Relaciones inteligentes


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Publicado por
@DANTEX

08/05/2017#N63129

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Relaciones inteligentes

¿Tienes discusiones estériles que te cuesta encauzar?
¿Hay conversaciones difíciles que no sabes cómo enfrentar?
¿Te gustaría encontrar una mayor paz en tus relaciones?

Un altísimo porcentaje de los problemas entre los seres humanos tiene su origen en dificultades en la comunicación, que es el proceso a través del cual las personas podemos expresarnos, solicitar a otra persona que haga cosas que necesitamos, dar reconocimiento, asumir nuestras responsabilidades. La mayoría de las veces tenemos la tentación de asignar a nuestros interlocutores la responsabilidad de lo que nos pasa, de nuestras emociones, de nuestros sentimientos, de aquello que no es como nos gustaría. Pero en estos casos el poder de nuestros sentimientos y de lo que ocurre en esa interacción no es completamente propio, es decir, el otro tiene el poder sobre lo que a mí me pasa.

Muchas veces nos frustramos porque las cosas no salen como esperábamos, porque el otro no responde según nuestras expectativas. Un proceso de comunicación se produce entre dos personas: un emisor y un receptor (que a su vez se convierte en emisor) entre las cuales hay un mensaje que se transmite. Este mensaje puede tener distintas características, entre las cuales una de las más importantes es la intención que tenemos al decir lo que decimos. Y otra, es la forma en que construimos el discurso.

Una de las características más importantes a comprender en un proceso de comunicación, es que solamente tenemos poder sobre lo que está dentro de nosotros y nunca sobre lo que les pasa a los demás. Es decir, yo solamente puedo cambiar lo que a mí me pasa y a partir de allí generar cambios en una relación y en mi entorno, pero nunca podré cambiar a otra persona y lo que le pasa a ella. Teniendo esto en cuenta, tendremos algunas pistas de cómo modificar una situación que no nos resulta satisfactoria.

Una de las claves para esto es darse cuenta de expresar en nuestras oraciones lo que nos pasa a nosotros, sin emitir juicios sobre los demás. Es decir, ponerme a mí como el sujeto de la oración en lugar de ponerlo a mi interlocutor. En lugar de decir por ejemplo “eres bruto al acariciarme” puedo decir “me duele cuando me acaricias presionando tus dedos sobre mi piel”.

Las bases de la comunicación no violenta
Marshall Rosenberg, psicólogo norteamericano, escribió un libro denominado Comunicación No Violenta (Gran Aldea Editores, 2008) en el cual propone una metodología de comunicación muy potente que nos permite recuperar el poder en nuestras relaciones y alcanzar la paz en nuestros intercambios comunicacionales. El autor plantea que todo proceso comunicacional consciente requiere de varias etapas:

a. Identificar y expresar sentimientos, asumiendo la responsabilidad por ellos
b. Detectar y expresar las necesidades detrás de esos sentimientos
c. Practicar la empatía
d. Saber pedir
e. Expresar correctamente la ira
f. Ofrecer reconocimiento.
g. Hacer acuerdos efectivos.
Todas estas fases pueden ser aprendidas a través de la conciencia y de la práctica constante.

Identificar y expresar sentimientos
En cada situación de nuestra vida tenemos sentimientos y emociones que en algún momento determinado nos impregnan, nos hacen sentir de una o de otra manera. Estas emociones suelen tener una gran influencia en la forma en que nos comunicamos.
Las emociones pueden ser armónicas o inarmónicas y dependiendo de ellas será la interacción con su interlocutor.
Las emociones nos indican aquello que sentimos en una situación determinada, por ejemplo, podemos sentirnos alegres, tristes, frustrados, enojados, expectantes, abrumados, entre tantas otras posibilidades. Cada una de las situaciones en las cuales estamos en contacto con otra persona nos producen una determinada emoción o sentimiento. Cuando podemos registrar, comprender y expresar la emoción que estamos sintiendo en un momento determinado, recuperamos una parte de nuestro poder en lugar de atribuírselo a la otra persona.
Por ejemplo, alguien hace un acuerdo con su hermana para encontrarse en una plaza a las cinco de la tarde y ella llega a las 5:30. La primera tentación podría ser gritarle a la persona que llegó tarde diciéndole “eres siempre igual, no hay forma de que puedas llegar temprano”. En realidad, la primera persona podría contactar con su emoción que en este caso podría ser “me siento muy frustrada cuando tengo que esperar parada en un lugar; siento que pierdo el tiempo y que estoy en tus manos”.

Detectar y expresar las necesidades detrás de esos sentimientos
Detrás de cada sentimiento armónico o inarmónico, existe una necesidad que ha sido o no satisfecha. Las personas tenemos distintos niveles y tipos de necesidad. Por ejemplo, necesidades básicas como alimento, calor, seguridad, afecto. También existen otras como respeto, atención, libertad, verdad, autorrealización, entre una gran variedad. Cuando existe una emoción en desarmonía significa que hay alguna de las necesidades que no ha sido satisfecha.
Es importante poder registrar, identificar y expresar cuáles son las necesidades que están detrás de esas emociones. En el ejemplo anterior, la primera persona podría darse cuenta de que su necesidad es tener poder sobre su propio tiempo y no sentirse apurada para una actividad que tiene que hacer después. Entonces, la necesidad que subyace a la emoción de frustración es la de sentirse dueña de su propia vida.

Practicar la empatía
La empatía es el proceso a través del cual podemos ponernos en los zapatos de la otra persona. Es decir, podemos comprender cuál es el sentimiento y la necesidad, no solamente propias sino también la de la otra persona. Entonces, en lugar de pelear, en lugar de tener proposiciones contrarias o contrapuestas, el objetivo es comprender lo que hizo que la otra persona actuara de una manera determinada.
En el caso anterior, por ejemplo, la primera persona podría expresarle su sentimiento, su necesidad, y preguntarle a su hermana que sucedió que le hizo llegar tarde. Es posible que su hermana le conteste por ejemplo, que tuvo que atender a su hijo que se había caído y a quien tuvo que contener porque estaba dolorido y asustado. Cuando la primera persona puede comprender que le sucedió a su interlocutora, es posible que su sentimiento de frustración llegue a atenuarse. El siguiente paso sería entonces aprender a formular correctamente un pedido que permita que la otra persona sepa lo que se espera de ella en una próxima oportunidad para evitar situaciones conflictivas nuevamente.

Saber pedir
Como dijimos antes, el lenguaje entre otras cosas sirve para generar acciones. Es decir, decir cosas es hacer cosas. El pedido es una de las formas de la comunicación verbal. Tiene unas características especiales que requieren ser respetadas para que el pedido tenga una buena respuesta. ¿Qué características debe tener un pedido para ser efectivo? Primero, debe ser claro y conciso. Segundo, debe contener en acciones concretas que espera la primera persona de la segunda. No conviene, o mejor dicho no tiene muchas probabilidades de éxito un pedido que sea, por ejemplo, “necesito que me cuides más” porque para cada persona el cuidado puede ser diferente. Es más efectivo expresar en conductas concretas qué es el cuidado para la persona que lo está pidiendo. Podría decir por ejemplo “si vas a llegar tarde, te pido que me llames al celular para avisarme y no quedarme esperando sin saber cuándo llegas”.

Expresar correctamente la ira
La ira es una de las emociones que más nos cuesta expresar de una manera adecuada porque en general se producen escaladas de violencia que no conducen a una comunicación efectiva sino un conflicto cada vez más grande. Cuando podemos conectar profundamente con los sentimientos y las necesidades que subyacen a la ira, será posible disolverla y abrir un espacio de encuentro y de comunicación.
En general, las emociones provienen de un pensamiento previo. Los pensamientos pueden referirse a creencias sobre sí mismo o a juicios sobre las otras personas o situaciones. Un juicio es una forma de comunicación que tiene implicada una opinión pero que no nos permite hacernos cargo de la emoción y la necesidad propias. Una diferencia entre un juicio y una expresión sería: “es una desconsiderada” es un juicio porque implica estoy opinando, subjetivamente, sobre el ser de otra persona. “Me siento enojada cuando tengo que esperar porque siento que no soy dueña de mi propio tiempo” es una expresión de sentimientos y necesidades propios.
Los pasos para conectar con la ira son los siguientes:
Respirar profundamente dando tiempo a sentir el propio cuerpo y dónde se siente la rabia-
Identificar los pensamientos que generan este sentimiento de ira, por ejemplo “ella no me tiene en cuenta, no le importa nada mi tiempo”.
Registrar e identificar las necesidades bajo ese sentimiento de ira. Por ejemplo, “necesito disponer de mi propio tiempo”.
Hacer el pedido correspondiente.

Ofrecer reconocimiento
El reconocimiento es un paso muy importante en el proceso de encontrar la paz en nuestras relaciones. Así como solemos decirle a las otras personas lo que nos hace daño de su comportamiento y eso puede generar una u otra respuesta del otro, ofrecer reconocimiento por las cosas que el otro hace, que me generan bienestar, que satisfacen mis necesidades, puede producir a su vez un espacio armónico y un círculo virtuoso muy interesante.
Por ejemplo, “me siento contenta cuando vienes a casa y traes ese chocolate que tanto me gusta. Me encanta que prestes atención a mis gustos”. Pero nuevamente, no se trata de hacer juicios sobre la otra persona, sino de decirle cómo su acción o palabra satisface de alguna forma algo que necesito.

Hacer acuerdos efectivos
Dijimos antes que un espacio de comunicación es un intercambio entre dos. Para lograr este círculo virtuoso del que acabamos de hablar, es importante, al hacer un pedido después de haber transitado todo el proceso recién descrito, confirmar si la otra persona está dispuesta a darnos aquello que le pedimos; es decir, si tiene disposición a llevar a cabo las conductas concretas y claras que formulamos en nuestro pedido. Un acuerdo efectivo siempre incluye un pedido, una oferta, y consecuencias previstas en el caso de que el acuerdo no se cumpliera. Es muy importante explicitar las consecuencias del no cumplimiento del acuerdo.
Ambas personas necesitan saber con exactitud y precisión lo que se espera de ellas y lo que puede suceder en el caso de que esto no ocurriera. También es posible reformular los acuerdos; es decir, si el acuerdo inicial no pudo ser cumplido, volver a acordar otra cosa que satisfaga las necesidades de ambas partes

 

Comentarios

@JORGETANGO

08/05/2017



Un excelente articulo !!. Desarrollado de manera clara y concisa e inteligente. Conocido por muchos, pero no aplicado de manera conciente cuando de solucionar problemas se trata.

Cuantos casos podriamos haber solucionado recurriendo a estas herramientas, identificando adecuadamente el/los problema/s y dando respuesta inteligente a los mismos. Es mas facil "dar un portazo" que darle/s un curso apropiado. Pero.....: los resultados difieren.

Gracias por compartir este interesante articulo !!