Historias: Mi eterna primavera

Escrito por
@KAPRIKORNIO

23/09/2003#N2699

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Veintitrés de septiembre. En esta mañana gris despertó Buenos Aires. Dicen los entendidos que este es, en realidad, el primer día de una primavera tan esperada. Que digan lo que quieran, el almanaque dice que ya empezó el 21.
Es verdad que aún no se nota demasiado, digo, en las flores, los pájaros, en la vida misma. Es verdad, también, que desde hace muy poco tiempo he comenzado a tener en cuenta estas cosas. Antes no. Antes todo formaba parte de un TODO, donde vos eras el centro. Mi eterna primavera. Eras mi sol, más aún, mi universo. Eras el aire cargado de un perfume exquisito y yo te respiraba a cada momento. Eras la tierra bendita donde decidí sembrar nuestro futuro. El agua fresca y clara donde calmé mi sed de peregrino errante y mi fuego, ese fuego donde me fundí infinidad de veces en noches de amor y pasión o en tiernas y dulces mañanas de primavera, de otras primaveras...
Te extraño... tanto.
Desde hace un tiempo comencé a cumplir mi promesa: veo las cosas de otro modo. Siempre hay un modo de hacerlo de manera diferente. Ya no sufro demasiado, o por lo menos trato de no hacerlo, creo que te asombrarías de mis logros. Es cierto que el tiempo ayuda, digo, el tiempo de las agujas de los relojes. Cuanto más pasa, más distancia en los recuerdos... de ciertos recuerdos, no todos. De los “perecederos” les digo yo. De los imborrables no hay tiempo que pueda, por eso es que aún te extraño... aún te extraño.
Dicen que Dios tiene un destino para cada uno de nosotros y el logro de cada ser está en saber aceptarlo. Yo, todavía, no he hecho las paces con El. No es soberbia, es que aún me duele tu ausencia, pero te prometo que alguno de estos días... cuando no te extrañe tanto...
El mundo es bello, el mundo es feo. Está lleno de color, es gris y chato. La dualidad de las cosas, aún del propio mundo. Pero no es que el mundo sea así. Claro, somos sus habitantes que, dependiendo del cristal con que lo miremos, decimos lo que decimos, ja!, filosofía barata, y me he arrancado una sonrisa, justo hoy, con mi corazón desgarrado aún. Increíble.
El mundo... la primavera... Buenos Aires y su humedad. A esta mañana gris, a través de tu recuerdo, quiero ponerle color: el verde de tus ojos, el rojo de tus labios, el negro de tu cabello y la blancura de tu alma que supe abrazar con brazos de amor...
¿Dónde andarás iluminando vidas?, ¿dónde, sembrando amor del bueno?
Acuérdate que por este mundo, en este Buenos Aires, en una mañana como esta, hace ya unas cuantas primaveras, me quedé esperando tu regreso. Aún lo hago. Si quisieras, si vos quisieras, una de estas noches llégate por lo que una vez fue nuestra casa y nuestra habitación y rescátame mientras duermo y llévame a volar por el espacio que un día fue nuestro. Regálame una noche más de amor.

Yo esperaré, como desde hace un tiempo, a que me toques con tus alas para reavivar mi primavera, para reavivar la Esperanza de un mañana junto a vos, cuando El decida, mi eterno amor.

kaprikornio

 

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