace dos años o más que no miro ni siquiera la televisión, no escucho la radio, no leo diarios.

Cuando pasa algo serio, en 24 horas estoy enterada, siempre hay algún alma buena que me quiere informar. Yo pido solo los hechos escuetos. Siempre y cuando pueda ayudar en algo, sea orar por los damnificados u otra cosa en la que pueda colaborar. Cuando empiezan los detalles escabrosos: BASTA!!! No lo necesito. Y les aseguro que vivo muchísimo mejor.  Lo mismo ocurre con los chismes, todos chismorreamos un poco, pero cuando lo usamos para criticar a los demás, terminamos enfermos porque así como criticamos al prójimo, nos criticamos a nosotros mismos. Nadie es tan perfecto para soportar una buena cuereada (arrancar el cuero a lonjas) .

Yo pondría televisores que muestren lugares hermosos, con músicas que bajen los decibeles a la gente. Habría mucho menos gente enferma en todos lados.

Si estamos pendientes de cuantos muertos encontraron en un derrumbe, si lo encontraron debajo de mil kilos de piedras, es irrelevante. No me sirve. Si necesitan dadores de sangre… van pocos, porque tienen alta presión, colesterol, etc, todas enfermedades causadas por stress. También tienen miedo del Sida y enfermedades contagiosas.  Fui dadora voluntaria desde mis 21 años y les aseguro que muchísimas de las cosas que dicen, lo hacen por ignorancia. Repiten lo que escucharon de otro que escuchó peor. Como el teléfono descompuesto.

Mejor sería cortar el círculo vicioso, informarse mínimamente y ahondar solo cuando podemos ser útiles.

En realidad, en el artículo, estoy hablando específicamente de la muerte física de un ser querido. Lo escribí unos meses después que murió mi marido, tratando de ayudar a gente que había perdido un hijo, un ser amado. También puede servir para despedir a los hijos y es más fácil despedirlo sabiendo que despliegan sus alas en el mundo físico. Que avanzan en la vida, entonces empezar a relacionarnos con ellos de otra forma, hasta que vuelven por una caricia, un abrazo de contención y consuelo, buscando el mismo amor que necesita su ser emocional. Es la jaula de Reflejos, la que anida y suelta para que vuelvan a su camino, sabiendo que estamos ahí, en DISPONIBILIDAD, pero un paso al costado y atrás en su vida. Con toda la fuerza de nuestro amor sosteniendo y protegiendo desde atrás.

El sentimiento cuando se van es una cosita que nos pone tristes, despedí a mis dos hijas y fue muy intenso. La vida siempre es para adelante. Si ponemos miedos, expectativas de que les va a pasar el día de mañana, nos y los volvemos: miedosos  o temerarios (por rebeldía). Ningún extremo es bueno.

Acuerdo con Sara, soy la historia y la raíz de mis hijas y nietos, no la constructora de su destino. Soltar, avanzar y dejar avanzar. Si lo hubiese hecho a medias, cuando quedé viuda, las hubiera chupado por considerarlas mías. En cambio pude elegir (tiempo después) mudarme, estudiar y dedicarme a lo que siempre me gustó en la vida. Yo también pude extender mis alas. En este caso la que voló fue mamá la que se fue a estudiar a Buenos Aires… jajaja.

Aprendí a vivir sola y a disfrutarlo. Me dedico a lo que amo hacer.

Y ante la necesidad de afecto, contención y consuelo, aprendí a dar y a recibir abrazos etéricos por teléfono y por mail. Elegimos como construimos nuestra vida, hagámoslo libre y responsablemente.

Gracias por aguantarme ustedes.

Les mando un beso. Susana