La puerta infranqueable
Escrito por
@JORGE-EMILEO
Tengo ante mí una página en blanco que me desafía. Me incita a inventar historias, me seduce con la posibilidad de crear seres, darles vida, dotarlos de personalidades, asignarles defectos, virtudes, traumas, biografías. Me da su guiño cómplice para que proyecte mis anécdotas, mis fantasías, mis ilusiones y mis miedos. Me da la posibilidad de vivir otra vida a través de las palabras, sin nada que me restrinja. Me permite eludir los límites que mi realidad impone, salvo uno. No me deja ir más allá de lo que mi mente se anime a avanzar, de lo que mis traumas, miedos, mandatos y todas las cadenas de la moral y la educación me imponen. Y por más que sea una persona abierta, los límites existen, para todos.
Perdón, hay una segunda barrera, mi cabeza, que no siempre está dispuesta a volar y dar alimento a mi texto. Que a veces me vomita una poesía completa, la armazón conceptual de un cuento o el esquema casi completo de una novela. Y a veces, me deja como ahora, sentado estático ante la computadora, absolutamente inútil para teclear aun más no sea el comienzo de una idea de algo. La hoja en blanco es una muda exigencia a mi capacidad de escritor y, cuando pasa el tiempo, esa blancura se torna una puerta infranqueable.
Ese es el momento de ir a cocinar algo rico, descorchar un buen cabernet y contemplar la belleza del atardecer. Mañana, quiza, las musas tengan ganas de visitarme, soltar las amarras, liberar el ancla y llevarme a pasear por los insondables caminos de la imaginación
Comentarios
22/09/2022
Y así será; tal vez mañana, o la semana que viene...Escribir no se decide en un momento determinado, pero sabemos, que ese momento llegará.
Desde ya, los límites existen y el temor a las críticas también. Pero sabemos que ese telón blanco, un día cualquiera se salpicará con palabras, comenzando con la anhelada ceremonia que nos hace tan felices.
23/09/2022
23/09/2022
Escribir, es cierto, es mucho trabajo. Intentar una y otra vez hasta que encontramos esa frase exacta, logramos la resolución de esa situación trabada o conseguimos la cadencia exacta o la rima justa del poema. Y, sobre todo, el enorme, sistemático y casi permanente trabajo de corregir.
Pero yo creo en las musas. Para mí son reales. Pueden ser o pueden no ser personas (masculinas o femeninas). Pueden ser un recuerdo, un paisaje, un suceso o... tantas cosas. Pero como un fogonazo en la obscuridad, de pronto algo que pasó o que vi o que apareció en la mente, desata una catarata de inspiración, hace surgir un poema o me da el cuerpo de un cuento o incluso una novela.
Quizá haya otras formas de escribir. Pero no recuerdo un solo escrito mío sin un disparador inicial. Sin esa musa que me llena de la pulsión por escribir lo que me provocó.
23/09/2022
23/09/2022
24/09/2022
Abrazo Adri !!! Gracias por el elogio.
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