¿Debo contarles a mis amigas?

Cuando una paciente me cuenta que su mejor amiga ha hecho hincapié en un comentario y con afán de dejar una intriga tira la ”bomba atómica”, le respondo: “¿Por qué abrís el abanico de tu intimidad a tus amigas, confiando algo que debe ser reservado y conservado como tesoro en la mayor de las privacidades?

Nadie podrá darnos la respuesta correcta o aquella esperada, sólo en nuestro interior mora la respuesta a aquellas dudas que no nos dejan concentrarnos y que nos insumen en miedos profundos.
 
Creemos en amistades eternas y confiamos nuestros secretos más profundos con el afán de que nos devuelvan la respuesta a la falta de motivación o la explicación de la intensidad sentimental que sentimos por ese hombre que, a título de gracia, se transforma el conejito de experimentación del laboratorio. Nuestras amigas sólo ven una parte de la cuestión y siempre en las relaciones humanas aparece la envidia no manifiesta, que busca provocar el desconcierto y la duda.
 
"Mi amiga me intimida, pregunta hasta el hartazgo para saber si mi pareja me hace gozar en la cama, o cuál es el tamaño de su miembro”, se suele escuchar. Sin embargo sabemos en nuestro fuero interno que  la curiosidad morbosa es una de las características de este tipo de preguntas.

¿Por qué ella tendría la suerte de ser una mujer bien amada? ¿Qué es lo que ella tiene para que sea así y no tengo yo? ¿Qué la hace ser una mujer fatal? ¿Cómo se maneja en este ámbito que la hace tener buenas parejas o amantes ideales? Lacan habla del espejo, Freud de la imago, pero también hace referencia a la definición sexual.
 
La competencia va de la mano con toda esta metodología, sin salvedad posible, infiriendo entre palabras lo que no es dicho, pero sí expresado respecto a símbolos que se vuelven un lenguaje ordinario y claro.
 
A veces con la intención de provocar esa curiosidad y probar la amistad, contamos cosas que deberían ser reservadas en un ámbito privado y nos exponemos a que se despierte  el deseo de experimentarlo. Esto trae aparejado consecuencias de las que muchas veces nos arrepentimos, como por ejemplo, que tu marido se vaya con tu mejor amiga.
 
Una vez tuve una paciente que experimentó esta situación, dejándola sin palabras y sumamente desconfiada de los hombres en general. Su mejor amiga, bálsamo de contención y confidente íntima, tomó prestado a su marido para el amor.

“Le he contado tantas cosas de nuestra intimidad que he provocado su deseo, el que se volvió incontrolable frente a la mirada de mi marido, quién sin duda hubiera deseado a esta amiga como suelen hacerlo, así como a tantas otras. Perdí a mi marido y a mi amiga", relató.

Sin duda la idea era perderlos a ambos, de esta manera se satisfizo el deseo implícito de provocar la pérdida a través de manipular con la fantasía la cabeza de su amiga.
 
Como estos casos pueden existir diferentes historias o marcos distintos, pero que llevan la impronta de un mensaje común, y es de advertir que sí elegís a su pareja serás una mujer satisfecha en la cama, o bien amada.

Si quieres separarte no mal utilices estos juegos peligrosos que sólo tienden a provocar tu autoestima y causarte daño. Puedes hacerlo de otra forma para evitar la sensación de traición que deviene ante esta situación. Hay temas que sólo debes discutirlos con tu almohada y, en algunos casos, suele ser peligroso también, no vaya a ser que te estén escuchando y tomen partido de esa situación.

El ámbito de la privacidad no excede el mundo interno y siempre el hecho de autoanalizarse protege diferentes aspectos, ya sea una amistad valiosa, y un marido interesante.
 

Licenciada Sandra Lustgarten 
sandramutch2003@yahoo.com.ar
Psicológa y sexóloga