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Publicado por
@AUGUSTO4

13/02/2020#N71636

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Allá, afuera, frío y llovizna. Copiosa llovizna. Incesante. Interminable llovizna. Mete las manos en el bolsillo del gabán y saca un cigarro. El humo se le mete en la nariz y en los ojos. Lloriquea. No sabe si realmente es el humo lo que le hace lloriquear. No sabe. Se refriega los ojos y el ardor no cesa. Atraviesa el garaje con la mirada nublada por el humo, certeza de humo y de lágrimas de lloriqueo incompresible. Se lleva por delante una silla mal acomodada. Putea. Se putea. Quién más que él pudo haber dejado la silla fuera de lugar. Nadie entra a la casa desde hace mucho tiempo. Va hasta el equipo y pone un disco. Pone el volumen a “87” para que no le llegue el ruido de la lluvia desde afuera. Ya terminó de lloviznar, ahora llueve, mucho, demasiado…

Se queda oyendo la música… le desagrada aquella música que lo aturde y quizás eso sea lo que esté buscando, que la música le aturda la cabeza y los pies y las tripas. Le pega una profunda chupada al cigarro y escupe el humo entre catarros inmundos que espeta desde sus pulmones acongojados.

Corre a la cocina en carrera inútil. Nadie lo persigue… o si. Quizás él mismo… Quizás esté corriendo detrás de sí, corriendo hasta alcanzarse para agredirse violentamente. Agredirme violentamente, reflexiona. Es eso lo que está haciendo en estos últimos tiempos: agredirse violentamente. Y no se arrepiente de ello. ¿Tendría que arrepentirse?

Es que…, no tiene sentido en estos tiempos, agredirse tan violentamente. Ya debería estar amigándose con él. Pero no tiene elementos que le permitan amigarse con sus actos y pensamientos, con sus no logros, con su nada. Sube las escaleras; deja atrás la cocina y el living y el pasillo y se mete en el baño, semidesnudo ya, desparramando camisa en el pasillo y pantalón arrojado sobre la cama desde la puerta de la habitación… y sentado en el retrete, se esfuerza para expulsar atrocidades a la cloaca y meterse luego bajo el agua ardiente que sale por la ducha. El agua corre por la espalda y se queda allí… expectante, esperando el dolor que arde, expectante hasta sentir el alivio a la contractura que el frío ha depositado en sus hombros y caderas y continúa refregando piel y cabellos hasta quitarse de encima mugres y sortilegios.

Metido en su bata, prende otro cigarro y prepara un café negro, fuerte, amargo, astringente de hervores. Taza en mano, se sienta junto al fuego reavivado con el atizador y de espaldas al fuego, mira los sillones y la ve, desnuda, observando con tus ojos verdes que le penetran los suyos y se incendia de tan solo verla…, verla, sentirla, extrañarla, desear y confesarse indefenso y aterido entre las llamas… entre su espalda y la mirada aguamarina desde lo profundo de sus mares asiáticos y se estrella contra las piedras del piso arremolinado en callosidades. Y ella le pide un cigarro y no fumas, y le dice…, que siempre hay una primera vez, y le responde, y tose con una primera pitada y mira cómo la brasa se difuma entre cenizas y escupe palabras con humos atravesadas y lo mira nuevamente… con su mirada aguamarina de mares asiáticos y desaparece tras los llantos que le siguen brotando y se despide del destino, ese destino que le llenaba de utopías por perseguir desaparecidas inexactitudes desparramadas en papel de cartas escritas entre remordimientos por incongruencias… y qué despilfarrados deseos desde abismos hasta cimas de montañas… de arbustos incendiados y que solo, tan solo… le dejaron humaredas entre manchas azuladas que le dejaron áridas tierras en dónde nada crece y dónde las miserias se adueñan del futuro.

Se mira. Entre vaguedades… y se deja caer dentro de la copa de licor rancio para obnubilarse de conciencias hasta despeñarse en desmemorias que le despierten de la locuacidad que antiguamente lo invadiera.

-Te fuiste de mi lado y me quedé desamparado de incógnitas- dijo, en absoluto silencio.

Y quizás, esas sean las inequidades que se acentuaron dentro de las páginas de los escritos dejados de lado, incongruentes, imprecisos… vacíos.

 

Comentarios

@ABBLE

14/02/2020



Ese texto merece:

 

ACABAR CON TODO

Dame, llama invisible, espada fría,

tu persistente cólera,

para acabar con todo,

oh mundo seco,

oh mundo desangrado,

para acabar con todo.

 

Arde, sombrío, arde sin llamas,

apagado y ardiente,

ceniza y piedra viva,

desierto sin orillas.

 

Arde en el vasto cielo, laja y nube,

bajo la ciega luz que se desploma

entre estériles peñas.

 

Arde en la soledad que nos deshace,

tierra de piedra ardiente,

de raices heladas y sedientas.

 

Arde, furor oculto,

ceniza que enloquece,

arde invisible, arde

como el mar impotente engendra bubes,

olas como el rencor y espumas pétreas.

 

Entre mis huesos delirantes, arde;

arde dentro del aire hueco,

horno invisible y puro;

arde como arde el tiempo,

como camina el tiempo entre la muerte,

con sus mismas pisadas y su aliento;

arde como la soledad que te devora,

arde en ti mismo, ardor sin llama,

soledad sin imagen, sed sin labios.

Para acabar con todo,

oh mundo seco,

para acabar con todo.

 

OCTAVIO PAZ

 

 

 

 

 

 

   
@AUGUSTO4

14/02/2020



un maetro Octavio, Ojala pudiese yo un poco como él.

gracias  
@ABBLE

14/02/2020



Me imagino que hay mucho de oficio detrás de un poema logrado. Siempre se dijo que el talento sólo contribuye en un porcentaje mínimo a los logros. Tal parece que se le atribuye a Einstein el dicho de que el genio se logra con un 99% de esfuerzo y 1% de talento...wink

Si, eso creo. Hay que trabajar mucho para lograr algún éxito y rezar para que no venga algún tornado que destruye todo.