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@MIRIAN

29/12/2002#N1251

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El horóscopo

Era domingo, había amanecido frío y lluvioso
Ella decidió tomar el desayuno en la cama y leer el diario tranquila, relajada. Puso un concierto de Malher y pensó quedarse todo el día en su casa con un libro, escuchando música, en camisón y con la estufa prendida.
Estaba leyendo la revista que venía con el diario cuando llegó a la página de los horóscopos, e instantaneamente buscó el signo de Aries.
Amor: salga ya mismo a la calle que la estará aguardando el amor de su vida
Trabajo: junte fuerzas . Quédese en su casa para renovar energías. Se aproxima una gran tarea.
Sorpresa: déjese fluir, no haga nada, todo llegará a su tiempo
Aunque su primer impulso fue dar vuelta la página, no podía dejar de leerlo una y otra vez.
Mientras lo leía pensaba ¡qué pavada esto de los horóscopos! por lo menos podrían ser coherentes! ¿por qué no pondrán algún redactor inteligente para corregir las contradicciones?
Miró por la ventana, seguía lloviendo cada vez más fuerte y estaba muy tormentoso. Entonces decidió esta vez con mayor convicción quedarse en su casa. Pasara lo que pasase, ella se quedaría.
Posiblemente en lo del trabajo tenga razón, hay que juntar fuerzas, me espera una semana muy brava.
Fue a la cocina a prepararse el desayuno y no encontró nada tentador.
Tenía ganas de mimarse y las medialunas y el mate eran lo que le estaba faltando
Se vistió sólo para ir a la panadería
Cuando iba bajando en el ascensor hubo un corte intempestivo de luz ,por un rayo que había caido justo en la terraza del edificio.
Se quedó entre piso y piso y los gritos de auxilio fueron tan agudos que despertaron al instante al portero.
¡Espere Srita Laura! Quédese tranquila que llamo al técnico de guardia. En pocos minutos llegan.
¡Filomena! ¡llamá a la guardia de mantenimiento que vengan urgente!
Filomena con cuarto grado aprobado sabia leer y buscar muy hábilmente en la agenda de teléfonos de su marido. Pero ese día entre la palabra guardia y la oscuridad se le "nubló el cerebro" expresión que siempre usaba su madre cuando explicaba porqué dejó el colegio.
Y llamó a la Guardia del hospital más cercano.
Cuando Laura escuchó la sirena de la ambulancia y el ruido de la camilla le agarró tal ataque de angustia que se puso a llorar desesperadamente.
El portero no sabia adónde correr primero : calmar a la srita Laura, matarla a su mujer o disculparse ante los camilleros y en especial ante ese médico que se lo veía tan nervioso esperando en la puerta. Después resultó que era su primer guardia desde que se había recibido.
Y como una varita mágica que hubiera actuado, de repente volvió la luz. Cuando Laura bajó del ascensor sus ojos aún nublados por el llanto no le impidieron ver al médico que estaba en el umbral del edificio.
Y todos se contagiaron de la risa que empezó por Filomena. A los pocos minutos estaban todos riéndose y sin palabras ya se sentían cómplices del comienzo de esta historia.
Laura invitó a los camilleros, al médico, al portero y a su señora a brindar por el feliz desenlace de su prisión ascensoril y encargó por teléfono dos docenas de medialunas mientras ponía agua para el mate. Mate que se extendería por casi dos horas hasta que el medico, recordando su juramento hipocrático y cuidando su nuevo puesto dijo que se tenían que retirar.
Cuando se despedían le pidió el teléfono para averiguar como seguía al día siguiente la paciente. La intriga le duró sólo hasta la noche, porque pasadas las 10 la llamó y el teléfono a las 3 de la mañana aun seguía ocupado.
Que se casaron y fueron felices, ya casi todos lo podían preveer.
Que Laura averiguó el nombre de la redactora de los horóscopos y le envió una hermosa caja de bombones tampoco asombra.
Lo que las maestras del jardín de infantes no se explican es por qué a Juliancito, ese chico tan dulce y tan tímido, sus padres lo llaman Rayo.

 

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