Hola, hermosa (Dedicado a Myriam, LAQUESOY)


Registrate en Encontrarse y empezá a conocer gente ya

Escrito por
@KOPSI

31/10/2009#N29283

0 Actividad semanal
568 Visitas totales


Registrate en Encontrarse y empezá a conocer gente ya

 

Suena el teléfono y atiendo con el clásico “Hola”.
-       Hola, hermosa – responde una magnética voz varonil.
-       Hola – digo otra vez, desconcertada. No reconocí la voz, pero me pareció descortés de mi parte decir algo al respecto.
-       Cómo pasaste este día con este clima tan cambiante? me preguntó.
-       Creo que como todos – respondí – Sufriendo el calor y temblando con el viento.
-       Te sentís bien? No quisiera que mi princesa se enfermase y tuviésemos que postergar este fin de semana que nos espera.
-       ….
-       Estás callada hoy… moros en la costa quizás?
-       No me pasa nada, sólo que… - (vacilé… No sabía si preguntar o callar)
-       Debés estar cansada, mi niña. Es que trabajás demasiado. Pero este fin de semana será nuestro, alejados de nuestras obligaciones, en esa cabaña rodeada de verde. No puedo pensar en otra cosa, mi querida. Ocupa todos mis espacios y espero no haber puesto demasiadas expectativas y luego desilusionarme.
-       ….
-       No te ofendas… estoy seguro que la pasaremos excelentemente bien. Podremos ser nosotros mismos, auténticos, sin inhibiciones ni temores a miradas ajenas.
-       Claro – decidí seguirle el juego – Será gratificante para todos los sentidos.
-       Te cuento que intento dormir despierto, para no decir algo que a mi esposa la alerte acerca de lo nuestro. Supongo que te pasará lo mismo…
-       No, duermo muy bien, profundamente. Estoy siempre sola en mi gran cama. Quizás debieras seguir mi ejemplo…Si me amás no veo por...
-       No discutamos por favor. No pongamos una nota negra en el futuro. Las apariencias hay que conservarlas, por lo menos por ahora, mientras los hijos son chicos. Desde cuando dormís sola?
-       Uf! Hace bastantes años… - dije.
-       Nunca lo comentaste. No parecés la misma Lucía tan abierta y franca que…
-       Dejame decirte que yo…. – En ese momento quise decirle que no estaba hablando esa Lucía.
-       No! Es casi imperdonable esta omisión de tu parte… dije casi (y se rió apenas). Pero me encanta que me lo hayas dicho. Quisiera estirar los días en que estaremos juntos, el uno para el otro. Pero quiero preguntarte por qué fingís que tu pareja es unida, No era acaso que las apariencias no eran algo primordial en tu vida?
-       Por qué seguís durmiendo con ella? – retruqué, aún sabiendo que debía poner punto final a esa conversación.
-       Touché – dijo.
-       Si mi vida fuese perfecta no habría infidelidad. No te parece?
-       Amorcito, quiero decir que a la mirada ajena parecen una pareja feliz – dijo.
-       Escuchame… tengo que decirte algo… y es necesario que me escuches atentamente…
-       Le dije a ella que este fin de semana tenía una convención en Mar del Plata – no prestando atención a mi insistencia por decirle la verdad. Por el contrario, ya que él no quería escuchar, por qué no alegrar mi día con ese equívoco? Y al mismo tiempo, poner un poco de cordura en ese marido infiel con ambiciones de latin lover.
-       Y te creyó? – mi voz sonó socarronamente. Decidida al fin a sembrar semillas de duda…
-       Me preparó el bolso para el viaje.
-       Acaso le dijiste lo que necesitabas o lo adivinó? No pensás que se apuró un poco teniendo en cuenta que hoy es miércoles? Tu esposa es una ricurita – dije – Servicial… no estará demasiado apurada en que te vayas?
-       Qué me querés decir? – Su voz denotaba tensión.
-       Fue solamente un comentario – respondí – Qué pensaste?
-       Creés que sabe algo? O que me está ocultando algo?
-       Eso es cosa tuya – contesté – Pero me parece que está más ansiosa que vos porque por fin llegue el fin de semana. Sería justo después de todo, no?
-       Hoy estás diferente. Cizañera. – me dijo.
-       Ay! Querido. Vivir y dejar vivir. Si ella encontró alguna forma de entretenerse en los lapsos en que no estás con ella… por qué no puede hacerlo?
-       Porque tiene obligaciones para conmigo, para con nuestros chicos….
-       Las mismas que vos para con ella, para con vuestros hijos…
-       Hoy te escucho diferente… intentás decirme que no querés que vayamos a la cabaña el fin de semana?
-       Intento decirte algo desde hace rato… pero no me escuchás. Por qué no me escuchás?
-       Está bien, reconozco que quisiste decirme algo. Ahora quiero escucharte. Necesito escucharte más que nunca. Deslizame algo dulce que me alegre el día.
-       Lo que te diré tendrá el matiz de mi dulzura, no por el significado.
-       Bueno amor, dime entonces lo que querés decirme. Prometo escucharte atentamente.
-       Cómo me llamaste?
-       Amor, porque sos para mí la personificación del amor. Una mujer como pocas…
-       Zalamero! Esto no es escucharme, sino intentar seguir hablando.
-       Intento convencerte de que no tires abajo nuestro fin de semana.
-       Insisto… tengo que ser sincera.
-       Si no querías venir – su voz repentinamente cambió y pasó a dejar traslucir enojo – no tenías más que decírmelo. Estuviste jugando conmigo y con mis sentimientos. Querés que lo nuestro termine… pero podrías haberlo sugerido el lunes…
-       Tu honestidad la llevás siempre contigo? – retruqué.
-       Me estás acusando de ser deshonesto? – me dijo ya definitivamente enojado.
-       Obviamente – dije – Las aventuras amorosas con el sustento de una relación seria no tienen signos de honestidad. Creo que ésta tiene fecha final asignada.
-       Yo no te mentí. Te dije que soy casado y que tengo dos hijos. Nunca hablé de divorciarme ni separarme. Y vos me dijiste… no puedo recordar si me hablaste de algo relativo a tu vida. Siempre me escuchaste. Ni siquiera sé si sos madre.
-       Lo soy, pero eso es mi vida privada, y no hablo de ella con extraños.
-       Ahora resulta que soy un extraño para vos? – dijo, completamente fuera de sí.
-       Sos un extraño. Sí. Y si hubieses escuchado lo que quiero decirte no estaríamos hablando ahora.
-       Está bien. Te escucho.
-       Lamente haberte puesto mal – dije con la voz más dulce que pude – En serio, no pensé que esto llegaría tan lejos, pero… hace rato que quiero hacerte una pregunta.
-       Ya dije que te escucho – dijo, cortante.
-       Con quién querés hablar?
-       No te… acaso no estoy hablando con Lucía?
-       No – respondí – pero me dejaste pensando en el fin de semana…
Sara Becker
Copyright 2009/All rights reserved

 

Comentarios

@LAQUESOY

02/11/2009



Hola!!!

Sos un SOL!!!!!

Recién lo veo!!!!

En cuanto empecé a leer, no pude evitar imaginar tus caras, tu voz, y cada uno de  tus gestos leyéndolo e interpretando cada frase !

La próxima vez que nos encontremos, quiero escucharlo relatado por vos!!!!

Gracias hermosa !!!!!

Besos emocionados!!!!

Miriam