EL ARTE DEL MARIDAR

Maridajes, el arte de combinar. No existe una única formula para conseguir buenos resultados, simplemente conocer muy bien los platos y los vinos. Lleva tiempo pero vale la pena. Un plato, un comensal y un momento. De combinar estas variables y pensar en el mejor vino para la ocasión es de lo que se encarga el Sommelier. Cuando se logra combinar perfectamente la comida y el vino, como obra divina, se produce una sensación muy placentera, una experiencia mágica. Esto explica por qué se pone tanta pasión en la selección del vino. Como en las ciencias del gusto no hay nada certero, en el Arte de Maridar hay distintas escuelas con diferentes opiniones sobre como se deben realizar estas combinaciones. Las más tradicionalistas creen que en el maridaje ya está todo preestablecido. Las más audaces e innovadoras en cada recomendación obtienen combinaciones únicas. Las primeras tienen como fortaleza un bajísimo margen de error y como debilidad un muy bajo factor sorpresa. En cambio, quienes se encuentran en el otro extremo, tienen un mayor margen de error pero una mayor capacidad de sorpresa, donde se pueden lograr altísimos niveles de satisfacción. Acaso, no forman parte del placer de comer y beber la variedad y la sorpresa? Esto nos enfrenta a veces a maridajes muy arriesgados que pueden resultar difíciles de comprender. Personalmente, me inclino por la novedad y el riesgo. Para el Sushi un Torrontés Cafayateño, para el Pastrón un Petit Verdot de Toledo. Fondant de Chocolate con un Cabernet Sauvignon Mendocino y Membrillo Fresco acompañado por un Sauvignon Blanc Tardío de Chile. El maridaje se construye con los colores, aromas, sabores y sensaciones de las comidas y las bebidas. Está más evolucionado con el vino, no obstante hay prácticas de maridajes con cervezas, sidras, sakes, tés y, algunas raras veces, destilados como el vodka.  

Olivos, usted vea de acercar algún malbec de buena familia o un champancete extra brut y bien helado que yo veo de maridarlos con lo que venga. Besooos Mabel