una peripecia de vida .......


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Publicado por
@RICHI56

24/10/2010#N33735

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eramos compañeros de trabajo. Un amigo muy piola y avispado, me alertó: mirá que a Dolly le gustás mucho... Era una mujer más que bella, fresca, trasparente, dulce. Era chaqueña y causaba gracia escucharla pronunciar las elles castizamente, como hacen en su provincia. En ese verano fuímos varias veces al Lago de los Cisnes, pileta famosa en el camino de cintura. Yo la iba a buscar con mi Siambreta. En la primer salida se brotó toda, seguramente una reacción nerviosa. Nos pasábamos el día en el asombro del encuentro.
Yo desde el verano anterior iba a remar al Tigre, socio del legendario Rowing Club. Sacamos un bote doble, una joyita. Nos fuimos remando hasta el San Antonio, entonces con tramos muy solitarios. Desembarcamos junto al único arbolito, preparamos nuestro asadito, tomamos nuestro vino, y luego como lagartos nos expusimos al sol inclemente, solas su alma y la mía. Nos prodigamos besos y cariños. Yo pensaba que todo iba a ocurrir entonces, pero no, dijo hoy no, mañana. Mañana era un domingo. Pasé a recogerla a la tardecita y casi en silencio nos fuimos a "mi Refugio", allá lejos. Entonces sí, la entrega fue mutua y total. Allí quedaron huellas inequivocas de que yo había sido su primer hombre. Lo que no me animé a contarle, fue que ella era mi primer mujer. Cosas del machismo...
Después yo dejé la empresa. La iba a esperar a la salida de vez en cuando, hacíamos el amor y nada más. Hasta que Dolly fue tomando conciencia de la situación, de mi imposibilidad real de tomar una decisión. Eso debe haberle resultado muy doloroso. la última vez que estuvimos juntos fue en su casa, la madre en el Chaco. Al entrar se le escapó un "como se nota que en esta casa falta la mano de un hombre", impensable en ella. Hicimos el amor por última vez. Juro que en la cerrada oscuridad de la noche, en el momento culminante, apareció ante mis ojos una lluvia de estrellitas, como fuegos artificiales en blanco y negro. Antes de salir el sol, emprendí el regreso, y como recuerdo de la noche le hice un tremendo siete a mi preciado sobretodo de Giesso en la estación del ferrocarril.
No fue la ultima vez que la vi. A los años yo andaba dando vueltas con mi fitito, tratando de encontrar esa casa que había conocido de noche. Finalmente reconocí en una alguna cosa familiar, me bajé y me puse a contemplarla largamente. Al rato veo que la puerta de entrada, allá lejos, se abre y aparece una figura de mujer portando algo. Se acerca a la verja y compruebo que es ella. Llevaba a su hijo en sus brazos. Con la dulzura de siempre me dijo: ¿cómo estás? Cambiamos unas pocas palabras más y nos despedimos, seguramente para siempre.

 

 

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