El viento, un viejo remendado y yo. (Ultima parte)


Registrate en Encontrarse y empezá a conocer gente ya

Escrito por
@JCM_950

12/01/2006#N7499

0 Actividad semanal
556 Visitas totales


Registrate en Encontrarse y empezá a conocer gente ya
“El viento, un viejo remendado, y yo”. (Última parte)

-Hola, como estás. Te he extrañado todos estos días. Me sentí un poco desamparado. Te alejaste y no sabía que hacer.
-Bien viejo, y no hay porque extrañarme, no fueron tantos días. Eso sí, debo confesarte que tenía un poco de preocupación por vos. No dejé de pensar un minuto en la posibilidad que te enredaras en algo nuevo y que ocurriera lo mismo que la vez anterior.
Debes escucharme amigo cuando te hablo, cuando te aconsejo, cuando te advierto. Sabes que soy muy intuitivo y que pocas veces me equivoqué. Experiencia jamás me faltó, además. Debes dar atención, toda la del mundo cuando te presento para que leas los elementos que prueban todas las bajezas a que te sometieron.
Y creer, no solo porque tienes la verdad delante de los ojos, sino porque yo te lo digo. Nunca desearía tu mal, sabes que sería el mío también. Las luces de alarma que enciendo para ti cuando algo no está bien, son para que frenes y me permitas relevarte.
Tienes una debilidad muy grande y nos puede hacer pagar un altísimo precio una vez más. Que si fuera que vale la pena, vaya y pase, ¿pero como lo que nos ocurrió?, no de nuevo.
-Estas enojado conmigo Portador, siento el reproche en tus palabras, y me hiere, no sabes cuanto. Porque no olvido que fui yo el que te arrastró a esta situación. No me has perdonado entonces.
-Pero claro que sí, como no hacerlo viejo remendado, sos lo más noble que nunca tuve y conocí. Lo que quiero es que aprendas la lección para siempre, que no olvides lo que pasó, nunca.
Para que la próxima, cuando estés otra vez dándote, y te encienda las luces de alarma por que te están mintiendo amor, de nuevo, te detengas y me dejes hacer a mí.
Y dime viejo del alma, porque tengo muchas cosas para preguntarte ahora que estamos más aliviados, ¿No te dabas cuenta que el hielo que teníamos al lado era completamente incapaz de brindarte algo bueno, generoso, nacido del corazón y no de quién sabe dónde?
-No, la verdad no pensaba eso, ya te dije, me parecía que la vida le había sacado cosas tan importantes, tan caras a los sentimientos, que casi siempre creí que su corazón era una llaga abierta y sangrante.
Trataba con mi incipiente cariño de restaurar, de aliviar sus sufrimientos, de acariciar su alma. Para que supiera que en el mundo no todo es dolor e infelicidad. Que existen aún las buena intenciones.
Como las que siempre creí que tenía para conmigo. Como la vez que nos entregamos por primera vez, a nuestra segunda salida. Y de la que tanto me criticaste que aceptara, y de la que tanto me advertiste.
-Te advertía viejo, porque a nuestros años esas cosas no ocurren como en nuestra juventud, cuando pasión y sentimientos son llevados sobre la piel. Comparto tu criterio, el aporte de afecto o sentimiento siempre debe ser mayor que el del razonamiento. Sino no sería amor, pero en ningún caso, éste, debe ser excluyente.
No recuerdas acaso que nos dijo después de esa primera pasión, ¿cuál fue el motivo por el que estuvo con nosotros?. Ver si tenía piel, eso nos respondió.
Ya en esos momentos te tendrías que haber dado cuenta. No solo traté que lo vieras, te lo gritaba para que despertaras a la realidad, para que supieras que solo eso era lo que la impulsaba. No había ni siquiera un poco de afecto. Solo la sensaciones físicas, superficiales., nada más.
-Si, recuerdo muy bién. Todo eso. Y no tienes idea como duele hoy darme cuenta que así fue, como tú dices. Soy un tonto.
-No, no es así, eres bueno, noble y confiado, que no es lo mismo. Pero si sigues en esa postura, lo padecido será una fiesta al lado de lo que puede ocurrir otra vez. ¿Tienes idea de cuantas personas de ese tipo andan dando vueltas por el mundo?.
¿Me comprendes?
-Si, lo hago, créeme, lacerándome intensamente pero lo hago. No puedo terminar de aceptar que en los afectos pueda haber otros estímulos que no sean los del corazón y el sentimiento.
Quiero creer en ellos, es más fuerte que yo.
-¿Acaso no te asombraste, no te llenó de indignación, cuando al poco tiempo de la segunda salida ya te estaba proponiendo de encontrarse, ella, a solas con los ex amantes que tuvo para tomar algo en algún lado?;
¿No ocurrió igual cuando quería repetir ese mismo tipo de encuentros con otros que sin haber llegado a ese nivel, habían sido candidatos o pretendientes?.
¿Porque jamás pidió hacer lo mismo con otros que vinieran de otro lado, como de su club por ejemplo, dónde todo el mundo la conocía.?
Únicamente insistía con los que habían sido ó eran candidatos. No puede ser que no te dieras cuenta, vamos, dime, contéstame.
-Sí claro, aunque sabes que no aceptaba la idea. Sin embargo siempre sentía que la vida había sido muy dura con ella y por eso en mi interior titubeaba en tomar otro camino. Te escuchaba, pero era tarde ya. Estaba perdidamente enamorado de ella.
Trataba, desde mis sentimientos, de hacerle ver que lo que me proponía era para mi ultrajante. Que comprendiera que no había nada peor para un corazón que ama, que tener a otro, con tal vez las mismas intenciones ó no tanto, al lado del motivo de mi pasión. Porque imaginaba ese encuentro, pensaba en esa situación.
Ella, sola, con otra persona insinuándose, tratando de convencerla, deseándola. Era realmente desgarrante. Quería que entendiera que cuando un hombre ama a una mujer, no la comparte, Que nosotros no rifamos ni exponemos nuestros afectos más queridos. Pensaba que podía entenderme. Pero no fue así. Y por eso empezaron los enfrentamientos, suaves al principio, y peor cada vez.
-De acuerdo amigo, sé de tu resistencia, pero te aclaro que no era suficiente, nunca lo fue. Tuviste muchas oportunidades de darte cuenta que era en extremo peligroso estar a su lado. No olvides cuando te narró la historia del fín de su vida en común después de mas de veinticinco años compartidos. Lo qué pasó, y porque, mientras todavía estaba en pareja y además con una persona muy cercana a su amor gravísima y definitivamente enferma.
-Por favor, me destroza recordar. Porque muy en mi interior sabía que tenía que haber terminado todo ahí, en el mismo instante en que nos fue narrado el episodio.
Es cierto, ante esos hechos debía imaginar en lo que podía esperar de ella, pero no quise hacerlo. Siempre aposté a su favor. Soy un tonto idealista, y soñador. Pensaba, igual que un contrasentido, en que aún en esos durísimos momentos se tomaba tiempo para pretender tener algo con la persona que atendía a su gravísimo ser, tan querido y venerado. Iluso de mí que trataba de ignorar ese hecho, haciéndome a la idea de que precisamente, por lo doloroso del camino que transitó, ella entonces actuaba de esa manera.
Pensaba estúpidamente que mi amor podría compensarla, hacerle ver un mundo diferente, pleno de cariño y lealtad. ¿Me explico?.
-Sí te explicas, pero voy a ir más lejos dañado amigo. Porque pretendo que atesores todo lo que este cerebro percibió, y tú no aparentemente.
Acaso, ¿no recuerdas todos los mails que leímos juntos, y en los que los distintos pretendientes manifestaban sus auténticas intenciones, muy distintas al sentimientos de amistad que ella trataba de hacerte creer que sostenían?. ¿No recuerdas lo que les contestaba?.
¿No entendías que sus respuestas para ellos eran siempre dilatorias y nunca les hacía cerrar sus puertas a esa aspiración?. ¿No veías acaso que ese hecho lo mantenía alejado de tu saber?. Que te lo ocultaba. Que te mentía. ¿Que solo te decía la verdad cuando se veía entre la espada y la pared y las pruebas de esa infamia eran tan contundentes que no cabía el engaño?.
¿No te era suficiente su concepto “ OCULTAR NO ES MENTIR”?. Por favor dime que no estabas tan ciego como para no advertir.
-En realidad no, apreciaba que el asunto era exactamente como lo describes. Pero quería creerle, era mas fuerte que yo, estaba perdido en ella, la amaba con locura, como te dije, sin limitaciones. Disculpaba, con una excusa ú otra todos sus desvíos. Tan intensamente deseaba entenderla. Nunca más volveré a hacer lo mismo, créeme.
-Pero viejo amigo, no es necesario que cambies, por el contrario. Tu forma de sentir es bellísima, no tiene fisuras. Siempre debes ser así, no de otra manera en los afectos.
Lo que si debes hacer es permitirme intervenir cuando una situación como esta se presenta. Cuando la estafa afectiva se hace presente, cuando el limite entre lo que se debe y lo que no es cruzado y largamente además, hacia el lado equivocado, tienes necesaria y saludablemente que dejarme intervenir. Y más cuando quién lo hace sabe con precisión que está trasgrediendo, es consciente que lo está haciendo, y es advertida además.
Es increíble esto que hemos vivido. Porque se me hace necesario ahora, darte un golpe más fuerte aún que todos los que recibiste. Para julio del dos mil cuatro, fue la separación que devino como lógica consecuencia de la infinidad de deslealtades, grandes y pequeñas, que cometió en menos de un año de estar juntos.
Y te lo haré breve para que no sea tan hiriente. Desde ese alejamiento hasta diciembre, esos pocos meses que pasaron, bastaron para que encontrara una nueva piel con la cual entretenerse. “Nos estamos conociendo” nos mentía ¿Recuerdas?. Y le creíamos.
Por esas cosas que tiene la vida y el amor, no obstante hubo un acercamiento. Hasta que surgió su propuesta de ir juntos a Uruguay, a pasar unos días. A esa, entre sorprendidos y contentos, le contestamos sin pensar, que si.
Fueron unos pocos buenos días juntos allí. Parecía que todo quería enderezarse, pero éramos ignorantes de sus planes.
La belleza de la situación desapareció cuando el último día de estancia en ese maravilloso lugar, al estar desayunando tempranamente porque nos volvíamos, dio entre lágrimas, una suerte de explicaciones incoherentes, sin sentido alguno respecto a nuestra relación y a la situación por la que pasábamos en esos precisos momentos. No entendíamos que nos trataba de decir, pero seguro nada bueno infería yo. Sospeché en ese mismo instante.
Se estaba justificando para poder dar, sin quedar ella en evidencia de la asombrosa deslealtad y traición que estaba a punto de cometer. Los posteriores pasos que dio y la lógica derivación de los mismos determinaron que todo terminara definitivamente a Dios gracias. Para ti emparchado, y para mí. ¿Me vas siguiendo?
-Te sigo atentamente, y con un dolor que no imaginas. Es como estar en esos momentos de nuevo. Asisto absorto, a la proyección de la película de mi propia idiotez.
Nada más que ahora mucho peor, porque me veo a mí mismo luchando contra los molinos de viento, insensatamente. Me avergüenzo profundamente de haber sido tan cándido, tan infantil, tan confiado. De haber pensado en un imposible, aquel de intentar con amor enderezar a un viejo árbol completamente torcido. De haber sentido que todavía se podía esperar un acto de nobleza.
-Porque estaba claro viejo, que nos decía antes de partir, que tenía varias invitaciones para pasar unos días afuera. Lo que no nos dijo era con quién, dónde y cuando.
Disimulaba arteramente todo lo que rodeaba a esa cuestión, a conciencia lo hacía. Mentía en los afectos, jugaba con ellos, sin más. Porque muy bién sabía que, si narraba la verdad, de dónde y cómo provenía, jamás hubiésemos aceptado su propuesta, la de nuestra ida.
Porque por si fuera poco, lo que nuevamente expongo a tus sentidos para que nunca jamás olvides, es que a la vuelta de ese viaje, a escasos dos días de arribados, nos reunimos otra vez. Y hablando de varias cosas que hacían a nuestra vida y a la relación pegada con arena que teníamos, nos comunicó que tenía intención de aceptar una de las invitaciones a pasar unos días afuera. Recuerda viejo lo que le dijimos, que si eso ocurría no habría posibilidad de regreso alguna. Y recuerda que acepto ese planteo y que aceptó de no hacerlo entonces. Pero al día siguiente cambió de idea.
Lo supimos porque mandó una serie de mensajes telefónicos en los que nos vomitaba que había decidido partir con su nueva otra piel al mismo lugar al que antes había ido y estado con nosotros. En esos telefónicos mails que todavía conservo, y supuestamente entre lágrimas, y pidiendo anticipadamente perdón por el daño que sabía nos causaba, y diciéndonos lo mucho que nos quería, nos reiteraba que la partida, era cosa decidida. No habría marcha atrás, y como bién sabes no la hubo. Toma conciencia viejo, porque le pedimos una y otra vez que no lo hiciera. Date cuenta que pudo más la carne que la lealtad.
No dejes que se pierda que paralelamente, porque es muy importante, que a la vez decía querernos mucho. Que ese particular cariño que nos confesaba sentir, lo describió por medio de otro mensaje telefónico enviado desde el aeroparque junto a su trozo de piel esperando la salida del avión que los llevaría al mismo lugar en que estuvo con nosotros.
Logras recordar que decía el mensaje que envió te pregunto. Olvídalo, no importa, lo haré yo. “Que pensaba que era con nosotros que debía irse, pero que la macana ya estaba hecha. En suma mi amigo, una puñalada en la espalda, por decir lo menos. Existen otros nombres para ponerle a estos actos, pero para que ya.
Me basta con que interpretes cabalmente lo que fue con nosotros. Lo que significó la ignominia de sus acciones, el desprecio que siempre nos tuvo. La arrogancia y frialdad de su duro, gélido e incorregible interior.
Y la pretensión sostenida a su regreso de allí. Nos llamó por teléfono, como si nada hubiese ocurrido. Nos contó lo útil que había sido esa experiencia para ella. Pudo comparar, y decidió quedarse unilateralmente con nosotros, sin importarle nuestro concepto de la situación.
Pero eso sí, no podíamos ni hablar del tema. Porque le recordaría el fracaso de su lindo viaje, en el que se “sacrificó tanto”, porque advirtió que no tenía la piel que esperaba.
Por Dios, ¿te das cuenta de los conceptos que sostenía?.
Inclusive le escribió a un “amigo”, un ex candidato que suspiraba por ella, lo bién que la había pasado y que lindo era allá. Lo mucho que nos había extrañado y que por eso había decidido reiniciar la relación. Sin consultarnos claro.
Lo que no le dijo es que entre uno y otro viaje, con siete días de diferencia, había concurrido con dos hombres diferentes.
Lo que faltaría es que ahora, para disfrazar este aterrador cuadro, trate de justificar de alguna manera lo definitiva y absolutamente injustificable. Pero por otra parte sería coherente, nunca hubo conceptos ni explicaciones, todo lo que tuvo para dar, fueron excusas.
¿Entiendes ahora?.
Menos mal que guardo todos los mensajes, los mails, los telefónicos, todos. Porque sino, quién podría creer que alguien así existe.
Ni siquiera tú.
-Has sido durísimo conmigo. Estoy casi como al principio de aquel entonces.
No sé si podré recuperarme del mandoble que me has dado. No tuve mala intención al amar. Creo haber sido claro, honesto y simple en ese entonces, como siempre.
No entiendo porque eres tan cruel conmigo.
-Porque mi viejo amigo. Te observo como no escarmentado. No olvides que en la anterior confesión que tuvimos, me mencionaste que podrías intentar volver a dar de beber a una piedra. Y eso, de ahora en más, ni siquiera permitiré que se te ocurra.
Te diré ahora de algunas acciones que me parecen pasaron inadvertidas para vos, pequeñeces, a las que si les hubieses prestado la suficiente atención y actuado en consecuencia, la historia sería muy distinta.
Recuerda:
Las escasísimas veces que dijo “te quiero”, no más de seis en un año, y siendo generosos. Y encima casi arrancadas. Que jamás en sus labios estuvo para nosotros la palabra “amor”. Que si alguna vez fue así, fue para aclarar que no lo sentía, y que solo nos quería. Y que eso fue desde el principio.
Todas las veces en que si tenía que sacrificar algo, invariablemente nos lo enrostraba para que no tuviéramos el atrevimiento de volvérselo a pedir. Cuando nos decía que extrañaba los abrazos de su anterior relación. La que tuvo con su ex. Sus lamentos por perderse unos partidos de tennis por tener que estar con nosotros.
Cuando involucraba a sus hijos para que de todas las formas disponibles, impidieran que llegara a nuestro conocimiento la entrada de algún llamado proveniente de algún inoportuno admirador.
Cuando decía que tenía miedo a ser infeliz porque no sabia amar. Que nunca había amado alguna vez a algún hombre, ni a su ex marido. Pero no obstante y pese a confesar desconocer lo que era, igual quería darnos clase de que se trataba.
Cuando mentía diciendo que estaba en un determinado lugar con una amiga y en realidad estaba en otro y no precisamente con una amiga.
Cuando le reclamábamos afecto y nos salía diciendo que ella preparaba la comida con amor. Cuando sin hesitar nos dejo colgados para nuestro cumpleaños porque ella tenía una reunión importante- un casamiento-. Y al que en un principio iríamos juntos, pero luego mágica y misteriosamente no podía ser así.
Cuando fijamos de común acuerdo un orden de prioridades que jamás cumplió.
Y queridísimo amigo, tantas cosas más te diría para que recuerdes lo que pasó, que sería tan extenso como doloroso detallarlas, porque ambos las conocemos todas.
No quise ser cruel contigo, eres realmente tan noble y confiado que a veces temo por los dos. Entonces, como hace cualquier buen amigo que se precie, hago nada más que cumplir con el mandato que obliga nuestra relación. Te protejo diciéndote las cosas como realmente son. Sin engaños ni anestesia.
La verdad, la única, sin atenuantes ni floreos. ¿Estas ahí aún?.
-Me has dejado hecho una piltrafa, para que negártelo. Me siento más culpable que nunca por haberte defraudado. Por haberte avergonzado. No tengo perdón, lo sé. Espero que algún día puedas disculparme por todos estos disgustos a los que te expuse. Pero si de algo sirve y en mi descargo, puedo decirte lealmente, que jamás tuve mala intención con nadie, y menos contigo. Soy culpable de ingenuidad y credulidad, de haber confiado.. De soberbia también, porque confié en que yo solo podía con todo. Soy culpable por no haber escuchado tus consejos y advertencias
¿ Y sabes que?, descubro por transitivo, que también soy culpable de haber amado.
Perdóname.
-Nada hay algo que perdonar mi buen corazón. En realidad cuando te estafan, es inexorable que no te des cuenta del engaño, de la mentira. Para eso son las trampas, para que caigas en ellas, aún, aunque tengas todos los sentidos alertados. Eres completamente inocente. Además sé, que jamás te impulsó la mala intención, me consta.
Anda, tómame de la mano y nunca volvamos a caminar cada cual por su lado. Seremos alimento de las fieras sino. Conduce tú este carro, porque así fue desde que vinimos al mundo. No tiene porque ser diferente ahora. Solo préstame atención y mira hacia donde estoy cada tanto.
Y ven, acércate, lloremos juntos por última vez, abrazados. Sellemos así este nuevo pacto, y prometamos que no habrá un regreso a la ignominia y la traición. A la deslealtad y al desamor. A la justificación y a la excusa.
Te quiero viejo corazón, de verdad lo hago.
-Y yo a ti, mi orgulloso portador.
Por último y antes que partamos, me pregunto y te pregunto, ¿Que haremos con viento, nuestro nuevo amigo?
-Nada parchado, déjalo en paz marcharse, puede que lo necesiten en otro lugar. Recuerda: la ignominia está suelta ahora.
Nosotros nos bastamos solos. No precisamos su muleta ya, por suerte. Se llevó toda la pesada carga que le dimos y más. Cumplió, estamos en deuda con él.
Lo peor ha pasado. Pero queda sin terminar claro, porque esto no hizo sino principiar. Ahora somos completamente libres, al fin.
-¿Y hacia dónde iremos, que rumbo tomaremos?.
-El que nos indique nuestra conciencia y nuestra convicción viejo, en ese orden.

 

Comentarios

@ANALIAPADILLA12

19/01/2006

.  
@MARINA

19/01/2006

.  
@MARINA

19/01/2006

.  
@MARINA

19/01/2006

.  

ARG

ARG

MUJER de 50 en La Matanza

Hola! Cómo va? Espero que estén muy bien! Cómo dicen que soy....Carismáti

¿CONOCERLA?

NO

Más Mujeres
ARG

ARG

HOMBRE de 53 en Tigre

Me gusta el deporte salir a pasear en compañía y disfrutar de unas buenas vaca

¿CONOCERLO?

NO

Más Hombres

Salidas Grupales

Ver Todas

Últimas notas

Ver NUE+COMEN
Registrate y comenzá a conocer gente linda