Esperanza

Me despierto sobresaltada en una pieza que no conozco. Busca la mesa de Luz a la izquierda ,pero no está . Y ahí , mientras las telarañas del sueño se despejan , recuerdo que es mí primera noche de vacaciones en Puerto Esperanza .
Cómo la luna es larga todavía , y la luz del faro que entra rítmica y monótona por la ventana , me pongo a pensar o a divagar sobre el nombre del lugar ....Esperanza.
La esperanza, esa estrella guiñando en la oscuridad, puede ser un bálsamo dulce, pero también una cadena pesada. En el amor, la esperanza puede mantenernos a flote, dándonos algo a lo que aferrarnos cuando las cosas se ponen difíciles. Pero, ¿hasta cuándo es válido tener esperanza y cuándo se convierte en una excusa para conformarse y no actuar?

Esperar encontrar a alguien para no lidiar con la soledad puede parecer un salvavidas, pero también puede ser una trampa. Si estamos constantemente buscando en el otro lo que nos falta, podemos perdernos a nosotros mismos en el proceso.

Y en cuanto a encontrar el amor, aunque lo busquemos, siempre será inesperado. Porque el amor, en su forma más pura, no es algo que se pueda buscar y encontrar como si fuera un objeto perdido. El amor llega cuando menos lo esperamos, cuando dejamos de buscarlo y empezamos a vivir por nosotros mismos.

Así que, ¿esperamos encontrar el amor, o nos encontramos a nosotros mismos en el amor? Tal vez la respuesta esté en algún lugar en medio, en ese delicado equilibrio entre la esperanza y la acción, entre la búsqueda y el hallazgo.

 

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