25 DE DICIEMBRE ....LA FIESTA DE NAVIDAD....MONYC RUBI


Registrate en Encontrarse y empezá a conocer gente ya

Publicado por
@MONYC_RUBI

25/12/2005#N7318

0 Actividad semanal
589 Visitas totales


Registrate en Encontrarse y empezá a conocer gente ya


25 de diciembre


LA FIESTA DE NAVIDAD


Para cumplir el decreto de Augusto, para inscribirse en los registros públicos, José el carpintero, acompañado de María, su esposa, abandona su casita de Nazareth. Cuatro días de marcha, desde las montañas de Zabulón hasta el corazón de la Judea. azotado el rostro por el viento afilado del Libano, heridos los pies por la aspereza de los caminos helados. Primero, las llanuras de Esdrelón, que les dejaba en los límites dc Samaria; después En-Gannim, Siquem... Pasan al lado de las torres de Sión, y algo después divisaban las primeras casas de Belén, la ciudad de David. Allí se dirigían los dos nazarenos, porque ambos eran "de la casa y familia de David, que mil años antes había apacentado sus rebaños en los campos betlemitas. Atravesaron el valle fertil donde estuvo en otro tiempo el dominio de Booz y de Jessé, subieron una colina blanca y suave, y en el momento en que agonizaba la tarde, se detuvieron delante del Khan, un edificio rodeado de soportales, con un gran patio central, donde se amontonaban las caballerías. La gente gritaba, discurría ligera de un lado a otro, se saludaba a voz en cuello, cantaba, bromeaba. José abrióse paso entre la multitud no sin prever una desagradable acogida. "María, encinta— pensaba—; y esto parece atestado de extranjeros." Y así fue; una y otra vez le dijeron "que no había lugar para ellos". Insistió, suplicó; todo inútil.

Allí, cerca de la posada, abierta en la montaña calcarea, le señalaron una gruta que estaba habilitada para establo. Es el único refugio que pudieron encontrar los dos viajeros de Nazareth. En él, desprovista de toda asistencia, en una noche de invierno, entre el mirar asustadizo de las mansas bestias, llególe a María la hora de dar a luz, y al filo de la medianoche, de una noche fría y oscura, nació el que es "la luz del mundo". Un albergue pobre, destartalado y lleno de telarañas fue el primer palacio de Jesús en la tierra; un pesebre sucio, su primera cuna; un asno y un buey, según la vieja tradición, los que le calentaron con su aliento. "Y Maria —dice San Lucas---le envolvió en pañales y le reclinó en un pesebre."

Y adoró a su hijo como a Dios. No conoció en su parto las miserias de las hijas de Adán. Dió a luz sin sentir el dolor, consecuencia del pecado. y sin perder privilegio de su virginidad intacta. Jesús, dice San Jerónimo, se desprendió de ella como el fruto maduro se separa de la rama que le ha comunicado su savia: sin esfuerzo, sin angustia, sin agotamiento. "Virgen antes del parto, en el parto y después del parto", dice San Agustín.

El mundo no sabe que acaba de realizarse el más grande acontecimiento de la Historia. Es el Cielo quien viene a decírselo y a poner una luz ultraterrena en aquel nacimiento humilde. Al oriente de Belén, camino del mar Muerto, se extiende una verde llanura, donde antaño se elevaba "la torre del rebaño", junto a la cual plantó su tienda Jacob para llorar a su amada Raquel. Por aquellos campos espigaba Ruth. Ahora, una iglesia, escondida entre olivos, señala allí el lugar sobre el cual se abrieron las nubes para dejar ver una nueva luz.

"Un grupo de pastores—dice San Lucas—guardaba sus ganados y velaba durante la noche. De pronto, el ángel del Señor se les apareció, la gloria del Señor les rodeó de luz y fueron poseidos de un santo temor." Un hijo de Israel no podia ver un rayo de gloria que caía del cielo, sin recordarle los rayos de Jehová, a quien no se podia ver sin morir. Pero el ángel les tranquilizó diciendo: "No temáis; os anuncio una gran alegría para vosotros y para todo el pueblo. Cerca de aquí, en la ciudad de David, acaba de naceros un Salvador, el Cristo, el Señor, y ésta es la señal que os doy: encontraréis un niño envuelto en pañales y reclinado en un pesebre."


Y a la escasa luz del establo vieron un hombre alegre y apenado, recogido y silencioso, y una mujer bella y joven que con solicitud amorosa se inclinaba sobre su Hijito, y un Niño que les miraba con sus profundos ojos abiertos, y ofrecía a sus besos sus carnes rosadas, delicadas y temblorosas. Era el signo que les había dado el ángel. Ellos le reconocieron y su fe se manifestó en transportes de gozo; contaron una y otra vez lo que les había acontecido en la majada, "y todos se admiraban al oír su relato", porque la gruta empezaba a llenarse de gente. Después de ofrecer lo poco que tenían: los blancos donativos del pastoreo, la leche. el queso, la lana y el cordero, que el amor y la fe hacían más preciosos que todos los tesoros del mundo, "se volvieron alabando y glorificando a Dios de todas las cosas quc habían oído y visto, según les fuera anunciado". En medio de aquel ingenuo alborozo. que se reproduce cada año en la más pura de las alegrías del mundo, la madre de Jesús callaba. "María conservaba todas estas cosas, rumiándolas en su corazón", hasta el día en que se las cuente a San Lucas, su pintor, su evangelista. Porque es ella, sin duda, quien le inspiró este relato, sobrio y tierno a la vez donde se descubre la mano de una virgen y el corazón de una madre.

¿Quién, sino María, puede haber descubierto esta dulce intimidad? Sin embargo, es la actitud normal de una madre en presencia del hijo que le acaba de nacer. Aunque guarde un silencio, al parecer, indiferente, lo oye todo, lo ve todo. Con su mirada intuitiva ha tomado posesión del pequeñuelo y en el fondo de su alma está ya tejiendo la cadena de alegrías y tristezas que van a formar aquella vida palpitante que acaba de traer al mundo. Es Lucas, el médico, quien ha puesto de relieve esta nota característica de toda maternidad. En torno de toda cuna se alaban las gracias del recién nacido, se exainan sus rasgos, se felicita a la madre. Esto mismo sucedió en el pesebre de Belén. También los pastores, en medio de su rudeza, conocían ese vocabulario de diminutivos graciosos, de palabras amables, que brotan sin esfuerzo del corazón en presencia de un niño que acaba de nacer. Las generaciones cristianas celebrarán con músicas, pastorelas y villancicos los encantos del "pequeñuelo" que había anunciado Isaías. San Francisco invitará a cantar a sus frailes, y dará en este día doble pienso a la mula y al buey; Santa Teresa bailará con sus monjas en torno a un nacimiento al son de las castañuelas. Pero el primer villancico resonó en Belén.

"La exultación—dice una secuencia antigua—estalla en el corazón de los creyentes. ¡Alleluya! Nuestro Rey sale de la puerta intacta. ¡Alleluya! Porque el mensajero del eterno consejo sale del seno de la Virgen como el sol de una estrella; sol que no tiene ocaso, estrella que nos alumbra con vivo resplandor, siempre más pura."

FRAY JUSTO PÉREZ DE URBEL, O.S.B.

 

Comentarios

Aún no hay comentarios. Iniciá una conversación acerca de este tema.


ARG

ARG

MUJER de 50 en La Matanza

Hola! Cómo va? Espero que estén muy bien! Cómo dicen que soy....Carismáti

¿CONOCERLA?

NO

Más Mujeres
ARG

ARG

HOMBRE de 54 en Boedo

54

CABA, Boedo

Abogado, no carancho. Tranqui. Vida sana, lo que no excluye placeres mundanos. ð

¿CONOCERLO?

NO

Más Hombres

Salidas Grupales

Ver Todas

Últimas notas

Ver NUE+COMEN
Registrate y comenzá a conocer gente linda