HISTORIA DEL “DÍA DEL TRABAJADOR”


Registrate en Encontrarse y empezá a conocer gente ya

Escrito por
@FILOSOFO_LP

15/05/2017#N63212

0 Actividad semanal
746 Visitas totales


Registrate en Encontrarse y empezá a conocer gente ya

Apenas dos semanas han transcurrido de la conmemoración del Día del Trabajador.

Este artículo resumido, lo escribí hace más de una década, luego de consultar numerosas fuentes históricas confiables, y lo publiqué originalmente en un semanario de menor circulación, pero a solicitud de algunos editores, hice extensiva la publicación en varios diarios y revistas, y como los pormenores del tema no son conocidos por la mayoría de la gente, lo he reflotado para compartirlo hoy con ustedes.

Espero que sea del interés de aquellas personas entusiastas de la historia y de los acontecimientos sociales.

HISTORIA DELDÍA DEL TRABAJADOR”

Desde tiempos remotos la historia del trabajo ha sido una colección de horrores y sufrimientos para quienes con sus manos producían y producen en beneficio de los poderosos.

Esclavos en su mayoría, y trabajadores artesanos, eran despreciados por la clase ociosa. Los esclavos estaban catalogados no como personas sino como “cosas” a los que se podía vender, castigar y hasta matar.

Durante la Edad Media los esclavos mejoraron algo su situación, pero los artesanos que se volcaron al campo perdieron su condición de trabajadores libres por una nueva forma de dependencia denominada “servidumbre” y sus protagonistas más débiles fueron llamados “Siervos”.

El “Siervo”, a las órdenes del Señor Feudal trabajaba la tierra por solo techo y comida sin otra esperanza que seguir viviendo en una eterna miseria.

Las “Cruzadas Cristianas” terminaron en derrotas, pero abrieron paso al comercio y al retorno a la vida en ciudades. Los nuevos comerciantes y algunos artesanos escaparon de la servidumbre, no sin mediar luchas sangrientas por rebeliones.

Los talleres artesanales y los gremios de oficiales o agrupaciones de “compañeros” nacidos en el Medioevo crecieron durante El Renacimiento (siglo XV) pero la mayoría campesina siguió en la pobreza.

Con la invención de la modificada máquina a vapor de Watt, que permitió mejorar la industria minera, metalúrgica y textil, aparec en la década de 1760 en Inglaterra, y luego en Francia, la llamada Revolución Industrial.

Los campesinos se volcaron masivamente a las ciudades fabriles, dando lugar a peleas entre ellos mismos por un puesto de trabajo y se mataban por un pedazo de pan.

Miles de hombres, mujeres y niños murieron en esta etapa de cruel rapacería del trabajo humano.

Una de las formas de sobre explotación consistía en jornadas laborales extremadamente extensas de hasta 20 horas diarias. El promedio de vida de un trabajador era de solo 18 años. La mayoría de los niños obreros morían antes de alcanzar la adolescencia.

Muchos obreros intentaron organizar resistencias al sistema pero fueron desbaratados. Recién a partir de 1833 nacieron en Inglaterra los primeros sindicatos modernos. Se necesitaría un libro entero para describir solo en parte esta etapa del tormento de los trabajadores.

La lucha por una jornada de ocho (8) horas comenzó en 1829 en Nueva York y se extendió por todo el país del norte durante años. La “Guerra de Secesión” estadounidense (1861-1865) interrumpió estas luchas obreras pero luego fueron retomadas.

Hacia 1885 los maquinistas y fogoneros del ferrocarril en USA tenían jornales “legales” de dieciocho (18) horas, que podían extenderse aun más, por orden del patron. Allí surgieron otra vez las luchas por la jornada de 8 horas.

La prensa, como por ejemplo el New York Times, o el Chicago Mail, cuyos dueños eran patrones industriales, atacaban duramente la idea de una jornada de 8 horas.

Entre 1884 y 1885 hubo una gran depresión agrícola en USA y los campesinos sin trabajo escaparon a las ciudades, al mismo tiempo que inmigraban desde Europa, obreros alemanes.

Esto hizo bajar los salarios y aumentar la explotación de la mano de obra.

Contra esto reaccionó la Federación de Gremios y Uniones Organizadas de Estados Unidos y Canadá. Así, el 7 de octubre de 1884 se aprobó una moción de Gabriel Edmonston, para que a partir de un año y medio después, mas precisamente coincidente con el 1º de mayo de 1886 la jornada legal de trabajo fuera establecida en 8 horas en toda Norteamérica, para lo cual, de no conseguirse leyes en tal sentido, estaba programado organizar una huelga general para ese 1º de mayo.

Por tal motivo, el 1º de mayo de 1886 , unos 200.000 trabajadores entraron en huelga y otros 150.000 con mejor suerte, obtuvieron satisfacción con la sola amenaza del paro.

Pero como siempre, no habría conquista sin mártires.

A diferencia de lo que mucha gente cree saber, ese 1º de mayo fue un día pacífico en Chicago. No así en Milwaukee, donde la reacción patronal provocó enfrentamientos con un saldo de 9 obreros muertos, que puso en pie de guerra a unos 40.000 trabajadores madereros los días 2 y 3 de mayo.

Estos obreros fueron atacados violentamente por los “Pinkertons” ( Guardia armada empresarial) durante una disertación del líder alemán A. Spies, dejando 6 trabajadores muertos.

El representante trabajador Spies, de inmediato publicó un panfleto instando al pueblo norteamericano a la lucha.

Pero el día crucial que quedará en la memoria trágica de los líderes obreros, no fue el 1º de mayo sino el día 4 de ese mes.

Con el permiso policial y del alcalde de Chicago (C.H. Harrison) se organizó un acto de repudio para las 19,30 hs. de ese 4 de mayo de 1886, en Haymarked Square, donde hablaron Spies , Parsons, y Fielden.

Todo se desarrolló en paz y contó incluso con la presencia del alcalde, hasta que cerca de las 22 hs., una lluvia dio por terminada la reunión, y solo quedaron un centenar de oyentes para comentar el acto.

Pero… esta tranquilidad fue alterada deliberadamente por el inspector de policía J. Bonfield, conocido por su brutalidad y sadismo, quien sin orden superior se dirigió al lugar para dar actividad a sus garrotes, enviado y pagado por la patronal.

Inesperadamente, una granada de mano estalló cerca de la formación policial matando al oficial M.J. Degan e hiriendo a otros uniformados.

Buscando venganza y chivos expiatorios, se culpó de instar el bombazo a ocho dirigentes anarquistas ordenándose el arresto del inglés Fielden, los alemanes Spies, Schawab, G. Engel , A. Fischer y Lingg, y de los norteamericanos Neebe y Parsons.; conocidos luego como “Los Mártires de Chicago”.

También se arrestaron a casi un millar de personas sospechosas.

Para el 21 de junio de 1886 se convocó al tribunal de Cook Country, designando como juez, al corrupto J.E. Gary y a su cómplice el fiscal J.S. Grinell como acusador.

El juez felón, Gary, dispuso que el juicio fuese colectivo y no individual, contra toda regla.

Hubo una selección fraudulenta de los 12 miembros del jurado, totalmente parcial y entre los que había parientes de los heridos por la bomba.

En un juicio plagado de toda clase de vicios legales se desarrolló un circo infame.

De este modo, los acusados estaban condenados de antemano.

A los ocho mártires se los acusaba de ser instigadores de la bomba, pero nunca pudo ser probado ni encontrado el culpable.

El 28 de agosto de 1886 el jurado dio su veredicto de culpabilidad y el 9 de octubre el juez Gary condenó a la horca a siete de los acusados, y a 15 años de prisión para Neebe.

El fallo fue apelado y los alegatos estuvieron realizados por los mismos acusados y no por sus abogados.

Hubo muestras de solidaridad general con los condenados, pero sin éxito.

La Suprema Corte de Estados Unidos se declaró incompetente para entender en la causa.

No obstante, el gobernador de Illinois, ( Oglesby ), conmutó las penas de Fielden y Schawab por la de prisión perpetua.

Pero antes de que el crimen judicial se consumara, Lingg de solo 23 años fue ajusticiado en su celda, haciéndolo pasar por suicidio.

Finalmente, un año y medio después de los hechos de mayo, Spies, Fischer, Engel y Parsons fueron colgados el 11 de noviembre de 1887.

Años más tarde, el nuevo gobernador de Illinois, J.P. Algeld que además era abogado, revisó el caso y decretó el 26 de junio de 1893 la libertad de los tres condenados que quedaban aún en prisión.

Sin embargo los sucesos del 4 de mayo de 1886, hicieron retroceder las conquistas logradas el 1º de mayo y miles de trabajadores volvieron a las esclavizantes jornadas prolongadas.

De todos modos el 1º de mayo fue adoptado poco a poco en distintos países a partir de 1890, como “Día del Trabajador” en memoria de “Los Mártires de Chicago”.

Incluso, en 1954 el Papa Pío XII declaró ese día, como recordatorio de “San José el Obrero”.

En países avanzados, los trabajadores siguen bregando por los nobles ideales y así, se han establecido en la actualidad jornadas más reducidas aún.

CONCLUSIÓN:

Esta historia sangrienta en procura de una jornada corta de trabajo, debería llamar a la reflexión a muchos trabajadores, que por desconocimiento de estos hechos históricos o por necesidades reales en muchísimos casos debido a que el sueldo no les alcanza, o creadas ficticias por la sociedad de consumo, buscan afanosamente “todo lo contrario” respecto a la causa por la que murieron los “Mártires de Chicago” y tantos otros, es decir, muchos empleados procuran hoy, una jornada lo más prolongada que puedan, reclamando realizar la mayor cantidad de horas extras posibles, dando un duro golpe a la memoria de aquellos paladines de la clase trabajadora.

Sin duda una contradicción, que la sensatez del trabajador en beneficio de su propia dignidad y su salud, algún día sabrá corregir.

Espero que el presente resumen, haya sido del agrado de los lectores.

FILOSOFO_LP

Lunes 15-05-2017

 

 

Comentarios

@LILIANABRUJI

16/05/2017



Muchas gracias, FILOSOFO_LP.... mucha data y mucha información. Gracias!!  
@FILOSOFO_LP

16/05/2017



Muy amable @LILIANABRUJI por tu comentario. 16-05-2017